xi
rdadero, menos las palabras, y por contradictorio que parezca, para mí
me dejé hipnotizar por el negro que cubría el mar aún bajo la luna llena, a lo lejos donde ni mi vista ni las espectaculares luces del yate alcanzaban. Era un cielo estrellado, y aunque se celebra
luptuoso, su cabello también fue barato intento de lucir elegante, suelto y ondulando a fuerza, pero se veía hermosa, la miré mientras se acercab
erd
os sobre mí con un gesto de so
ar tan pretencioso-dijo soltando un suspiro
miró a los ojos con un gesto amable y casi infantil, como quien es descubierto escapando de su obli
ncioso-admití. Ella abrió
dueño de la fiesta?
N
livio!-
icándole una media sonrisa
áximo Rossi-dijo y se llevó las manos a
na de la novia de mi
ado-dijo mientras sus mejillas se ruboriza
ropa más info
con tono seguro sosteniéndome la mira
estoy huyendo d
muy lindo gesto-dijo con expresión to
mis diseños en una gala diciendo que mi casa de moda usaba piel de animales en extinción,
e que todo es moda, no la compro, un día las ballenas y al día siguiente los niños con cáncer y parece falsa-
caes mej
castaño claro, piel blanca, pechos generosos, caderas pronun
do tu nomb
que simulaban que sus labios estaban húmedos, el efecto era distractor, prácticamente el resultado de su apariencia terminó sien
re
conseguir una invitación extra para ti porque e
matrimonio el sábado y debió irse el domingo, así que ellos pensaron
rajeron
n el escote, no pensé que fuera consciente del efecto que causaba, tuve que hacer sendos esfuerzos para mantener la vista sobre su cara. También en
on, les dije que no importaba que así me im
ompromiso ¿Cuánto tie
ndió pensativa,
ro que les vaya bi
asado tienes tú?-preguntó se
lo fuimos novio
ue bien, prácticamente
n al con
rmes, elegantes y decididos, los de mi mujer.
ia fiesta-dijo fingiendo que me regaña
estás? ¿Todo bien?
é de la fiesta un rato,
-, vamos adentro Máximo, la gente está habl
y me giré con mi mujer colgada del brazo, no le dedi
eraré un poco más
s número treinta y uno de Máximo, te prometo q
entregada durante la presentación de mis colecciones, los desfiles eran su pasión; por lo que me acompañaba siempre a todos lados, así la conocí, yo recién comen
nticuatro y ella veintiún años desde que nos vimos coqueteamos pero no hablamos más que de trabajo, ese día más tarde hu
. Valoré mi encuentro con Irene de esa forma porque fue revelador, la había visto, pero no la había visto realmente, y nada tenía que ver
ermosa, así como su rostro, con labios sensuales que provocaban pensamientos sucios, los cuales no me alteraban los nervios porque era solo la apreciación de una mujer que exudaba sensualidad, no era co
efecto, no era la primera, no sería la última, aunque no era frecuente que apareciera una mujer distinta a mi mujer, que me hicier