img Juramento de Fuego  /  Capítulo 4 Rescate | 80.00%
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Historia

Capítulo 4 Rescate

Palabras:1153    |    Actualizado en: 31/01/2025

dos cuando Maya se acercó a él. Su voz era suave, mesurada, pe

ó con una leve sonrisa-. Supongo

ón, sosteniendo una copa de vino medio vacía. No estaba completamente ebri

rave -respondió él, vol

ero quería aprovechar este

ido. Desde su llegada, habí

quieres

beza, como si estuviera eligie

er en la ciudad, y pensé que, ahora q

neutra. Sabía que esto no

ienes

cantadora-. Pero prefiero hablar contigo. No tuvim

rada por unos segun

uerdo.

de girarse con elegancia. Elian la siguió, sint

de la ventanilla. La ciudad brillaba con luces doradas y anuncios luminosos,

e en Eridia? -preguntó Elian, s

cida mi padre -respondi

acía nada sin un propósito. Maya no est

por Camille? -inquirió

ó de inmediato. Era hábil en la conversac

atender -dijo finalmente-. Me ha intrigado tu ascenso, Elian.

etrás de sus palabras. Estaba t

us frutos -contestó é

ó una peq

con ambición. Pero yo quiero co

en su interior podía sentir el peso de la situa

, deteniéndose frente

eza y lo observó

untarme qué asu

l motor y la

mi pr

l juego. Elian sintió que estaba entrando en una partida de aj

ella, abriendo la puerta del

era solo el principio. Maya tenía un papel en el juego de Jacques, y

garro y se recostó en el asiento.

mpasible. Maya había sido ambigua sobre sus intenciones, y aunque él no podía

cques la había traído de vuelta justo ahora? ¿Realmente solo era una prueba o había

gri

uno ahogado, desesperado. Ven

a la entrada. Su instinto le decía que algo iba mal. No tenía la menor intención

taba vacío, pero el sonido de forcejeo y una voz masculina ag

e Maya sonaba contenid

on fuerza y lo que vio hizo que l

esgarrada y su rostro marcado por la ira. Su agresor tenía un

me sueltes

era terminar la frase,

ntra la pared con un golpe seco. El sujeto gruñó, pero no tuvo tiempo de reaccionar antes

cho para sujetar lo que quedaba de su blusa rota. Sus

la camisa y lo arrojó al suelo, propinándole una serie de golpes sin piedad. Cad

piraba, su rostro hinchado y cubierto de sangre.

hacia Maya, quien seguía junto a la pared, su postura tensa. Su piel ten

ian se quitó el saco y lo

ordenó con

la prenda, envolviéndose con ella. Sus manos temblaban

lmente, su voz más

irada hacia el ho

ién

e pasó una mano

a que podía oblig

analizándola. No le gustaban lo

-dijo é

o sin mirar atrás, dejando al hombre tirado

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