as con su amor platónico sin mencionar todos los roces que por obligación debían tener. Leela vestía un pantalón lycra negro con una blusa blanca, holgada y larg
e respirar al ver su pecho descubierto mostrando sus magníficos pectorales. Como guerrera, estaba acos
la altura; la paz y hermosura describían aquel lugar, pese a su rara decoración y carencia de muebles, pues allí solo se apreciaban unas cortinas blancas en las amplias y abiertas ventanas que danzaban con la brisa. Él abrió los o
d que la descontrolaba. ¿Cómo podía soltar esas palabras
uetear ...?
vir tu hermoso rostro. -Se acercó y tocó su mentón-. Porque, chica ruda, er
o mejores -escupió con malicia. Él soltó su mentón av
la,
ré yo quien lo enseñe -lo interrumpió. No quería
nulaste mi jugada. Creo qu
rta en el área, podemos dejar esa
usta p
imagen intacta para sus fantasías. De repente sacó la daga que él le había dado y lo atacó; Jing detuvo el ataque doblando su muñeca, ella giró y liberó su mano
aún en la inexistente gravedad. Posó sus manos sobre los hombros de él como soporte mientras sus piernas estaban erguidas hacia arriba, las bajó enredando la cintura del príncipe con ellas. Entonces sus brazos estaban r
ha besado? -preguntó
no ha besado, preciosa?
os? -Ella musitó acari
uas por ti misma? -Dej
a, pero llevó su torso por debajo del príncipe, ubicándose en su espalda, ahora sus piernas lo abrazaban desde atrás y su cuell
en el estómago que la dejó sin aliento por unos segundos, su puño fuerte iba dirigido hacia su rostro, pero ella lo atrapó con sus dos brazos. De una pirueta subió sus dos piernas al aire para golpearle el rostro, mientra
s bellos labios int
navaja de la boca que se c
pie? -Ella sonrió c
la tiró contra la pared, dio un salto y cayó de pies-. Aún tienes mucho
de verdad fuera un simple entrenamiento. Bueno... era un simple entrenamiento. ¿Por qué tenía que crearse cosas en la cabeza para terminar tan vacía
*
Leela... ¡
ando Ulises la sac
. -Su amigo tronó los ded
usa-. ¿Cómo haces para
u obsesión co
iró mal-. Realmente me
de eso -advirtió-.
Todos somos personas que sentimos y sufrimos, vamos al baño y depositamos lo mismo; tenemos
erente -contestó-. No b
Ah
e no
regañarme
a de llam
ices chi
usta. Soy un hombre, no me
ito -El rizado se
e coronado? -Ella asintió-. Pues fue con una chica de otro reino porqu
unca me ent
stás en tu mundo
no se casan sino con esa persona ele
el cuello de ella y si ambas brillan, ella es la elegida. Siempre que estén cerca el uno del otro, las gargantillas emanarán un brillo sutil que casi no se nota;
nerme esa garga
Solo alguien con sangre real pu
ajó la
separaciones de
íncipe. Además, eres una guerre
Hubiese deseado nacer bajo otras circu
*
emanando sudor frío, su corazón dolía con un vacío intenso y dos lágrimas recorri
a tiempo para lidiar con todas las tareas que se le acumulaba, cosa que últimamente no estaba haciendo. Apena
ó así, pero se sentía bien el nombre. Tomó
ar su trabajo para almo
cierro! -Su amiga bromeó -. He tenid
rá el estrés? -Nora comentó ida y su amiga la miró suspicaz mientras degustab
do con el nunca
ando despierto lloro. ¿Crees
te quite todo el estrés acumulado p
-Meneó la cabez
allas -soltó una sonrisa maliciosa-. Necesitas un hombre para
bría explicarlo -titubeó al dejar salir sus palabras, pues sabía que no tendrían sent
millonaria, vivir en Hollywood y estar casada