e veía nublado por una infinidad de nubarrones negros, anunciando la llegada de una fuerte tormenta. El invierno h
ey se encontraba allí de pie, afuera, frente a los veinticinco arbustos de camelias perfectamente podados
en la que podía contemplar de cerca la sonrisa más hermosa que algunos ojos tuvieran la dicha de dis
jamás desaparecería, que estaría ahí, clavado como una espina en
su atención, sacándolo de sus recuerdos y
é su
ar usted afuera
lo que te preocupa –respondió de form
fuerzas, desfallecía y temía no poder soportar más antes de
comenzará la selecci
cada año no teng
ueda hacerle compañía. Lamento ser quien diga est
mposibles, pero sé
cualquier parte del Imperio, entre millones de ciudadanos
rca, eso
or
o tienes algo que quieres justo frente a ti y no puede
ble por encontrarl
jes de buscar –ordenó pero su
d. –El hombre hizo una reve
dría decir. Desde su inicio en el palacio se había ganado el aprecio del rey, por lo cu
secreto que debía permanecer siempre dentro de los altos muros, por ello jamás salía o siquiera se asomaba fuera. Todo lo que respectaba al pueblo
su corazón, entonces susurró al aire de una manera cómplice
ue siento que ya no podré soportarlo más. Te ex
.
lles emitieran un chirrido en respuesta. Su corazón latía desbocad
as. No entendía lo que había sucedido, ni porqué lloraba, quizás había tenido alguna
extr
do justo antes de despertar, como si alguie
ado, mi preciosa f
sal, causando que su cuerpo se estremeciera. Miró sus manos, temblaban
uy doloroso, al menos eso creyó la joven antes de volv
conciliar nuevamente el sueño. A pesar del grandísimo agotamiento que tenía su cuerpo, de lo débil que se sentía debido a la posib
quella cama sin poder dormir. Quería que el tiempo pasara rápido y poder
smos habitantes, pero los que peor suerte corrían eran los fo
nzó a arreciar y todos a ver sus familiares morir, la gente se tornó salvaje, y las nuevas generaciones de
producto, habían desistido luego de ser asaltados. Todos temían a los omegas de la Zona Muerta, ya no eran solo escoria, ahora eran como animales rabiosos, a
sas de los proxenetas, esos que venían desde la ciudad capital buscando incautos a los cuales engañar y
á. Esos tenían la esperanza de cada dos años participar en la famosa Selección de los Marcados, nombre
mente a la cima. Serías venerado por la sociedad y vivirías en la capital o cualquiera de las otras grandes y ricas ciudades del Imperio, sin preocu
eran rigurosamente seleccionadas un pequeño número de ellas, que serían destinadas a los alfas que las eligieran, para así poder procrear uno o más hijos para él, t
siquiera planteado participar en algo así, a pesar de las muchas sugerencias que
pedirle algo
uso se había jurado a sí misma que si algún día tenía la mala suerte de estar frente a
soteada o permitir que alguno de esos