ural, me comentaron que se alegraban de que me uniera a ellos, porque en casa también solían hacer nudismo y resultaba mucho más sencillo no cambi
detrás Marie, la hija de Emma. Me di la vuelta y se acercó a unos 20 cm de
tienes? -m
los cumplo en d
¿de dónd
América, tenemos playas
padres quieren hacerlo uno de estos veranos.
un mes. Tengo cl
s es perfec
-, tú ¿qué idiom
hay clases de español, aunque
aban y ella se dio cuenta. Estaba empezando a tener los pezones un poco más marcados, o eso me parecía a mí. En cualquier caso, la cercanía de un
é instintivamente a por él, saltando y sacando medio cuerpo fuera del agua y dejando el pito al aire.
cuerpo tocándole los pechos y ella se intentó separar de mí empujándome con la mano justo a la altura de mi pene, a
pa. Me la agarró con la mano y me la empezó a acariciar, casi una ligera masturbación. Yo no sabía qu
nte. Nos fuimos a una zona más profunda y nos juntamos más. Ella me sonrió y volvió a cogerme el pene, que ya estaba totalmente vertical y em
ciar el clítoris, y luego otra vez para abajo. Con la otra mano le apretaba la teta y le pellizcaba los pezones. Ella se mordía el labio inferior, en seña
ededor. Me terminó dejando perplejo cuando tomó con el dedo índice un poco de ese semen que medio flotaba en el agua y se lo ace
n paseo. Se lo digo a mi madre y te recogemos y que no
todas las tardes libres -dije, mientras no deja
r bien -me dijo
estuvo un ratito hablando con su m
o un paseo mañana pueden quedar el lunes después de clase e irse al cine
tación y dijimos que sí. En cualquier c
mma y Marie propusieron llevarme a mí con ellas, ya que los dos niños y todas las cosas no cabían en el VW. Marie se puso una fald
y yo por cortesía me volvía para contestarla y le veía todo el chichi, todo rubito y con
con nosotros, y ellas llamaron a Karl, al marido de Emma,
detalle de dejarme a mí bañarme primero. Me metí en la bañera y cu
sentó a mi lado en el retrete, mientras dejaba sonar el chorrito, me
colocar de lado la verga para que no saliese verticalmente del agua. Debía estar rojo como
de papel por el coño, se puso de pie de espaldas a mí, y flexionando la cintura bajó los brazos hasta coger su bragui
s labios menores saliendo con un montón de pliegues ligeramente húmedos. Cuando terminó de subirse l
to a sus hijos, preparados para lavarse después de mí. Yo, de espald
er y me fui a la cocina. Allí estaban ya sentadas Marie y Emma. Ada terminó de poner la mesa y mientras esperaba que Otto acabase de
a meter un par de dedos entre los labios. Ella me sonrió y me dio un beso en los labios, metiéndome la lengua hasta lo más profundo de mi boca. Muy pronto oyó que volv
u casa. Marie se despidió con