iaron de los pies a la cabeza, provocando una reacción involuntaria de mi cuerpo. T
enía la pinta perfecta de chico dominante, y a la vez encantador. Difícilmente podías resistirte a sus encantos, a esas facciones bi
nqué los dientes tan firmes en mi labio inferior,
o panda y no soltarlo; quería sentir esos labios rozand
ué sa
endida frente a mí y mi madre, escudriñándome detenidamente. Desvié la mirada de sus ojos a la copa, concentrándome en las pequeñas burbujas que se libera
aría presentarles a alguna
complicidad aún no estaba del todo extinta, entre nosotras. Todavía éramos c
cara de pocos amigos que puso Sten, sab
adre la miró con reprimenda, a lo que mi hermana s
hasta una de las mesas que se encontraban en el extremo izquierdo del luga
é por lo bajo a mi pequeña versión
-Fue lo único que consiguió decir, ante
nuestra presencia. Sus rasgos, al igual que los de las personas que lo acompañaban
d con organizaciones de aquella región, ya que eran los principales fabricantes y distribuido
palmeando la espalda de mi padre, q
reciosas resaltaban en la mayoría de sus d
rigió a mi madre con
-dijo, dirigiéndose a la hermosa mujer que se encontraba junto a aqu
to volver a verte
esentarles a mis hijas -los ojos de los presentes se posaron en Grette y en mí.
aba que la ayudara a salir de alguno de los regaños de mi madre. Sujeté sus dedos firmemente, tratando de infundirle confianza,
galándonos la misma reverencia que le
lo se limitó a asentir. -. Disculpe
ombr
ú puedes llamarme por mi nombre, Ilhan, Ilhan Akdemir, líder
me había dicho que no me dejara intimidar por quien sea que tuviera enfrente, así fuese la mismísima reina de Dinamarca (Aunque, si lo pienso bien, nuestra corona pesaba más que la suya). Alcé mi
aba empezando a ponerme nerviosa, cuando volvió a reír, al igual que el r
presentarles a mis hijos -Hizo un ademán con la mano para que los jóvenes se acercaran. A esa corta distancia podía decir que eran realmente atractivos. S
trastaban con sus intensos ojos dorados. Sus facciones eran masculinas y encantadoras. Sin duda era guapo, pero, en mi
va. La palabra sonó un tanto extraña con el acento tan marcado que tenía. Su voz me dejó una sensación rara en el cuer
erá la mano derecha de su hermano cuand
o aún seguía siendo imponente. De no ser porque su padre había mencionado la diferencia de edad, perfectame
beso en el dorso de ella, tomándose todo el tiempo del mundo. Me quedé helada bajo
e los míos en ningún momento, si no hasta que su padr
piró con
en dónde se metió esa niña -comentó, haciendo a
. Son jóvenes. Es normal. -apuntó mi
mentario resultaba un poco hipócrita viniendo de mi padre,
abló mi madre, con ese tono eleg
me disculpan, voy a saludar a los demás invitados. Fue un placer -dije con una sonrisa fugaz y me apresur
-Era Nasra q
esaparecer de ahí. Los ojos intensos del futuro colíder de la mafia Turca, continuaban clavados en mí, de una forma
usted más tarde, para conocern
de cabeza como respuesta, para desp
ia. Bebí mi champagne de un sólo trago y deposité la copa en la charola de uno de los meseros qu
pasó, ¿Quiénes son esos?, pero sobre todo, ¿Quién es él?-Acentuó la última palabra, abriendo sus ojos dramáticame
las preguntas de mi amiga, quien entornó los ojos e hizo un ge
ble de bienvenida. Más que aliados de mi familia, los Rossi eran como unos tíos para mí. Los conocía desde pequeña y, en ocasiones, resultaban in
í no hay
isa, girándome al encuentro del du
una ceja enarcada y
a de la comisura de mi labio. Santino Rossi era el típico casanova sin remedio, y nadie podía
s risas seductoras y juguetonas. Lo conocía tan bien, que esa c
a -Se quejó mi amiga, fulminan
beró una c
ampagne a sus labios y la mano libre dentro del bolsillo de su pantalón. -. Que por cierto -se dirigió a mí antes de beber-
s remedio
de qué platicar -agitó su mano en un gesto dramático, tratando de apartar a su hermano, pero él solamente pare
decible, Fiorella... ¿Es que no puedes dejar descansar a E
fulminó co
regunté curiosa, mirando
de nuestra alianza. Principalmente de tu familia... Según
s ese trato? -
on la
istribuidores de armas en el medio oriente. Cuentan con modelos "Exclusivos"
mi paranoia. Nadie da
hester, el padre de André. Si había alguien que estaba
a saludar a mi tí
a librar de mí, Eleanor - Arrugó la frente y
sonrisa fugaz y cansada -. H
contiguas distinguí a Ivar, su hijo menor, completamente perdido en la pantalla de una consola muy parecida a la de Grette. Mi prima Irina estaba en el extremo opuesto, con una cara de aburrimie
biera hecho un acto de presencia fugaz en la velada, para no tener que enfrentarse al sermón de su padre más tarde, y que, se
radas, no lo había vuelto a ver por ninguna parte. Repasé nuevamente el lugar, centrándome en l
eía preciosa con ese vestido dorado que le llegaba a media pantorrilla. Tanya tenía un cuerpo bien torneado a causa de los entrenamientos y una faccio
que quería hacerme ver que comprendía mi estado anímico y que me infundía apoyo. Tanya entendía
a mesa de la Bratva, llamando, de inmediato, la atención de los presentes. Mi tía Olg
erá posible que hayas crecido tanto en tan pocos meses? -Dibujé mi mejor y más ensayada sonrisa y me encogí de hombros
o de ser nativa de Rusia. Olga era algo racista, me sorprendía, en verdad, que hubiera accedido al compromiso de Irina co
de mantener tranquila a Olga Volkova era mediante
te abrazo. No tan efusivo como el que me hab
que Grette, pero el ser la única hija de los Volkov y futura líder
us ojos azul claro detallaron cada una de mis facciones, mientras daba una calada al cigarro que tenía en la mano; un gesto común
arme. En cuanto lo hice, unos gruñidos a sus espaldas me hicieron pegar un brinco.
a decir que los perros bien entrenado, podían llegar a ser un arma mortal, más peligrosa aún, que una de fuego. Tal vez por eso siempre me hab
otar el temblor
cticamente inofensivos. Sólo atacan cuando se l
tes nombres, estaba segura
Magnus y me dirigí a mi tío, a quien saludé con un beso en la mejilla -Me da gusto que tu padre te haya presentado
é la f
desentendida. Él asintió. - ¿
ecta y dirigió una mirada recriminatoria a mi padre,
Bozkurtlar? Tú lo sabes, ¿Cierto? -El alu
inteligente para saber cuál es la alianza más importa
or supuesto que lo sabía, era la misma que
atri
an en el centro del lugar. Mi madre extendió una de sus manos para que me acercara. Caminé mecánicamente h
ara después dirigirse con la misma sutileza a Guido -, gracias a la familia -Volvió a elevar su copa, esta vez en dirección al tío Alexei, quien le respondió con el mismo gesto -, y a los nuevos integrantes -Esta vez se dirigió al líder turco -. Esta noche, es
piernas
icaba eso?, ¿Qué no podría regresar a Londres?, ¿Acaso el empeño que había pues
lo sólo indicaba el inicio para el verdadero objetivo de todo
Me habían dejado creer que aquella visita era como las anteriores, para luego darme la puñalada por la espalda. De mi padre no me sorprendía mucho, después de todo, siempre había decidido sobre mi vida, con la excu
hecho entonces, con
to me importó una mierda que aquellas perso
or y subí corriendo las escaleras rumbo a mi habitación, como niña pequeña haciendo una rabieta.
istola, que aún permanecía oculta debajo de mi vestido; nunca había disparado contra una persona, contra nada viviente, a decir verdad; estaba segura que no sería tan fácil como en las prácticas de tiro, cuando tu objetivo permanece inerte y puedes tomarte todo el tiempo del mundo para apuntar y disparar. Me rodé de la cama, hacia el lado opuesto de la ventana, utilizandóla como escudo. Me asomé sob
rnal, me golpeó en el rostro y agitó mi cabello. Tampoco me importó mucho que el cl
nsesse. -Fue todo lo que dijo, ante
me desestabilizó por completo. Andr