de S
atro meses, señora Garza? -pregunta el doctor, su voz sua
clínica privada, el color de las
enti
uraba que quemaría el mundo por mí. Recuerdo la alegría cruda y sin reservas en su rostro cuando le dije que estaba embarazada, cómo se habí
es el que dejó que su amante se burlara de mí, el que
oz plana y dura
o agudo del acero dentro de mí. Es una manifestación física del vaciamie
fermera de ojos amable
. verlo? -pregu
azón se hacen añicos en un millón de fragmentos sin barrer. Un grito silencioso me desgarra
Mi bebé.
donde su propio padre se había convertido en un monstruo. Siento la pérdida co
peración. Lo primero que hago es revisar mi tel
ha dado cuenta
r. Hay una nueva publicación. Una foto de su mano, con las uñas pintadas de un rojo sangre, descansando sobre el pec
e piedra mientras me dirijo a la enferm
mi garganta-. Quiero que los incineren. Por favo
jos llenos de una l
dad, mi pasaporte. Diez días que tengo que sobrevivir en es
o frigobar personal que Lorenzo había instalado para mis antojos de embarazo nocturnos. Abro la puert
o ahí, mirando la superficie negra y pulida del
s descalzos, antes de que el pesado andar de sus pasos suen
la corbata, su mirada recorriénd
Sofi? -pregunta
erador abierto. Sus ojos se entrecierran, enganchándose e
 
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