o de un dorado tenue. Sofía había dormido poco o nada, pero en su rostro
debía tener antes de que el mundo entero cambiara a su alrededor. Se encerró en su habitación,
o al fin, la voz grave y serena d
¿Qué ocur
sujetando el móvi
sito hablar con ust
ó a la llamada. -¿Sofía? ¿Estás bien? ¿Pasó a
asado nada. Pero necesito que escuchen con atención lo queexpectante c
jo Alessandro c
pero la he pensado. Y necesito que confíen en mí. No les voy a dar muchas explicaciones
el lado de su padre. Estaba
a ella misma-. Y les pido... no, les ruego... que no intenten detenerlo. No
, el silencio
ente Alicia, con una voz suave, confundida
ue quier
essandro con una severida
erró lo
aban. Solo necesito que confíen en mí. Ustedes me enseñaron a ser
ablaban entre ellos, o simplemente intercambiaban miradas mudas, como
essandro exhal
ás se
ndió Sofía
él finalmente-. Pero si en algún momento necesitas
ómo se le apre
to eso. Que me crean, que me esper
n un suspiro tembloroso-. Aunque no
on el móvil aún en la mano. Una lágrima solitaria le r
ado el pri
del departamento sonó, cortand
na sensación de presentimie
n inescrutable, se plantó ante ella. Llevaba un auricular disc
ha ordenado escoltarla hasta el Hotel en donde el Señor Naven Fort
plicaciones varias, solo la i
e papel, escribió una nota rápida con letra
eocupes. Me comunicaré contigo a
to al guardaespaldas hasta el auto n
io del fin de
ores, sin músic
ino marcado por el apellido Fort. Aquel
abados dorados, obras de arte modernas colgando de las paredes. Pero Sofía no veía nada. Estaba sentada en el sofá junto a la vent
a allí, que el señor Fort v
Fort"...
sp
ionado le parecía atronador. Se levantó, caminó de un lado a otro. Se detuvo frente al espejo del
ron con cruel lentitud hasta qu
ic
suavidad, pero para S
n el primer botón de la camisa desabrochado. No llevaba abrigo, pero traía con
so de pie d
, su voz apenas más
ió un trago de whisky sin hielo y bebió sin mirarla. Luego, sin volver
ste contrato? ¿Sabes que
servó, algo
o pareja frente a los medios. Ser... esposos e
la como un puñal. No había ira en sus ojos, ni dureza
actuación. No es una novela romántica
ntió len
consc
acando de su chaqueta una carpeta negra. La abrió frente a ella y
torias. Sin acceso a mis finanzas personales, salvo lo estipulado. No puedes abandonar la ciuda
o hizo que Sof
aquí? -pregu
s alguna de las condiciones, el contrato
o de pena
llón d
tragó
e si tú rompe
ré -dijo él,
do no le ofreciera
nte impresas, con detalles precisos. Su nombre ya estaba escrito e
ir mis datos -di
e la ofreció. Ella la tomó con delicadeza. Al e
a Mo
ero cuando la estilográfica regresó a su mano y sus ojos se p
r un in
importante? Solo ahora que volvía a escuchar
os círculos empresariales lo conocía. Pero no se lo esperaba allí, en
, sin alterar su postura-. ¿Quien
GOOGLE PLAY