bía sido pesadita, llena de recuerdos, sucesos que ocurrieron hace más de diez años. Mi mente seguía un poco dormida, pero cua
ntarlas, hoy no tenían clase y su padre les exigía mucho en sus estudios, pienso que
te me había despertado con un sin número de heridas en mi boca y ya me estaba hartando de esto
tíamos con Leonardo. Toda la casa estaba llenada de él, su ropa, sus zapatos,
boca en su totalidad y vi las heridas internas que me había realizado yo solita. Eran muchas
la sangre, que salía de ellas, por toda la boca. ¡Vamo
aldito dolor era muy fuerte, pero tenía que soportarl
gue: más san
el agua se mezcl
el agua ya domi
lo que salía de s
había bajado y el agua sal
e estaba más cerca, me vi nuevamen
ómo puede ser que te
yo cuando estuvimos en Países Bajos. Éramos tan jóvenes que a penas me reconocía. Saqué la
aventuras, me reí por lo bajo y vi
onstruid
, escuché que llamaban a la puerta con cierta desesperación, pero no una desesperación
a sonrisa que nunca antes, en estos más de diez años de ser amigas, se la había visto. Ell
sarcasmo para que ella entendería el mensaje
que traía dentro, pero en el preciso instante en el que iba abrir su boca le puse una mano encima y le hice u
de mí, sí de mí, c
no quería decirle nada sobre las mordidas de mi boca. Se
agua. - Como Pedro por su casa, mi rubia amiga se dirigió hasta la cocin
ciosamente de un lado a otro con el vaso de vidrio en mano. Luego de unos se
omamos
do, al fin lo
ido? - pregunté to
a, pero mira que ya voy para vieja y no puedo quedarme sola de por vida, Amaya, tengo treinta y siete años, y creo quedarme solterona de por vida. El tiempo pasó volando y mi carre
estaba más pérdida que una cabra. Agaché mi mirada, tragué grueso. No que
egura que cualquiera que tú escojas, él o ella estará muy feliz de
a tomó un semblante más serio. Se acomodó en el silló
lo que
to ella entendiera lo que me pasaba. Abrí mi boca
en algunas ocasiones, siento que pierdo el conocimiento. Es tan difícil, temo que llegué al punto en el que el medicamento no
Su tono de voz había cambiado por completo, ya no era la Cristina emocionada porque por fin iba a ser mamá, ahora
iempo se fue extendiendo más y más, le dábamos más largas al asunto, hasta llegar a este punto: diez años de matrimonio, bienes compa
ce hasta su boca, sus ojos avellana me miraron
nsas hace
te conocí a ti y conocí a Leo. Debo decirle la verdad, aunque tenga miedo de su reacción, de nuestro futuro después de
me inte
hablamos de esto, quisiera ser un súper héroe y poder destruir al maldito villa
e escuchó el claxon de un auto. Lo tocaban con desesperación,