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Historia

Capítulo 5 5: La Traición Inesperada

Palabras:1060    |    Actualizado en: 03/11/2024

a. A cada paso, el frío del suelo le calaba hasta los huesos, pero no podía permitirse detenerse. El miedo la mantenía en movimiento, a pesar de que sus piernas temblaban y las lág

e angustia se repetían en su cabeza, golpeándola con una fuerza que la hacía estremecerse. Cada eco parecía una sentencia, un recordatorio de todo lo q

un segundo se sintió mareada. Su corazón dio un vuelco. Había llegado. Estaba a salvo, o al menos eso creía. La promesa de segurida

adas y las manos cubiertas de tierra. El alivio inicial fue breve, pues al levantar la mirada, se encontró en el patio tra

lenos de advertencia, y Kaira sintió que el nudo en su estómago se apretaba. La puerta trasera de la casa se abrió de golpe, y J

ia al verla allí, destrozada por lo que había vivido, y Kaira sintió que la esperanza comenzaba a d

rador escapó de su pecho. El mundo a su alrededor parecía derrumbarse, y todo lo que quería era sentirse a salvo

gesto, había una inquietud palpable, una duda que no había estado allí antes. El calor de sus brazos

orge, su voz rota por la culpa–. Pero no

aba. Jorge no parecía el protector que esperaba encontrar. Había algo oscuro en su mirada, algo

o de Jorge. Sus piernas temblaban de agotamiento, y sentía como si el suelo estuvie

os se desviaron, incapaces de sostener la mirada de la chica a la que había pro

a de agonía–. Que si alguna vez llegaba a saber alg

corazón fue como un golpe sordo de incredulidad. Jorge, el hombre que ella había visto como un amigo de la familia, había entregado su vida pa

endo por sus mejillas–. Lo siento tanto, pero n

la desgarraban, y cada fibra de su ser quería gritar, luchar, hacer algo, pero estaba atrapada p

ceó, su voz rota–. Mi famili

ía hecho su elección, y Kaira estaba pagando el precio. Sus hombros se sacudieron con

de Emel. Los haces de luz cortaron la noche como cuchillas, y Jorge se tensó, sabiendo que había llegado el

na desesperación renovada–. Escóndete en el cob

puertas de los vehículos abriéndose y las voces de los hombres de Emel resonó en la distancia, acercándose cada

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