ey, ap
s para terminar de doblar las dichosas servilletas y colocarlas en su lug
yyy! -grita
, pienso y ru
n el dorso de mi mano. Este pequeño espacio, al que no deberían llamar almacén, es demasiado caluroso.
, cuando llego sofocada a su lado. Me mira de forma
lletas? -devuelvo la pregunta, mir
estaba organizando los estantes cuando ella me pidió atender la parte de
, porque conozco lo qu
la chica nueva, que necesita otro par de manos en el salón -dice, con voz can
decir cosas así. Asiento y, con paso rápido, me dirijo a ayu
de hoy, perdiendo
narme la comida. Me dio la oportunidad de demostrar a todos que yo podía ser independiente y lo suficientemente responsable para asumir un cambio tan drástico en mi vida. Así, con su
-Suspira mi amiga Steph, cuando e
amiga, decidió en un momento muy malo de su vida que quería ser independiente, al igual que yo. Pero ella pensaba que todo sería fá
con los pensamientos y costumbres de su familia, tomó la decisión de separar sus caminos y labrarse sus propios logros de manera autodidacta. Yo,
meses yo sola», pienso, al ver el desastre que ha armado
-pregunto, con ironía. Trato de no s
a entristecida, al es
rece que una tormenta acaba de pasar por aquí. Servilletas, cubiertos, manteles y b
n puchero, ante lo que yo niego con la cabeza, d
ria de repente-. Aquí no
una mano por el pecho, justo donde está el cora
ánico que debe estar sintiendo, de que todo le salga mal, de no lograr lo que se prop
recuerda a mí misma años atrás; solo que
rpresa su entusiasta muestra de agradecimiento y no puedo evitar sonr
argullo, dándole fuerzas para que no se desanime-. La habilidad la tomarás en el camino, pero
como ella, acostumbrada a los lujos y a que le pasen la mano, debe
en otro abrazo, que se
to y le indico seguir trabajando, justo cuand
a trabajar, no una sesión de psicolo
la con ella. Steph necesita trabajar y es muy importante para ella lo
.
as sobre la silla. Cierra los ojos y echa su cabeza hacia atrás. La
rente frase. La miro, para ver si est
, ¿verdad? -preg
ubieran salido arrugas en la cara. Mueve
-, necesito un millonario en mi
ficación. Le duraron muy poc
n a casarte con un millonario desconocido? -preg
inquisidora-. Mis padres me obligan a casarme con un viejo cáncamo que pronto estirará la pata. -Suelta una ca
a y necesitada. Me toma desprevenida s
to en el momento que mis ojos se encuentr
pre una atención exquisita porque, además de ser su mejor cliente, es el treintañero más rico y codiciado de la ciudad. Las revistas subsisten solo a base de chismes relacionados con él y sus co
subconsciente y ruedo los ojos
onario esposo se dirige hacia nosot
erlo caminar hacia donde estamos. En solo instantes, mi cuerpo comienza a temblar y a sudar
eñoritas -saluda,
solo reacciono cuando escucho a
a, escaneando al cliente de arri
buenas formas ese tipo de comentarios; pero me sorprende sobremanera cuando veo que una hermosa sonr
a y con un sentimiento extraño ocupando mi pecho-. Disculpe señor O' Sull
caso. Necesita entender las reglas, a
ta... -comenta el clien
ndo, nerviosa. Trago sali
acia Steph. Vuelve
a, tampoco me mira-. No tengo problemas con
Steph. Es bastante raro que él actúe así, no es
eñor, son las regl
migo. Intento no mirar hacia atrás, pe
, me pregunto internamente. En general, lo que suc
enos ya soy capaz de mirarlo a los ojos, desp
sí que es