Vald
contrapunto hipnótico a la agitación de mi corazón. No podía ir a casa. Todavía no. Mis padres verían los estrag
, le dije al conductor, con la voz ronca
ando su frente. "¿Está segura, se
ije, un poco dema
monolito de vidrio y acero que atendía a la élite de la ciud
or y el tenue aroma de los lirios me envolvieron. Estaba a punto de
ador de check-in, es
n la recepcionista. Parecía borracho, sus rasgos usualmente afilados suavizados por el alc
gistrándos
los ascensores. Reían, sus cabezas juntas. Mientras esperaban, Mateo se inclinó y le dio
en una obra que nunca quise ver. El aire en mis pulmones pareció convertirse en hielo.
ayuda?". Un botones de aspecto pre
imas que ni siquiera me había dado cuenta de que estaba conteniendo comenzaron a cor
i garganta. Señalé con un dedo tembloroso hacia el ascensor, donde las pue
ró la pantalla de la recepción y luego de nuevo a
anza, la ingenua creencia de que tal vez, solo tal vez, él solo estab
dome el pelo a la cara, pero apenas sentía el frío. Me dejé caer en una jardinera de piedra junto a la ace
jo la lluvia, un patético y empapado montón de miseria, y esperé. No
un negro tinta a un morado magullad
nces l
o Mateo se había puesto una camisa limpia. Le abrió la puerta del copiloto de su coche, luego corrió hacia el
dentro de mí murió, dejando
abajar. Me derrumbé en mi cama, los eventos de las últimas veinticuatro horas reproduciéndose en un bucle impl
on lágrimas, y luego caí en
a habitación. Alcancé mi teléfono, una sensación de pavor enroscándose en mi estómago. Mi pu
do un nuevo vide
zón se
es silvestres. Nuestras flores silvestres. Era el prado secreto que Mateo y yo habíamos descubierto
allí. Le había
nuevo. *¿Es nuestro lugar?* Las palabras se veían crudas y patéticas en la pa
finalmente logré un
o. Espero que
gó casi al insta
o te importaría que compartiera nuestro pe
o el cielo de verano en ese mismo campo, su voz sincera y seria
sultado ser mucho más c
de nuevo, un sonido crudo y gutural de pura agonía. Sentí como
, pero estaba vacía por dentro. Hablaba en monosílabos, el esfuerzo de f
toda la semana", dijo una noche, poniendo una
incapaz de hablar más al
ue tiene una nueva novia", dijo suavemente, su voz llena de comprensión. Y as
a en una tienda gourmet del centro. "Simplemente no puedo encontrarlo en ningún otro lugar, y ya sabes cómo se pone tu padre sin
a casa, de mi prisión autoimpuesta de mi
n, mamá",
irigía de regreso a mi coche cuando los vi de nuevo. Mateo y Fabio
erme, pero ya era demasiado t
on una amplia son
os, mis pies sintiéndose como
a de labios apretados, sus
ija en Mateo. Parecía un poco pálido, su habitual comporta
illante. Se aferró más fuerte al brazo de Mateo. "Solo me he
liar, me invadió. No quería
ano, una sonrisa tímida y triunfante jugando en s
embar