o 1 -So
ri
a siguiente, la vida cotidiana debía seguir y con ella mis responsabilidades. Así que, luego de tomar una
-dijo mi secretaria al entrar en mi oficin
ción VIP. Y así pasaban mis días, y de ser un cliente habitual de ese club, pasé a ser un cliente diario y a cada vez ir más temprano. Incluso, mi ansiedad, me llevó a que una noche tuviera que esperar que abriera. El tiemp
había dicho, pero b
dijo casi en un susurro -pue
conocí, luego de eso, siempre los tuvo cubiertos, pero no necesité verlos, sentí que la conocía. En un momento levantó el rostro y no pude evitar pegar mis labios a los suyos, pensé que me iba a rechazar, en lugar de eso abrió su boc
eri
ó escapar e
ándome unos centímetros de ella y a
eñor, pregunte? -me res
or tu voluntad o
aquí por m
si te están obligando,
uí por mi voluntad, soy perfectamente
e se supone que
n club nocturno
como ba
o como b
uién más
a to
qué, pero me molestaba la idea de que pudiera bailar para a
ara usted, señor, el encargado n
í, ¿para cuán
le hiciera un baile privado y, como ya le dije, el en
a tan sensual, para algún otro hombre, sobre todo, que no la valorara como la valoraba yo y
é otra p
sas palabras hicieron que mi entrepierna reacci
ra saber si, aparte del baile, ¿puedo contra
cuando habla de otro tipo de s
ero saber, ¿si te puedo c
que lo acompañ
ba haciendo inocente o e
te acuestes conmigo, ¿fui lo suficientemente claro?
rse en el sillón y caer sentada. Pude ver como su respiración comen
iendo que quiere que
ta! Porque si dices que sí, no dejar
tan nerviosa el echó acostarse conmigo, se supone que era su tra
a ti, no veo dónd
ncé a acariciar su pierna, l
.. -pero no la dej
o?, pide lo que quie
o, se trata de que...
e lo hagas como lo haces habitualmente con alg
odría ha
enos te agradab
que no lo he visto
es el problema? -pregunt
n un hombre antes, entonce
el cual tener un intercambio sexual, que bailara de la manera tan sensual que lo hac
dió, solo asintió con la cabeza -¿Por qué estás en
ad y nunca he tenido se*xo con ningún hombre -me moví en el sillón, como para ponerme de pie, mi
oz se tornó ronca y mis
murmuró muy
timidad, mientras atacaba con mi boca la suya. Me encontré con que estaba muy húmeda, lo que quería decir, que en realidad ella también lo deseaba-¡Por Dios, Natasha, estás empapada! -ella no respondía, solo jadeaba -yo puedo enloqu
lesta... -dij
ello con mis labios y disfrutar del temblor de su cuerpo, mientras le daba placer. Luego de unos minutos, la o
ó agitada, tratando de recobrar la calm
peraba. Si quieres, mañana retomamos dónde
la tomé del brazo y le ayudé a llegar hasta l
era sé su
ria