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Historia

Capítulo 9 La advertencia.

Palabras:1723    |    Actualizado en: 03/10/2024

rad

itable que el impacto de eso no lo hiciera llevar a los

cuenta de banco del esposo de su clienta, y él vio ese trabajo de ma

esto para robarle di

información de su vida, y fríamente ella respondió

que la morena solo estaba ocultando el hecho de que también usaba su tra

que tenían tiempo sin verse. Y era notorio que ella no era muy conoci

tás bien?, ¿qui

pudo evitar sonrojarse cuando vio la c

es -murmuró ladeando la mirada, por

blar con nadie, solo

erle tierno la manera en la que el hombre e

lan

de su cabello por

lo D

ylan -respo

ausó y algo incomoda dejó de limpiar esa zona de l

que contuvo el aliento. Briana no estaba delante de él con la

bajaba cada vez más el tono de su voz, percatándose que nadie además de

ó abrumado, la rubia

para ti, pero veo muchas cosas, sé m

s labios, llenán

explicación

a se acercó m

chica le provoc

naba más rápido de lo normal hacia. Su corazón esta

de reojo a Briana, quien con la repentina presenci

ándole una advertencia a Briana con la mi

do no pudo seguir fingie

así que por favor, salgamos de aquí o vamo

hel. Eran alrededor de las doce de la madrugada y la angustia e

aba por culpa de ella. Es

ión que Reymond le dijo que se podía quedar esta m

on una cama individual y un

sin saber qué cosas se habían hecho allí. El lugar olía a hum

tó su espalda de la cama, él se sentó en la

ansado, pero al menos

encontraba en la cama, y le extendió u

dio esto? -

iendo el nudo en su garganta-. Este es mi pasado, de aquí vengo -confesó señalando a su alrededor-. De una familia de traficantes y delincuentes. Tuve una mala vida, pero a los dieci

el hombre no pudo más que sentir su

cosa que odiar en la vi

la, pero solo pudo ser capaz de

ndo empatía por ella-. En el fondo

nto orgullosa; así que perdona si no te dije de esto antes. Creí que ya no confiarías en mí. Y yo... -Se limpia la cara con la mano bruscamente-. Siempre he s

evantando su rostro con sus m

nes un buen corazón, Rachel. Lo tienes. El simple hecho de haberte ido

os halagos que consideraba en ella, sacu

quí. Me he fallad

Rac

se de hablar, tocaron l

Reymond examinarlo de mala forma, como a

á lista, los e

y su hermano

Además, no tienes que ir a comer si no quieres -agre

pasaba siempre, y en parte se sentía ave

una forma que la hizo

esos tiburones -bromeó, s

dría defenderla como le gustaría, sabía que ella

no había manera de que pudiera desconfiar de ella. Jamás

ujer por la cual él estaba desarrollando sentimientos r

ndo salieron de la habitación. Ella se había

aba un gran banquete servido, p

a electricidad

ue fal

uchara la voz de Reymond recordándoles que había un generador de

evo teléfono rápidamente alumbrando

ción de ellos, y la molestia la emb

el hombre que sostenía su mano y miraba todo u

o provocó que corrieran rápidamente detrás de la barra ocultánd

uelo! ¡Nos e

choque y

tres, cuat

, aunque después de unos segundos los fieles clientes y los hombres de Lewis defendían

ólvora los

hel a la rubia tapando sus

como miles de cohetes siendo lanzados a la misma vez, quedando i

errado-. ¡Sabía que pasaría! Lewis siempre tie

y se acercó a él mientras este la envo

uí -le aseguró e

a sentían la neces

que no esperaban que la gente de Lewis Montana

-la voz de Lewis s

todos los clientes temerosos sobre el piso, escombros, vidrios rotos y

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