ro cada tarea parecía un desafío imposible. Sus manos temblaban mientras alimentaba a los animales, y sentía el latido de su corazón en la ga
gallinas, algunas plumas revolotearon al viento, y Kaira se quedó mirándolas, perdida en sus pensamientos. Todo a su
e como un eco, y el peso de la responsabilidad era casi aplastante. ¿Cómo iba a dejar todo lo que conocía? ¿Cómo podría vivir sabiendo que
ido jugando en esos campos, persiguiendo mariposas y recogiendo flores silvestres con su madre. Pero todo eso ahora se sentía como un sueño lejano,
nea de su rostro. Los cuchillos y utensilios de cocina parecían tan pesados como su propio corazón. Alonso entró en la habitación y se detu
rcándose a ella–. ¿Estás segu
lágrimas. Sus labios temblaron, y su voz ap
–preguntó, su voz quebrada–. ¿Cómo
ranquila. Las manos de Vanesa eran frías y frágiles, c
ce un futuro, uno mejor del que podemos darle aquí. Si eso significa que
to, el sonido de un motor llegó desde el camino. Ambos se tensaron, y el aire de la coc
desconocido resonó en sus oídos, y todo su cuerpo se tensó. Alonso se movió rápidamente hacia la ventana, apartand
temblorosa. Sentía como si el miedo
r el camino de tierra. La figura al volante estaba oculta por el ref
l –dijo en un susurro–. Solo están haciendo
rlo en la piel. Sus piernas estaban rígidas, y un sudor frío le empapaba la nuca. Miró a su m
hombro? La idea de perder a sus padres le provocaba una angustia indescriptible. No estaba preparada para dejar atrás todo lo que amaba, pe
razón se detenía. Alonso apretó los dientes, buscando algo con qué defenderse. Vanesa se acercó a Ka
sa al oído–. Tienes que ser fuerte, ¿me
rimas se deslizaran por sus mejillas. El abraz
ostró signos de hostilidad. Se movía con la calma de alguien que sabe que tiene el control. Se dirigió a la puer
, con la voz firme, aunque s
s de sol y sonrió, una sonr
–dijo–. Tengo un
o lo suficiente para escuchar. La tensión en el
guntó, intentando contro
nclinó la cabe
aba. Quiere lo que pidió.
taba hecha, y el tiempo realmente se estaba acabando. El mensajero
el momento de la verdad se acercaba. La incertidumbre y el terror la envolv