img La Baronesa de la Mafia  /  Capítulo 6 Un pacto arriesgado (2da. Parte) | 16.22%
Instalar App
Historia

Capítulo 6 Un pacto arriesgado (2da. Parte)

Palabras:2394    |    Actualizado en: 19/03/2025

isma

ia, P

d

, ciegos a las advertencias y mudos ante la prudencia. Ninguna señal nos conmueve, ningún consejo nos hace titubear. Nos encerramos en su celda invisi

luso convencerte de que lo tienes bajo control, pero basta con que encuentre un solo motivo para despertar de su letargo. Solo necesita una chispa, un latido de más, una mirada que se clave en lo más hond

ho, me había impuesto una coraza de hierro después de la muerte de mi hijo. Tal vez una parte de mí se había ido con él, o s

adolescente suspirando por su primer amor. Y no sé todavía me cuesta darle un nombre a esto. No sé sí es un

lo de casarme con una desconocida por una alianza de negocios. Sin embarg

r no sería solo una descortesía; sería una declaración de guerra. Y si bien no le temía, tampoco era tan insensato como para buscar

ón endurecida por la preocupación. Yo, en cambio, me pasé una mano por la nuca, exhalando con frustración m

ia de mi padre. -Lo miré con frialdad, cada palabra impregnada de irritación-. S

tensó y su voz adquirió un matiz más grave

asiado tarde y termines enredado con esa mujer y su hijo. Pero l

. Mi mandíbula se contrajo y un ama

rla hacia él-. Dame la dirección de Oriana. Luego llamas a Franco o, mejor aún, te presentas en su mansi

rcajada breve y si

chaste nada de

ign

r excusa convincent

abios se apretaron en una línea delgad

me presentaré en la mansión de Franco, pero solo con una condición: Sí tú c

bre la mesa hacia mí,

número

era la de un hombre que no daría marcha atrás. Un segundo de duda. Un silenc

éndote a la idea de que cenarás con Franco y su protegida

ño, su mandíbula se

rédulo, cruzando los brazos c

re en la escuela, lo más probable era que me mandara al carajo sin pensarlo dos veces. Pero Renat

marqué su número. Mis dedos apenas titubearon, pero mi

sonó. El segu

empezó a irritarme, pero no iba a colgar. No todavía.

no ate

mansión de Gambino, con cara de pocos amigos, soportando la charla pretenciosa de Franco, m

se cruzó por mi mente para convencer de cenar juntos. Sin embargo, su silencio me t

la hubiera tomado por sorpresa-. No hacen falta las disculpas... entie

u voz tenía ese filo de cautela, de algui

a y mi mandíb

piración antes de que añadie

er

é termina

olviéndose más suave, pero firme-. Dime dónde vernos o, si p

me hizo apretar el te

e nuevo. Lo sentía en la forma en que e

de golpe, su

Pomo Sikulo Emporio. Es un restaurante

or un instante, no respondí. Una sonrisa

vemos

opinión, pero fui arrancado de mi pequeño momen

y prepárate para una v

s, pan recién horneado y un leve toque de vino. La iluminación es tenue,

anticipación o el maldito miedo de haberme precipitado. Mi mirada se desliza por el lugar, es

l y radiante estalla entre

Ad

olviendo mis costillas con sus pequeños brazos. Me tensa por un segundo la inesperada

separándose apenas para mirarme de pies a cabeza con oj

te solo encajaba en la versión de mí que llevaba jea

endo su cabello con suavidad-. Tú

gullo, como si estuviera en

? ¿Cómo sigue

eocupado-. O hago como mis amigos: no m

co y suelta en to

mamá, ¿eh? Si se entera, me tratará

ajada, dándole una p

pes, te guard

en el instante en que levanto la vista,

uaves ondas. Pero no es su apariencia lo que me deja sin palabras, sino la forma en

, recuperando

amento la tardanza, no en

ro sin rastro de hostilidad-. Nosotros ta

vor, ad

ala en mi pecho. Esto es solo una cena, me recuerdo. Pero al

oras m

versación, de las anécdotas de Renato o simplemente su manera sutil de intentar conocer más sobre mí. Aunque fue una velada amena,

rapado sin remedio, y lo peor es que cada vez que sus ojos o

istiera. ¿Qué pasó con ese hombre? ¿Por qué está ausente? Y si los abandonó, es un idiota. Renato es un niño increíble, y Oriana... Oriana es

sonido del mar acompaña nuestros pasos. Llevo los zapatos en una mano, el saco al hombro, mientras unos metros adelante R

serena, pero con un dejo de vulnera

o dedicarle más tiempo a mi hijo. Pero intento hacer lo mejor que puedo,

o no es de culpa, sino de resignación, como si llevara años repiti

as-. Ser padres es difícil. La mayor parte del tiempo no sabes si estás haciendo las cosas

sin darme cuenta, mi mirada

o si tuvieras un hijo -rebate ella

undo, hasta que sacudo la cabeza

engo

to lento, como si estuvie

hora que lo pienso, nunca te di mi número de celu

ravieso en sus ojos, como si estu

on simpleza-. Pensé que Renato había olvidado su gorra y

e ha estado rondando desde que la conocí sig

é pasó con el padre de Renat

mo su mirada se desvía hacia el mar. Por primera vez en toda la noche, siento que he

img

Contenido

Capítulo 1 Lo que una vez fui Capítulo 2 Jugando con fuego (1era. Parte) Capítulo 3 Jugando con fuego (2da. Parte) Capítulo 4 Jugando con fuego (3era. Parte) Capítulo 5 Un pacto arriesgado (1era. Parte) Capítulo 6 Un pacto arriesgado (2da. Parte) Capítulo 7 Un pacto arriesgado (3era. Parte) Capítulo 8 Un paso más cerca de ti (1era. Parte) Capítulo 9 Un paso más cerca de ti (2da. Parte) Capítulo 10 Un paso más cerca de ti (3era. Parte) Capítulo 11 Un paso más cerca de ti (4ta. Parte)
Capítulo 12 ¿Un error o un acierto (1era. Parte)
Capítulo 13 ¿Un error o un acierto (2da. Parte)
Capítulo 14 ¿Un error o un acierto (3era. Parte)
Capítulo 15 ¿Un error o un acierto (4ta.Parte)
Capítulo 16 Lo que sentimos (1era. Parte)
Capítulo 17 Lo que sentimos (2da. Parte)
Capítulo 18 Lo que sentimos (3era. Parte)
Capítulo 19 Lo que sentimos (4ta. Parte)
Capítulo 20 Propuestas, charlas y más (1era. Parte)
Capítulo 21 Propuestas, charlas y más (2da. Parte)
Capítulo 22 Propuestas, charlas y más (3era.Parte)
Capítulo 23 Propuestas, charlas y más (4ta.Parte)
Capítulo 24 Abriendo el corazón (1era. Parte)
Capítulo 25 Abriendo el corazón (2da.Parte)
Capítulo 26 El rostro del enemigo (1era. Parte)
Capítulo 27 El rostro del enemigo (2da. Parte)
Capítulo 28 El rostro del enemigo (3era. Parte)
Capítulo 29 El rostro del enemigo (4ta. Parte)
Capítulo 30 Las cartas sobre la mesa (1era. Parte)
Capítulo 31 Las cartas sobre la mesa (2da. Parte)
Capítulo 32 Las cartas sobre la mesa (3era. Parte)
Capítulo 33 El infierno desatado (1era. Parte)
Capítulo 34 El infierno desatado (2da. Parte)
Capítulo 35 El infierno desatado (3era. Parte)
Capítulo 36 El infierno desatado (4ta. Parte)
Capítulo 37 Mi vida contigo (1era. Parte)
img
  /  1
img
Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY