en
me sigue tras la barra. Levanto mi Gintonic y seguid
el escote de mi vestido. El dije de mi colgante se ha pegado a la piel q
me muevo. Solo escucho a Britt cantar de forma horrible mientras Abril grita a los cuatro vientos que ama a su ex. Elevo los brazos y la mirada al techo rel
mis labios en frustración y dejo que mis caderas
torturarme sin poder evitarlo. Lo aborrezco, odio a q
siente sin dejar de saltar al ritmo de la música
. El ardor en los dedos de mis pies me obligan a apoyarme de una pared. Recorro mis alrededores con la vista y entre tantas personas bebiendo y teniendo sexo con ropa, dud
raría un poco la desgracia que se avecina y lo
era dos veces en altura y no puedo evitar echarme a llorar, porque eso solo m
tidos quieren explotar y tomo una bocan
maquillaje extremadamente exagerado pero su semblante preocupado me hace ig
esto y vuelvo a estallar en un llanto más
n de la joven -o el joven-, que me brinda apoyo emocional. No hago más que mentir con que el alcohol me pone sensible. Espero a que h
ón a nuestros p
con sus errore
o todo el rimel regado alrededor de mis ojos, el delineado por suerte está intacto, al igual que el labial. Agarro un pedazo de papel sanita
mí misma, con la confianza que han d
e ante mi padre y un anciano que no tengo las mínimas ganas de conocer. Un escalofrío me recorre
eber todo lo necesario hasta perder incluso la noción de quién soy. Descalza y mareada me encamino hacia el pasillo aglom
en la que he quedado, con mis cuatro extremidades apoyadas en el piso. Sin gota de control y
la suerte, esa
tras mi espalda y junto mis piernas para impedir que se me suba el vestido. Me siento como el demonio y el puchero
te giro el rostro. Un hombre se encuentra a mi lado, tumbado e
unque demacrado. Una barba incipiente viaja desde su mentón hasta su barbilla, otorgándole un aspecto maduro. Su cabello está r
dientes y por la cercanía de nuestros cu
escucharme y sigue mis réplicas hasta hacer contacto conmigo. Sorbo por la nariz ante la con
ición como para hacer la diferencia!
as y le enseño mi pulgar. Desvío la mi
y presiono mis uñas contra la carne de la palma d
olan la mente y opto por presionar mis ojos
te me sorprende y levanto la mirada para encont
vitación, de inmediato le extiendo una de mis manos y sin eficacia pretendo pararme como una
la que lo hace y la torpeza con la que impacto contra su pecho debido a mi no tan al
mbriaga de divinidad y cierro los ojos para disfrutar de un pequeño viaje a las alturas. Toda la tristeza de hace un m
corro con delirio los matices azulados que resaltan tras unas pobladas pestañas negras. Recorro las facciones de su fisonomía y me detengo en unos labios roj
y su aliento amentolado con rastros
da y carraspeo
rices -suelto sin pensar y trago en seco, pero no tengo ni g
io inferior haciéndome divagar en pen
ue le cuente todo lo inapropiado que tengo en mente-, ahora mismo te odio, así como la odio a ella -farfulla y suelta
es "ella", pero sí joder, ne
onen de punta y me voy humedeciendo como una jodida adolescente-, incluso más que e
manos contra la portañuela de sus pantalones y agarro con poco éxito su miembro er
usurra con picardía en mi oído y no teng
to galanazo se plante en mi camino». Y sin pensar en mis principios, sa