img Jugando A Lo Prohibido  /  Capítulo 4 Tambaleándose en la cuerda floja | 80.00%
Instalar App
Historia

Capítulo 4 Tambaleándose en la cuerda floja

Palabras:1215    |    Actualizado en: 02/02/2025

e solo él parecía poseer. Sus pasos eran firmes, pero su rostro delataba una tormenta interna. La situación se estaba volvie

recía intensificar la sensación de que todo estaba al borde del colapso. Sabía que Leonardo tenía la capacidad de manipular cualquier situación a su favor, pero est

re Claudia y Mónica Delgado. Había incluido lo que sabía, pero, sin embargo, algo no encajaba. ¿Por qué Mónica? Ella no

o también sabía que, en este tipo de situaciones, las lealtades eran frágiles, y ella misma no estaba tan segura de que pudiera confiar plenamente en él. Si lleg

pero, ¿Sofía? Quién sabe como terminarían

que actuar. ¿Debería ir a Claudia? El pensamiento la azotó de inmediato. Si Leonardo estaba jugando con fuego, tal vez era hor

e abrió de golpe, y Mario, el asistente d

blar. -Su tono grave n

ó, instintivame

tó, su voz contenía

io, casi como si estuviera, d

grande que un simple ajuste de cuentas. Ya no es solo un juego entre ellos dos. Está involucrando a otras piezas, Sofía.

riente eléctrica, y por un momento, el

endo que la decisión era mucho má

miró fi

enes que dejar de ser solo una espectadora. Este juego no lo juegan solo él y Claudia

ande de lo que había imaginado. Había sido una espectadora, sí, observando desde las sombras mientras Leonardo

a proteger los suyos. El riesgo de estar involucrada en este conflicto no era solo una cuestión de perder su puesto en la empresa o su relación con él; era algo

ndo la mirada hacia Mario. Su voz, aunque firm

n momento, evaluando s

uedas ganarte su confianza antes de que ella dé el siguiente paso. Si la situació

ía, calculadora y despiadada. No había espacio para la duda en su vida, y Sofía sabía que cualquie

sí misma, mientras miraba el escritorio. Podía sentir la tensión que se acumulaba

ue iba a decir algo más, pero sus palabras fueron interrumpid

damente, sorprendidos

Sofía, atravesó la puerta. Su presencia se sentía incluso sin verla. Sofía tra

pies. Mario la miró con una última advertencia en los ojos antes de d

mbral, vestida con un elegante traje negro. Sus ojos, siempre afil

audia, con una calma inquietante. L

ente corría a mil por hora. "Este es el momento," pensó, sabiendo que cual

ante, Sofía sintió que algo en su interior se quebraba. Este encuentro no sería solo una conv

on una sonrisa fría. El tono de su voz dejó claro que estaba espe

ión, pero sabía que el juego acababa

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY