to, a quien había encontrado en la salida. Otto la h
de mi padre, así que, fue extraño cuando supe que me dejó como su here
asesoría, puedo ayudar
enga nuevas sobre
qué hora entr
nueva presentación estelar del verano y además serán las na
ha
notó como Otto se sonrojaba, clavando
como
mucho, mañana
n al edificio donde vivía Eliza
Otto con nervios en el estómago, se había ar
al! Espero n
paso p
endrías? Soy muy floja, n
a las seis y media, no te mortif
mejilla, el hombre abrió los ojos incrédulos, sintió un
spidió observando aquella actitud. Entró a s
tocó su mejilla sintiendo la sensación cálida de esos labios. Sentía calor y emoción.
var por la energía de las personas, y la que desprendía Otto la hacía sentir muy bien. Aquel joven era diferente a todos esos chicos que ella conocía, ya no quería lidiar con hombres pretenciosos y narcisistas, que solo querían exhibirla como una joya para presumir
ellas piruetas que Elizabeth Zok realizó, de pronto, perdió equilibrio en uno de los giro
todos esperaban algo de ella, sobre todo sus padres, esperaban que Fiona triunfara, así toda su lucha valdría la pena, se miró al espejo, limpió su rostro, sus pies dolían
let, leía un e-book, cuando su madre abrió la puerta
ena, tu madrina Sus
o pude llegar -dijo Otto,
ste a visitar
d acompañé a una
ntó Bianca con curiosidad, Otto s
sí, a
rodó los ojos, sabía
inda, pero sol
iene
cansar, mañana tengo mucho trabajo -inqu
gunta a la señorita linda si tiene novio o es
era, ten por seguro de que no
isa, odiaba escuchar
n tiempo ya no te importa si la persona que amas es bonita o fea, porque el amor embellece todo. Así
de su hijo, salió de la habit
guna mujer!» pensó con fastidió, luego se giró e
erando a Elizabeth, se sorprendió al verla baja
nto! Me
al -dijo Otto sonriente,
la chica y se d
o al mirar su reloj-. ¿Qué
ra de lugares lujosos, se sostenía con el dinero que le pagaban en la Sayer Corp y a la vez con el pago que tenía de
o creo que me guste e
ien los ojos
? La comi
l tono de voz-. Creo que este lugar es
nmóvil, mirándo
eocupes,
s necesario -d
ué
el viernes que es día de
les tomó la orden, cada uno pidió una rebanada de
me de t
e qued
bre
te gusta hacer en tu tie
a sonrojad
N
ecial? -preguntó Elizabeth con la mir
o qu
zabeth estaba persuasiva, había degustado de la rebanada de pastel de
aría al desier
estaba s
onozco,
eth imaginó ese lugar, con ojos brillantes, tomó la mano de
, que algún día
io y luego dibujo
ca de Otto, que sin pensar comió aquel bocado, embelesado por sus ojos verdes. El tiempo dejó de tener