ún puesto, las botas haciendo un sonido sordo contra el cemento mojado por la humedad del rocío. Las calles estaban vacías, apenas iluminadas por farol
a paso. Una risa compartida. Una noche con más complicidad de la debi
mi
cuerdo tuviera cuerpo y pudiera m
buena combinación. Sentía la camisa todavía arrugada, impregnada con su pe
murmuró, pateando u
la, saludándola con dos besos cuando la visitaban, compartiendo asados, navidades, risas. Siempre le h
e billetes. Él se quedó unos segundos más afuera para terminar de fumarse el cigarro. Cuando entró, creyó ver la sombra de Camila cru
Sus labios
no quería hacerlo. Su cuerpo reaccionó antes que su moral. Fue como si una parte de él hubiera estad
o fruncido. En la otra mano aún tenía el celular, pero no había recibido ningún mensaje.
e. Dejó el uniforme tirado sobre el sofá y se fue directo al bañ
l como si intentara castigar
no p
do. Y no era solo el beso. Era todo lo que venía detrás. Porque
entido con ella.
a. El modo en que se había aferrado a él. La forma en que lo besó, sin dudas, como si lo hubiera estado esperand
ror reflejado en sus ojos c
on una claridad incómoda- que no iba a poder olvidarla. Que esa noche no iba a se
todo: quería
rarse al espejo. No podía soportar la m
ó el televisor sin volumen. Las luces de la pantalla parpadeaban sobre su ro
qué car
intentarlo. Podía fingir que nada pasó. Podía... sí. Pero sabía que
imaginaba todo,
una línea que había cruzado. El problem
idea empezó a crecer. Lenta, traicioner
? ¿Y si no fue solo un error? ¿Y
eó que Nico no lo hubiera invit
po, sabía que n