iosa de la metrópoli, y la noche parecía seductora
onde Horace había reservado una sala privada par
una sola palabra a su esposa, quien también mantuv
o entre su hijo y su nuera? Él sabía que no había amor entre ellos, pe
nto apropiado para que su hijo diera el siguiente paso en su relación. Las relaciones entre l
e. Lionel se apartó de ella rápidamente y se sentó junto
ible ante las acciones de Lionel. Ella sabía cómo desempeñar el papel de la obediente nuera en esta
me gustaría hacer un anunc
Horace se aclaraba la garganta. Había una expresión de digni
a prestando atención. Cassandra no tenía interés en nada de lo que suce
tro de Cassandra, había la sombra de una sonrisa fría en sus labios. Chasqueó la lengu
que cada uno de ustedes lo tra
de su boca. Apenas había terminado de hablar cuando la copa de vin
le encogió el corazón. Jill se levantó de su silla, co
r qué no lo hablaste conmigo primero? No
ando dónde estaba. Horace la miró fríamente, d
nes derecho a d
detuvo, y la mirada profunda de su marido hizo que se callara de inmediato. J
" en su rostro. El ambiente de la reunión se tornó grave. Cassandra no conocía al hombre que Horace había mencionado, aunque el nombre le par
va a Cassand
o. Lionel ya estaba harto de estar en este lugar, así que en el momento en que su
suegros una sonrisa forzada y sigui
n sus problemas. Cassandra suspiró aliviada tan pronto como salió del r
indiferencia, Cassandra se aguantó y abrió la puerta trasera para entrar. Como no llevaba
l asiento del conductor y miró a Cassandra a través del espejo retrovisor, vio la cautela en s
nca pero despiadada, sin dejar de mirarla. Cassandra levantó la cab
assandra, todavía sabes cómo actua
e torció en una sonrisa bur
lo que estaba oyendo. Este hombre era inimaginab
llamar a un taxi", Cassandra dijo sin mostrar ninguna emoción, sentada muy quieta. La timidez en s
de regreso a casa? Lionel siempre la había odiado, por lo que le r
es de que Lionel pudiera rechazar su petición, ella levantó
hombre del que papá estaba
mo apareció el nombre de este controvertido hombre. Al instante, se di
que sepas quién eres. ¡Ahora eres una mujer casada,
ando de ella. Pero para Cassandra, su comportamiento no era
dinero. Quiero irm
ra recibir el dinero del taxi. Simplemente le había hecho una pregun
soluto, sin importar cuán hirientes fueran sus palabras. La falta de reacción a las palabras d
ien dólares y se lo arrojó sin preámbulo, diciéndole con una voz profunda e inexplica
y lo miró a través de los cristales tintados de las ventanas. ¿Quién quería quedar
o, ¡a ella le entraban ganas de go
sentado en su auto, con las manos apretadas alrededor del volante. Sus ojos furiosos mostraban t
ado mucho desde que se había marchado a Roma, aun