ual
ia, I
ia
revelación o un despertar brutal, como si de pronto nos arrancaran la venda de los ojos y nos obligaran a mirar la maldad de frente. Esa maldad que no solo hiere, sino que despoja, que arrasa c
os el paso a cualquier cosa que pueda desmoronarnos. No hay lugar para sentimentalismos ni para la fragilidad, porque ya sabemos lo que significa caer sin nadie que amortigüe la caída. Por
feliz con el hombre que amaba, y ese fue mi error desde que me involucre con Vito. El amor me cegó, olvidé que él no era un tipo común, sino el hijo de un cap
egurado. Lo cierto es que mi felicidad duro muy poco, mi pequeña burbuja se rompió de una manera inespera
ías añ
mo, S
a mínima expresión que logra hacerme olvidar, por unos instantes, en qué mundo vivimos. Pero no soy la única. Vito lo observa
e el auto, haciéndome aferrar con más fuerza al bebé. Vito levanta la
mi hijo. ¿Cuál es el apuro por llegar a casa? -protesta con ir
fuerza el volante, sus nudillos están blancos. Cuando habla, s
alimos del hospital. No creo que sea la policía... ya nos habrían ce
llas. Pero lo que más me alarma es la mirada decidida de Vito. La conozco demasiado bien. Casi sin darme cuenta, cierro lo
ad de quien ha hecho esto demasiadas veces, gira el cañón, revisa el cargador y desliza el
del espejo retrovisor. Luego, sus ojos ruedan hacia mí, más suaves, casi suplica
o en
.? -mi voz se quiebra y siento mis
onido seco, metálico. Mi cuerpo se tensa al instante. Los disparos
río recorre mi espalda mientras l
razo se extiende de inmediato, cubriéndonos con su cuerpo como si él solo
uro maldice entre dientes, luchando
sta que te lo diga! -exige Vito, su voz cargada de urgenci
ra! -ruego, mi voz apenas un
tentar ganar tiempo para que puedan escapar. Luego arrancas a toda velocidad sin mirar atrás
z firme-. No hace falta que diga
ozo, sintiendo que alg
n sus ojos, solo determinación. Me sostiene el rostro con una mano, su pulgar a
Oriana.
a y, antes de que pueda detenerlo, desaparece en l
ta se recorta contra la calle iluminada por los faros. Con movimientos calculados, se cubre tras la
que pasa nos ale
ga que me dejó con el alma destrozada y el corazón hecho pedazos. Pero lo peor
, tuve que enfrentar una realidad aún más cruel. Mi suegro me mandó a llamar a su despacho. No imaginé el mot
lágrimas, aun sollozando, aun sangrando por dentro. Pero su
ecesitamos hablar de
. Lo miré con incr
ldita reunión con uno de tus aliados? ¿Eso es? -gruñí, sintiend
cambiarlo. No sirve lamentarse por s
cia me encen
opia voz-. Vito era tu hijo, tu sangre. ¡Deberías estar buscando a
s se af
lo. Estoy preocup
con el pecho ardie
achos a encontrar al cabró
n su silla y me observó con una
ción tiene sus pros y sus contras: dinero, poder, enemigos, l
í el
ntiendo que no me iba
e me heló la sangre-. Estoy envejeciendo, perdiendo e
mago se
en este asunto? -reclamé indignada
s de mi imperio. Si no actuamos ahora, si no defen
o me recorri
ntido -murmuré, sintiendo c
que me hizo estremecer-. He visto cómo te desenvuelves con aplomo y segurida
fuerza. No podía estar
oy una mafiosa, soy una baro
Su mirada se clavó en
mi nieto viva, te sentarás a defender mi i
pequeño Renato. Y en ese instante, lo entendí to
ca y calculadora para dirigir el imperio de drogas de los Gambino. De esa ingenua que una vez fui, ya no quedan rastros. Ahora la mayoría pien
como el amor, yo no hice las reglas las aprendí a golpes. Pero no significa que no tenga sex
en la mano y repaso mentalmente los detalles del próximo embarque de droga. La brisa marina acaricia mi piel, p
ronronea el idiota, su voz espe
vimiento seco, me aparto de su a
con voz aterciopelada, curvando los labios
pasos hacia el baño, y en cuanto desaparece, deslizo la mano dentro de
iminarlo. Pero antes de que pueda dar el primer paso, l
o, conteniend
sin avisar? -espetó, fulminándolo con la
vertencia y su expre
e revuelcas con tu amante de turno -espeta
an. Giro el arma en mi ma
manito. No ten
za un paso y
ave, con un dejo de tensión-. Era normal, demasiados kilos de cocaína, mucho dinero e
i mano tiemb
usurro, mirándolo
chaste. Y es
pero no dejo que se note. Aprieto la
murmuro con veneno-. No me mires así, Tiziano. Si sigue con vida es porq
ilencio, pero su expr
ono pesimista-, su retorno tr
a, reprimiendo la furia q
erda descubriste? ¿Qué más pretende Franco? -añado con dudas,