rando el mar, tomando una caminata, saliendo a trotar con Teo, admirando desde un r
de en la cual el gustaba de dormir, era tibia y suave, en pocos minutos ya estaba dormido plácidamente, Juan Carlos después de un baño, se hundió en sus cobijas, por más que daba vueltas el sueño no acudía. Cada momento de aquella escena en casa de Naomi la tenía grabada, los ojos profundos de Ani, su perfume tenue pero exquisito, r
recía a Naomi, pero era imposible por ahora. El motivo en si no
charlas, las piedras se lanzaban con suavidad, podía decir que eran chicas, pero sonaban en coro, así que decidió encender su lampara, s
n de noche, tomo una camiseta para cubrirse, quitando los ce
el teléfono en casa, lo noté mientras limpiaba, así que te lo vine a devolver, no ha para
a palabra, le
ía loco. Ella sacó de su mochila el teléfono, lo sostenía en sus manos. Le hizo pas
ho de su originalidad, eso le sorprendió gratamente, ella se acomodó en el cómodo
lo vine a traértelo, en verdad quería
as-dijo el señalando la vista desde allí -El aire, querías tomar aire, yo e
fé? Le ofreció mientras caminaba hacia la
taría con un
torta...
te tu trozo en casa, así que agregue otra porción- ¿no te gustó? -creo que, por tus ojos, y
egustarla nuevamente -en unas horas nada más-
os un delicioso café con leche, y
esta
unos muebles, el amplio mesón en mármol italiano era de una exquisitez única, luego las sillas que hacían to
s miradas, era una hermosa cocina, ap
hermoso, algo que llamó su atención fue una antigua radio que lucía perfectamente en
ines crema y bordó con unos toques en su
taban de un gusto
de como el come
dad es que tienes
tu casa es un
cho mejor en ocasiones, que aquello de pasar días, meses, intentando realizar algo, al final nunca podías lograrlo, muchas veces le había sucedido, sabi
amilia, su sueño era ir a Italia a un curso en el verano, e
endió el porqué de su pasión por los postres, y a juzgar por su torta era toda una estrella del sabor. Tomaron ca
manilla rosa que traía se fijó en la hora, doce de la noche pasadas, se colocó en pie, era hora de marcharse. Juan Carlos se ofreció lle
no una copa, varias, yo diría que más de tr
lado- no creo que la bici se
rio, es cerca, un
ansa un poco en mi estudio, hay un sillón cómodo, a la
inas, yo aquí durm
esposo en casa
ue me espere en casa
asada de copas y vaya a ser un escándalo. - así que te
bueno, estaría bien, creo que lo hace un
e imagino que no están buscándote por
Seguro que no es
que te quedes, de lo contrario, estaría re
eño se fue, y al igual que su vecino no llegaba. Se paseó el amplio estudio mirando el gran balcón, tenía unas cómodas poltronas de descanso acogedoras e irresistibles, se quedaría allí