es Jeremy. El mismo amigo crees abril anteriormente. Con él, las cosas
mucha química entre ellos. Cuando les veo siento una envidia sana. Así como, por un lado, soy feliz disfrutando de su agrada
Cierto que Jeremy ha perdido tiempo de ir a los clubs conmigo desde que está con su chica, pero igual es de notar que se da su espacio para salir entre am
l ver que en los últimos años de la
ener una relación a
chica, si no todo se va a poner palta, man
afectó un poco, pero tampoco iba a pasar
za una casaca azul sin tener la molestia de cerrarlo. Ese polo blanco puro que lleva debajo le da ci
peinados, esta vez de forma inconsciente ha salido así. Cierto que estuvo batallando en poner firme su
n la elección de sus zapatillas le causó cierto estrés. El tener algo así de quince pares de calzados
cupes por mí, fue el despido algo tétrico que le hizo a su progenitora. Est
o. Pues estaba viendo en vivo, el abuso que estaban com
o antes le llamé a mi amigo. - Apúrate Jeremy, si no vas a perder a tu amigo, fue lo
tar. Unas colegialas que se encontraban en horario nocturno, simplemente a lo lejos están presenci
nueve de la noche, tal vez no haya tanto tráfico y así arribe rápido. Eso de vivir en u
ato voy a luchar contra todo pronóstico. Para salvar l
ha llegaban a mí. Para comenzar con todo, la activación de la adrenalina se hizo presente. En buen momento mi cerebro ha segregado esa sustancia que tanta falta nos hace para estas situaciones. Ahí va Dayron a hacerles fren
ás afectada que antes. Como siempre existe el recrud
a a encontrar irremisiblemente perdido. Parece ser que esos jóvenes lo han reconocido.
o cierto tiempo, quizás no lo suficiente para la llegada de Jeremy, Dayron sigues mirándoles a los ojos. No lo hace para buscar privarles, más bien lo utiliza para ganar tiempo. No obstante, todos ellos se centran a mirar a un chico que viene acercándose a suma velocidad. Dayron no se toma la molestia de regalar descuidos a
haber llegado un poco más antes para que en conjunto le demos
eño centro comercial que funcionaba muy bien por ahí. Una chica zaborra y algo petulante nomás nos dio la razón. Lo hizo de tan mal gusto que daba ganas de mandarle el diablo. Sin embargo, lo tuvimos que dar las gracias, pues estaba colaborando con nosotros. Ni mo
negativas para personas así resulta siendo atroz. Lo más triste es que ellas se sienten culpables y más que todo se consideran una bola de porquería, sumidas en el más grande desperdicio que puede existir. Cuando estuvimos relativamente seguros de su ubica
sus rodillas. Ahí estuvo batallando mi amigo para llevarlo de vuelta a su hogar. Una vez qu
vez que se despidieron, cada uno se enrrumbó desde luego a su hogar. Dayron lo hizo con su ropa de estreno hecho a
su madre y es poco probable que lo comprenda.