img La Baronesa de la Mafia  /  Capítulo 5 Un pacto arriesgado (1era. Parte) | 13.51%
Instalar App
Historia

Capítulo 5 Un pacto arriesgado (1era. Parte)

Palabras:2055    |    Actualizado en: 19/03/2025

ismo

ia, P

ia

varnos a la cima si los conquistamos o hacernos añicos cuando fallamos. Aunque, si lo pienso bien, son más que eso. Son una trampa bien disfrazada, un

rilla viendo las olas romper una y otra vez sin atreverse a sumergirse. Otros, adictos a la adrenalina, se lanzan sin mirar atrás, sin

ando controlar lo incontrolable, convencidos de que pueden doblar el destino a su voluntad. Son estr

avanzan con cautela o de las que se dejan arrastrar por la tormenta? Tal vez ni siq

ión temeraria, audaz y arriesgada, la única capaz de llevar las riendas del imperio de los Gambino. Así que, más allá de la furia que me

ero su mirada destilaba veneno. Sabía que aquella operación era un desafío sin precedentes: kilos y kilos de droga moviéndose bajo nuestro control, una jugada maestra que marcaría la diferencia. Yo iba a demost

imperio. Pero yo no era cualquiera. Un viejo senil no me iba a ganar, mucho menos arrebatarme lo que había conseguido a pu

se clavó en la mía, pesada, desafiante, buscando la más mínima señal de flaqueza

ho tiempo. He cerrado la puta boca de tus rivales, he mantenido tu imperio a flote y lo he hecho mejor que nadi

jos. Exhaló un suspiro cargado

abras. Aún soy el pat

n mantiene tu

servándome con esa mezcla de e

jo -admitió al fin, arrastrando las palabra

con f

us expectativas. Sigues creye

mis palabras se filtraran ba

eso haré una operación que nos forrará en dine

entre nosotros antes de que Franco hablar

s no dudarás en aceptar mi propuesta. Si todo sale bien, sigues al frent

alofrío helado, pero no parpadeé. Mantuve

respondí con seguri

ión, sino con esa maldita condescen

s recibir a tus pretendientes hasta que el embarq

nteniendo las ganas de

i ser tu títere, me guardo el derecho

esonó en la sala, un

, Oriana

nos medíamos en un último cruce de miradas. El

cer unas llamadas-o al menos fingir que lo hacía-la verdade

zás es paranoia. O quizás es el peso de mi ocupación. Pero si se trata de la seguridad de mi hijo, no puedo darme el lu

cómo el líquido ardiente me baja por la garganta, mient

me arranca de mis pensamientos. Le

tarda en presentarse cuando aparta la silla

do de advertencia-, pero no soy tan estúpido como para darle un arma a mi

un re

torio con un leve golpe seco-. Aunque permíteme corregirte, Tiziano. Si acepté el desaf

rodeando el escritorio c

s ojos, evaluando cada

s te sabotea el embarque y consigue lo que anhela -asegur

la mirada si

o lo conozco. Su codicia y su ego están por encima de cualquier cosa.

instala en mis labios

uzando los brazos-. Y lo sabes. Esa fue la razón por

rdo el

obornos. Quiero que hables directamente con el jefe del puerto y con el comisario. Sobr

con un leve movi

é a traba

rarse hacia la puerta, se detien

tendientes para una velada romántica contigo. ¿Lo atenderás? ¿

o un

ien, asegúrate de hacer bien tu trabajo pa

arcajada mientras se

é tan bien juegues

rle. Tengo cosas más impo

nutos m

omé mi tiempo. Un baño de espuma, eligiendo cada detalle de mi atuendo con precisión. No para imp

tacones repican sobre el mármol mientras desciendo las escaleras, cada paso medido, cada movimiento

á ahí, charlando animadamente con Franco, como si fueran viejos amigos. Dos

algo en Carlo

que la última vez que lo vi. Su piel bronceada, su cabello castaño oscuro y la

con descaro... No es más que una rata disfrazada de hombre. Sus ojos ma

calma, acortando la

verte -su voz empalagosa me eriza

isimular mi fastidio-. No puedo decir lo

deada se insta

ro ve acostumbrándote, pasaremos mucho tiempo

o con una mueca burlona-. Franco, ¿no le has dicho a Carlo que tiene compet

Su expresión se endurece, su v

engas una sortija en t

oculta s

que charlamos. Ahora siéntate -gruñe Fra

po para seguir est

nte de mi celular

digo con frialdad, alejánd

ocido. Dudo por un instante, pero la

¿Quién

, pausada, con un matiz de con

el sujeto que conociste

n silencio

a entusiasmado con la idea de ir por un helado. Aún podemos h

to la

ta los labios con fastidio. Y yo...Yo sonrío mientras me sumerjo en un debate int

img

Contenido

Capítulo 1 Lo que una vez fui Capítulo 2 Jugando con fuego (1era. Parte) Capítulo 3 Jugando con fuego (2da. Parte) Capítulo 4 Jugando con fuego (3era. Parte) Capítulo 5 Un pacto arriesgado (1era. Parte) Capítulo 6 Un pacto arriesgado (2da. Parte) Capítulo 7 Un pacto arriesgado (3era. Parte) Capítulo 8 Un paso más cerca de ti (1era. Parte) Capítulo 9 Un paso más cerca de ti (2da. Parte) Capítulo 10 Un paso más cerca de ti (3era. Parte) Capítulo 11 Un paso más cerca de ti (4ta. Parte)
Capítulo 12 ¿Un error o un acierto (1era. Parte)
Capítulo 13 ¿Un error o un acierto (2da. Parte)
Capítulo 14 ¿Un error o un acierto (3era. Parte)
Capítulo 15 ¿Un error o un acierto (4ta.Parte)
Capítulo 16 Lo que sentimos (1era. Parte)
Capítulo 17 Lo que sentimos (2da. Parte)
Capítulo 18 Lo que sentimos (3era. Parte)
Capítulo 19 Lo que sentimos (4ta. Parte)
Capítulo 20 Propuestas, charlas y más (1era. Parte)
Capítulo 21 Propuestas, charlas y más (2da. Parte)
Capítulo 22 Propuestas, charlas y más (3era.Parte)
Capítulo 23 Propuestas, charlas y más (4ta.Parte)
Capítulo 24 Abriendo el corazón (1era. Parte)
Capítulo 25 Abriendo el corazón (2da.Parte)
Capítulo 26 El rostro del enemigo (1era. Parte)
Capítulo 27 El rostro del enemigo (2da. Parte)
Capítulo 28 El rostro del enemigo (3era. Parte)
Capítulo 29 El rostro del enemigo (4ta. Parte)
Capítulo 30 Las cartas sobre la mesa (1era. Parte)
Capítulo 31 Las cartas sobre la mesa (2da. Parte)
Capítulo 32 Las cartas sobre la mesa (3era. Parte)
Capítulo 33 El infierno desatado (1era. Parte)
Capítulo 34 El infierno desatado (2da. Parte)
Capítulo 35 El infierno desatado (3era. Parte)
Capítulo 36 El infierno desatado (4ta. Parte)
Capítulo 37 Mi vida contigo (1era. Parte)
img
  /  1
img
Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY