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ía obligado a comer y a salir de la sala de café cuando se hizo demasiado evidente que ambos estarían allí sin prestarle atención al tiempo que transcurría, incluso Mildre
nviado el mensaje por fin. Ahora se encontraban de nuevo en la habitación esperado a que el motor le diera la energía necesaria a los ap
u mensaje se leía y para su orgullo un me
co Víctor Porter. A cualquiera que tenga l
estando este mensaje por información fiable, pero debo dar a conoc
un faro de esperanza entre tanto desastre, tal vez había sido un error, pero no era momento de echarse para atrás. Luego habría un millón de momentos
cidad de la información se sintió mucho mejor, la doctora Cortés no contest
taré en contacto si resulta que s
onsiderar quién era Víctor Porter y cómo era que ese hombre poseía la información que le había dado sin figurar en los registros de la