ía el peso de cada mirada, cada interacción. Había aprendido a leer entre líneas en sus años como empresario, pero ahora ese instinto se volvía en su cont
n consumirlo. Había manejado riesgos antes: adquisiciones, contratos multimillonarios, negociaciones peligrosas con clientes internacionales.
ue aparenta, y no es ninguna tonta, ella n
atravesó como una
notado la distancia en su rela
cía inminente. No podía permitirse perder la compostura, no
s contactos más confiables. Había solicitado una investigación paralela a la de Sofía. No confiaba completamente en n
movimientos recientes, llamadas realizadas y reuniones
ica Delgado. Asu
lutamente leal a Claudia. Que ella estuviera involucrada solo confirmaba lo que ya temía: Claudia estaba actuand
con un aire nervioso pero decidido. Cerró la puerta t
ntó ella, su voz conteni
vel diferente. Si Claudia decidía actuar, Sofía sería el primer blanco, y aunque él había prometido protegerla, no podía ig
s -respondió finalmente-. Mó
pali
aba muy aterrorizada de las consecuencias que esto le traería
sintió con
perar a descubrirlo. Tengo que tomar la i
hacia él, con su
los dos si Claudia se entera de todo. Ella no es una mujer qu
a y la tomó de los hombros, mi
alma. No cometas errores. Si alguien te pregunta alg
lejaban algo más: dudas, miedo
róximos pasos. Tenía que anticiparse a Claudia, encontrar una forma de desviar la atención y proteger sus s
rre de Enterprise Dynamics. En ese momento, se dio cuenta de que esta
Bien, entonces juguemos que
ordaba que había algo en Claudia que él no había considerado: su capacidad para sorprender, para supera
por su belleza, aquellas habilidades en ella habían cautivad
el sonido del segundero resonaba como un tambor en la cabeza de Leonardo. Estaba ac
en la junta directiva; era una guerra personal, y las pi
su contra, sus hijos también lo
un momento crítico. "Supongo que este es el momento", pensó con ironía. Una cala
tos y ocultando fracasos. ¿Cuándo había comenzado a desmoronarse todo? Era como una fina red de
y Leonardo no quería perderla solo por
la puerta lo sacó d
irme, ocultando cualquier
personal y su mejor amig
si supiera que trabajar con Leonardo era caminar constantemente en una cuerda floja. Pero luego que
e la señora Claudia. Dice que necesit
o. Su mente comenzó a correr, calculando posibilidades. "¿
-preguntó, tratan
cabeza, asegurándo
a estar a las nueve en punto, y advertirle que
ario. Puede
ero de cristal que apenas usaba. Las nueve en punto. Claudia nunca dejaba nada al azar
miento inevitable. Entonces vio algo que había pasado por alto antes: un depósito reciente en una cuenta a nombre de Mónica Delgado. La cantidad era
laudia ya estaba pagando los servicios de
llegar a casa antes de las nueve. Si Claudia iba a mover sus piezas, él necesitaba est
scuro y desesperado que lo hizo estremecerse. "Si esto termina mal, no habrá
staba dispuesto a usar todas las armas