img VENUS: Lujuria y deseo  /  Capítulo 5 Capitulo 5 | 100.00%
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Historia

Capítulo 5 Capitulo 5

Palabras:2370    |    Actualizado en: 25/12/2022

nte fue ver que dormía sobre una mancha de humedad, ubicada justo debajo de su trasero. Su ropa interior estaba completamente empapada; la chica había tenido s

a punto de dar un salto en la cama; pero logré contenerme. Lentamente me senté y escudriñé la zona en busca de mi bombacha, la encontré hecha un ovillo desprolijo en el pi

o se me había ocurrido? ¿En qué pensaba? Me causaban repugnancia tan sólo la mitad de las cosas que había hecho, no podía creer cómo había llegado a ese punto. ¡Lamer una vagi

mi mejilla. Justo en ese momento Lara despertó; tuve que

aludó somnolien

o se puso rojo como la túnica de un Cardenal. Fue gracioso verla de ese modo; hasta me hizo sonreír, a pesar de que en ese momento sólo quería llorar y saltar del balcón de u

sé girando sobre la

y no podía optar por una salida fácil, debía hacerle frente a los problemas que yo misma generaba. Lo que sí me molestaba, y lo digo a modo de queja y no con la intención de sentir lástima por mí misma, era la frecuencia con la que solía meter la pata y qu

cuerpo y no podía parar de llorar, temía que mi amiga pudiera escucharme desde el otro lado de la puerta, por lo que tuve que morder mis labios e intentar respirar por la nariz, para evitar hacer mucho ruido. Hasta estuve pensando en una excusa por si ella notaba que había llorado: le diría que me h

os me ayudaría a salir adelante, a pesar de que lo tuviera bastante descuidado al pobre. Luego tendría más tiempo para pensar con mayor claridad. Lavé mis lágrimas con abundante agua y chequeé mi apariencia en el espejo, por suerte n

nito pantalón tres cuartos, color rosa y blanco; era bastante holgado, lo cual me ayudaba mucho a no tener que imaginarla desnuda. Ella sonreía alegremente, tranquilizándome mu

en seco al oír esas palabras; un sensor de "

cada uno de mis

a utilizado esa palabra frente a

que fue

a mientras dormía. ¿Y qué tal si también le contás cómo te masturbaste? De esa forma tal vez sólo t

to confundida― ¿Vos nunca

guardaba recuerdos difusos de los mismos. Intentaba mostrarme divertid

as se pusieron repentinamente rojas, lo que la hacía luci

una maniática sexual alta, delgada de pelo casi rubio, llamada Lucrecia?» Inten

jo me quise morir, me encontré una amplia areola empapando la parte inferior de mi ropa interior; lo peor de todo era que se transparentaba muchísimo. Podía ver mis labios vaginales pegados a la tela, hasta mi clítoris quedaba en evidencia ¡y Lara lo había visto! Había quedado expuesta ante

nterior; me moría de la vergüenza, tuve que esforzarme para no salir corriendo del cuarto ―Yo también soñé un par de veces con mujeres― no sé por qué le confesé eso, tal vez fue un intento inconsciente para que mi amiga no se sintiera tan mal―, una vez soñé que me daba u

ecuerdo algunas partes del sueño. Sé que fue muy intenso, nunca me había pasado algo así. Fue un li

quedar como una sucia rechazando su ofert

e me traicionó evocando los fuertes momentos que había vivido durante la noche, mientras Lara dormía; de pronto me invadió un enorme e incontrolable deseo, quería que ella me viera desnuda, tal como lo había hecho mi prima tanto tiempo atrás. Otro de mis frecuentes actos irracionales, los cuales ni yo

ba tan erotizante estar con el sexo al descubierto, tal vez porque ella no había reaccionado de la forma en que mi perversa mente lo predijo; pero... ¿qué reacción esperaba en ella realmente?―. A veces el inconsciente te

nte cómo era su entrepier

mi

on la bombachita. Mis palpitaciones aumentaron considerablemente al ver otra vez el cuerpo del pecado. El tenerla desnuda delante po

ás natural posible, sin conseguirlo―. No creo que a mí me

ue queda bien

oral; en cambio el lento recorrido de mis dedos sobre esa suave loma me traía paz a cada rincón de mi cuerpo, con excepción de mi corazón, el cual amenazaba con salirse por mi boca; inconscientemente apreté los dientes, para impedírselo. Acaricié su monte de Venus con la yema de mis dedos y algo me atacó sin previo aviso. Fue Lara, que se lanzó contra mi boca. ¡Me estaba besando! Mi reacción fue tan rápida como la de una tortuga paralítica; me quedé prácticamente petrificada. Sus cálidos y tier

aban demasiado cerca de mí, me resultó imposible esquivarle la mirada;

¿Por qué me bes

la apuest

no sabía nada de

La apuesta que me hizo Ta

n caballo arriba de un techo, no re

il. Tatiana dice que vos nunc

razón! ―

no ser porque socializaba un poco con mi grupo de amigas, ella no hablaría con nadie en la facultad―, así que, en realidad, vos

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