vista d
ra cosa. Resonaban una y otra vez en mis oídos. "La Diosa de la Luna finalmente ha dispuesto que mi hijo Bruno García y Silvia Pérez
giría como su compañera. Cuando yo arribara a la mayor
a jugada política, una estrategia para unir a las dos manadas mediante el matrimonio. Qui
uscarlo en la azotea. A medida que me acercaba, me parecía es
Deseché de inmediato la idea, pensando que, probablemente, no había escucha
de que era su voz la
, está tan
n bien! ¡Oh, Bruno! ¡M
el de la loba a la par que la penetraba con fuerza en su trasero, como un taladro eléctrico. La bestia chillaba de alegría, mientras levantaba sus asentade
sostenía mi cintura con fu
ctiva de
funda y sexy de Bruno me erizó
más, hasta que cumpla los dieciocho?". Le di l
ués de un rato, me sonrió y me consoló, mientras cambiaba de posición: "
ado a mi otra mitad. Como Bruno me amaba, estaba dispuesto a ser paciente, y prefería sopo
a retros
me hacía sentir avergon
e rompía la promesa que me había hecho. Sabía que esa mujer también s
a no podía quedarme ni un minuto más aquí.
un est
con el cesto de basur
hó el ruido e inmediatamente levantó
ado, mientras se ponía de pi
tro cambió rápidamente, de un rojo intenso a un blanco pálido. Si esto fuera una película, pod
lácido. Logré calmarme. En ese momento, sentía ta
Pensé que me sería fiel. Aparentemente, todo había sido una ilusió
vista d
nte, nuestras dos familias dieron su bendición a nuestra relación. Sin embargo, no s
í, en esta situación. La pobre se
mblaron. "Bruno... ¿De verdad te va
o me vino a la mente
de protegerla con mi vida. Y cuando se convirtió en una mujer, su belleza me cautivó aún más. Sin embargo, su humilde origen hizo que nuestra relación se complicara. Aunque la Diosa de la Luna decidiera que era nuestro destino estar juntos, todavía tendríamos muchos obstáculos en nuestro camino. Era cas
ecía. Por desgracia, el destino acostumbra a jugarles una mala pasada a los amantes. Deb
o siento mucho... Yo no...". Atolondrado
turna, con los ojos
vuelta y se dispuso a marcharse. D
¿Quién te dijo q
se acercó a Serena
te atreves a hacerle
él", respondió
speé, devanándome los sesos para encontrar una r
... Tuvimos una relación. Aunque,
r de hablar, Silvia se adela
as que Bruno necesita tu permiso para elegirme como su pareja? Mírate bien, chica inmunda. No sirves
ja había aparecido en su rostro. Serena no se tragó el insulto. Levantó la
ena,
tenía mal genio. Tenía a toda su manada para servirle. Serena estaba en amplia desventaja. Ella era una
oportunidad para a
ame una bofetada si te atreves! ¡No creas que no
ambos lados de la cara. Agarré l
iente!", l
a porque era la hija de un Alfa, ningún hombre lobo la querría como pareja. En términos de carácter y de belleza, ni si
mente a todo pulmón: "¿En serio la estás protegiendo? Bruno, ¿por qué demonios lo haces? Yo soy t
rre y abandonó velozmente la azo
Tenía los ojos enrojecidos y llenos de l
ara así...". Bajé la cabeza avergonzado, sin valor
ra. En cambio, quitó su mano de la
do en qué hacer, hasta que decidí que primero debía ocuparme de Silvia.