tos. Había subido a la azotea buscando un respiro, un lugar donde nadie me exigiera nada, donde pudiera simplemente
apa
r, sí, eso era evidente, pero también algo más profundo. Una intensidad que reconocí de inmediato, porque alguna vez yo también me había sentido as
uros, a mantener la distancia, a no dejar que nada ni nadie se acercara lo suficiente para derribarme.
n de mi boca antes de poder detenerlas. -No esperaba enc
Solo necesitaba un momento de tranquilidad -me respondió, y
intentaba ocultar sus debilidades; después de todo, yo lo hacía cada día. Y
enté, dando un paso más, mirándola fijamente-
o brusco, demasiado sincero. No era mi intención exponerla así, ni hacerla sentir vulnerab
jo ella con prisa, sin mirarm
. Pero no lo hice. No era mi papel. Después de todo, no soy alguien que escuche historias ajenas ni que se apiade de los demás. Durante años, me he m
jo su máscara de fortaleza... Me había removido algo,
udad era demasiado pequeña para ambos. Tal vez el destino había cruzado nuestros
os ojos me seguirían rondando la mente much
*
ura Marlon, mirándome con cierta frustración-. ¿Qué más tengo que hacer
n de esa mujer, en su mirada. ¿Cuál era su nombre? ¿Dónde en
o y, sin responder a Marlon, pido a
ntención de escucha
mi asistente entra ráp
, ¿en qué le
mentos -ordeno, sin rodeos-. Quiero conocer
tente t
ra cuándo l
ra m
enseguida y se apresura a salir para organizar todo. Me leva
onrisa irónica-. Supongo que será entretenido ver cómo se t
rada gélida ant
des mantener e
izás fue un error. Quizás ella no trabaja aquí después de todo. Solo quedan dos
árter -anuncia mi asistente-. Aquí está a cargo
da astuta, extiende la ma
rlo finalmente, seño
usa, y luego agrego-: Me gustaría co
-dice, guiándonos haci
Ella está ahí, de pie junto a otra mujer de cabello rizado, y sus ojos se encuentran con los míos, amplián
a e Ivanna Fletcher, mis
ene la mirada, enfocando sus ojos en algún punto del suelo. Su mano es suave y ligeramente fría al tacto
. Marlon, siempre inoportuno. Ivanna suelta mi
señorita Fletcher? -pregunto, ig
apenas u
un mes, se
s, de entender qué hay detrás de esos ojos que han capturado mi atención de forma tan inesperada. En su postu
mismo. Ella levanta la vista un instante, y en esa fracción de segundo siento q
l suelo, como si el peso de nuestra breve
ueve incómo
imos,
una parte de mí se ha quedado en esa sala, anclada a esa mirada profunda y