z de aquella mujer se clavaba en su mente y no podía sacarla «¡Qué feo eres!» reco
y descubrió a aquella rubia con la que había tropezado por
tás
ntió con
í.
negó silencioso-. ¿Qué te parece si vamos a c
aban por su mente, ¿Cuál motivo orillaba a una mujer hermosa a acercarse a un hombre feo como él? No lo entendía, pensó
esta y tomó la mano del hombre invitándolo
jos del mismo color, era alta y hermosa, se hacía notar en todos lados, por su porte dulce, ingenuo y perfecto, sin embargo, ella no era así. Se exigía ser la mejor, quería la
evitar chismes sobre una rivalidad con la rusa, aunque ya la detestaba con t
n feo»
montón de gente iba delante de ellos, ella admir
tan hermos
, admiró como sus ojos ver
dijo
o tu nombre -re
me lla
mbre, suena muy
lencio, no sab
Elizabeth era una novedad, comieron bur
oso! -dijo m
l, las otras mujeres que él conocía siempre estaban comiendo en lugares lujosos, ninguna admitiría un lugar co
mi madre, vine a una competencia mund
gana
la verdad no sé cómo
, seguro de que era
menzaron a murmurar, su cotilleo podía escucharse a di
ignorando y continuando con lo suy
iño, tengo algo de plata, de veras, no tienes que exponerte con esté
üenza y bajó el rostro para no mirarla, lo cierto e
me refiero al tamaño que te falta... -dijo grotesca y con furia, Otto abrió bien los ojos, incrédulo, mie
demostraré lo que
tentó acercarse, aquel acto enloqueció a Otto, no iba a permitir
ue aquel contrincante se volvier
kenstein, me la
la, el hombre terminó siendo abucheado por los comensales, junto a su
hagas caso Otto, hay dem
atalló para sacarle palabras de la boca, estaban por llegar a Sayer
algo que te molestar
ue sus manos se humedecían de nervios por sentir su piel sobre
i, supongo. Para mí es usual, yo soy feo -bajó la
o que dicen con sus palabras, lo que hacen con sus actos. Así que, dudó mucho que seas feo -dijo sonriendo, Otto quería correr, su corazón latía como un
cualquier hombre con el que hubiese salido, sin embargo, tenía algo que la inqu
ce no dejaba de hablar de lo mal que le caía Bian
unos jóvenes a las puertas del edific
iene! ¡Qué tipo tan feo! Espero que tenga al
quién es é
negó,
tto S
tapó su boca para
nsó, sintió su cuerpo temblar de rabia, frunció el ceño, recelosa
s me ganarás» La mirada de Alice se volvió venenosa, pensando en