Deseos Prohibidos

Holanda. Acababa de terminar el bachillerato en un colegio privado, por lo que mis conocimientos del idioma er

s iglesias del pueblo las quince estaciones del Vía Crucis y todas las tardes en casa, bien dirigidos por un fraile que venía a rezarlo c

con el tema sexual. Todo lo sexual estaba mal visto, ya t

o de la mujer y de la comedura de coco sobre los pecados de la carne, y no precisamente la de ternera. Au

y le había conseguido meterle mano a un par de ellas, tocándoles el coño y haciéndola llegar a una de ella

baloncesto en el colegio y al tenis. Por lo tan

llí y me mandaron a pasar un verano a una de esas casas seleccionadas por la escuela, sin anal

os de 8 y 12 años, Theo y Michael. La esposa era más bien fea, con poca gracia, pero rubia, delgada y alta. Él

llegar a Leiden, durmiendo en albergues juveniles, de los que había uno en cada ciudad y qu

da y alta, Frau Emma Meyer, y estaba casada con un perfecto animal, Karl Meyer. Debía tener unos 34 años y tenía una hija, Marie, acabando

Yo iba a compartir dormitorio con sus dos hijos, ya que la casa solo tenía dos dormitorios. Tenía, además, un salón,

en la cocina una serie de rebanadas de pan de centeno con diferentes embutidos y un vaso de leche. Es

al colegio. Me puso el desayuno y me comentó que luego pasaría la señora Meyer a recogernos para dar una vuelta en coche,

, que dejaba entrever la braga y que no llevaba sujetador, aunque no le hacía falta porque el pe

sol de fondo. Luego fuimos a un chiringuito de la estación de tren a comer unas salchichas asadas, con patatas fritas. Se unió el padre

taron que, al día siguiente sábado, ellos solían ir a bañarse a unos de los muchos lagos que rodeaban la

ca. La verdad es que en el escarabajo íbamos muy apretados, porque no tenía cas

des hacer lo que quieras. No es obligatorio d

ctáculo (nunca mejor dicho lo de culo) de toda aquella gente en pelotas, jugando al futbol o al vóley, moviendo todo, y tumbados al sol con las piernas abiertas para conseguir bonitos bronceado

damente me tumbé boca abajo, porque emp

Emma, y su hija Marie. La visión de Emma y su hija, tumbadas frente a mí y enseñando todo el conejo mientras tomaban el sol me

Emma tenía el coño rubio, con el pelo rubio rizado y recortado formando un triángulo perfect

s menores, con pliegues rosados y rugosos, que eran bastante grandes, siendo el derecho más grande que el izquierdo.

bios como sobresalía ligeramente el clítoris. Si ese coño estaba así de voluminoso

o bastante grande, por lo que supuse que su marido se la debía meter también por ahí. Ahora sin ropa se veían bien su

tenía los labios mayores depilados, portando un montón de pelitos rubios ensortijados que le bajaban por los lados hasta ca

o, lo que hacía que me fijara en esa parte cuando estaba de pie. Los labios mayores envolvían casi por completo a los menores, qu

o -pensé para mí, y me di cuenta de que tenía un empalme de cuidado. Tendría

rcados. Su pelo no estaba recortado y portaba una buena cabellera genital, aunque algo menos rubia. Los labios mayores eran de un color más

ella época las chicas y señoras no se bañaban y bajaban vestida

a algún socio en las duchas del club de tenis. No iba depilado y tenía el pelo moreno. Era gorda, como de unos 4 centímetros de diámetro y algo menos de 20 de largo, estand

dije que más tarde. No conseguía decidirme a quedarme en pelotas, por dos motivos: uno, por vergüenza y otro, princ