recioso, Patrick y Thomas, aceptaron de inmediato, pero Julieta, solo se quedó en silencio y cabizbaja, aún seguía pens
nos entre las suyas-. Desde ayer te noto triste y más distante conmigo, ¿acaso hice algo q
o y atento conmigo-dijo con cariño-acariciando la meji
que harás tú sola aquí? -
homas-. No se diga más, Julieta, acompáñanos y es una orden-espe
la entrada-pidió, poniéndose de pie salió corriendo del comedor. Al llegar a su habitación tomo su sombrero y colocándoselo se miró al espejo, su aspecto no era pa
metida- se reprendió así misma-. Recuperando la noción del tiempo y sintiendo que ya se había tardado de
iejo-bromeo Thomas, con el úni
le veo unas arrugas por aquí-dijo burlonamente
lo reprendió-. Lo mejor
sible, hermano, ¿t
. extraño demasi
ne-dijo con melancolía Patrick-.
ncia? -pregunto Julieta,
es que ya hemo
a, pues si bien, Anne, en ninguna
n más. Últimamente peleábamos mucho.
-. Ya verás que pronto aparecerá
ro concentrarme en los negocios familiare
cir eso-dicho esto se disp
trick, haciendo que
ó, deteniénd
ad con Anne cambiara debi
cada una estaba concentrada en sus proyectos, con la
agradez
istezas y démonos prisa-sugirió
dos botes los esperaban. Robert, como todo caballero que era, ayudo
o-. Qué hermosos recuerdos me trae este luga
-. Ya que había recordado las vacaciones de verano en d
enserio, Robert-se quejo Thomas-. S
rt-. Los mejores momentos, son los que vi
ver pelear a su hermano y primo y más ahora que sabia de la presencia de Armand, si Robert lle
ejor será que iniciemos a re
cada uno de los momentos vividos al lado de Armand. Lo seguía amando y jamás dejaría de hacerlo, tal vez y solo tal vez hasta la muerte, pero mientras sus sentimientos seguían intactos y guardados bajo llave
e te tome las medidas-se apresuró a decir Robert, pues había notado el mu
ndo su vista del maravilloso paisaje-. Detesto usar aquellos vestidos exag
ará un trabajo maravilloso y tú lucirás más hermosa-dijo con gran orgullo, dejando de remar por un
mejor será no contradecir a la abuela-respondi
e interesan las frivolidades, siempre te preocupas e
cullo, mostrándole la lengua, como
hacían carreras y bromeaban, hasta que la
pregunto Thomas,
do, Thomas-o
arda silenci
as l
a me result
-volvió a ordenar Patrick, suplica
aquella hermosa y melancólica melodía, la hicieron estremecer, de manera inconsciente empezó a buscar a su alrededor al interp
ba ese maldito aristócrata» «¡Maldita sea! ¿a que habrá venido?» -pensó con evidente molestia»-. Sabes mi amor, esto
egaba la imagen de su amada y cada uno de los bellos momentos que pasaron aquel verano, justo en ese m
finitos, lo que más deseaba era borrarlo del mapa, maldecía una y mil veces su mala suerte, pero de algo estaba muy seguro, no renunc