Vald
iel. Grité, poniéndome de pie de un salto mie
, mi voz temblando de dolor y f
mío, Sofía, lo siento muchísimo! ¡Fue un accidente!". Se acercó como
ediendo. El dolor se intensifica
atención de los otros clien
en voz baja, su dulce fachada cayendo por un segund
te que el café. Esto fue deliberad
ía montando un espectáculo, dando toques inútiles cerca de mi brazo, su contacto haciéndo
ate de
hacer esto?", exigí
nunca haría eso! Solo intentaba ayudarla, eso es todo. Deberías saber cuál es t
fé, ignorando las miradas y los susurros, mi brazo gritando en protesta. Una pequeña e ingenua
i madre limpió y vendó suavemente la quemadura, su
s, Sofía", dijo, su voz fir
lamadas fueran al buzón de voz. No podía enfrentarlo. No podía fingir estar feliz por él cuando su nu
e. Era Mateo, sosteniendo una p
uncido por la preocupación. "Fabiola me contó lo q
. Por supuesto. Estaba aquí para
la voz plana. Mantuve la mirada fij
en mis manos. "No quiero que las cosa
eza. *La rareza es un residente pe
n con las amigas de Fabiola", di
ienes que interactuar con ella". Su lealtad, noté
gunté, mi voz apenas un susurro. Tenía q
árbara? De ninguna manera. Ella no es así. Probab
de una chica que conocía desde hacía unos meses por encima de mí, su "h
ás tengas razón. Solo estoy can
y después de un moment
í el regalo. Eran un par d
mos tenido toda una conversación al respecto el año p
e viaje de compras. Se había estado quejando de un regalo de Mateo. "Me com
do de Fabiola. Un regalo de seg
pelo. Ni siquiera me molesté en limpiarla. Co
adió, y mi visión se volvió negra por un segundo aterrador. Me agarré al borde d
tación. "Mamá", llamé, forzando una aleg
normal. Tenía