r por unas dos horas antes del almuerzo y dos más después de la merienda.
Había algo en su arrugada e
ómo te fue anoch
pre abuela
riño, disculpa por dismi
ela –respondi
o en el patio trasero de su abuela se podía observar las calles donde jugaban los niños del vecindario. Emely había jugado con ellos un pa
uí! –vociferó u
. El corazón de Emely latía con fuerza al mirar aquel niño, su cara ardía y sentía una sensación extraña en su estómago, pero, nada de
Se emocionó de repente quizá era él, Emely no tenía tanta s
ta no era mucha así que solo consiguió lanzarlo hacia arriba unos pocos centímetros,
ch! –
y estridentes; estaba avergonzada todos reían, pero al único
o que fue por el balón. Emely lo c
en las manos y saltó sobre el barandal que
se libraba en la calle estaba empatado – ¡el que anote esta gana! – gritó una niña. A decir verdad, Emely no sabía mucho acerca del juego, solo sabía que había que patear una
mente al cuadro. Todos se miraron por unos segundos antes de caer en carcajadas nuevamente, Emely sintió vergüenza, ella había cometido un error, no sabía que había hecho, estaba tan avergonzada
evado al equipo a la victoria, la felicidad que sintió fue casi mágica, hacia tanto tiempo que no se sentía as
anotar –dijo un niño –Por cierto
–resp
isa –dijo extendiendo la mano –aquellos dos idiotas de allá son Alexander y Benjamín, la
e Benjamín era ligeramente más alto. A María y Escarlet las había visto en la escuela, aunque por tan poco tiempo que ellas seguramente no se acordaban; María de cabello corto negro, a juego con sus ojos y tez blanca y Scarlette de pelo largo rubio rizado, ojos negros y
uieres? –pre
ngue –re
–dijo María al re
comprar el ultimo –respo
tó –Pues, Emely ¿De cuál qui
sodas y hablando de estupideces. Emely odiaba la soda de mora, sin embargo, había sid
la soda de mora –dijo, era Matías y le estaba ofrecien
stás dando? –pregu
mora y parece que
la soda de mora
jado –Además ella fue quien anotó el
spondió Emel
dió y volvió a su
a soda, sentía su cara arder y no quería que los demás lo notaran así que ba
ron todos dejándola en
cionada a la casa de su abuela ya casi era hora de la cena y tendría que
ella allí? –Se suponía que debías lavar ropa y te
la hierba lodosa. Ese día recibió su primer castigo serio, le prohibieron volver a salir de su cuarto por una semana ''de todas formas no es la gran cosa'' pensó. La había pasad