Luisa hablando. Cuando Pietro ve a su madre, corre a
s tu amiguito? - Hasta ese mom
, mamá, la hija
ado, así que Sarah se
incesa, ¿
stás! - Luísa respo
rque habíamos salido tarde del colegio y si no corría llegaría tarde al gimnasio
on descansos entre ellas, al final estaba agotada. Con eso, Miguel ya no ocupaba mi mente, lo que ya era una buena señal para mí. Tras pasar por el mostrador, me dirigí directamente a los vestuarios, lo único que necesitaba en ese momento era una ducha para refrescar mi cuerpo. Tardé más de lo habitu
ñora de recepción me informó de que aún no te habías id
no era culpa de Miguel cómo me sentía. Solo me trataba con amabilidad y fui yo la que empezó a fantasear un montón de tonterías.
acabé tardando un poco más en la ducha. Estoy bien, gracias. Solo un poco lleno de mente c
sta rutina. Solo tengo un tra
cho, pero tengo que irme ahora. Llevo mucho tiempo fuera y Maya acaba preocupándose cuando
ompaño!
que acompañarme a casa. Por no hablar de que, aunque no sé dónde vives, mi casa es un desvío a la
plemente no quieres mi compañía? Adelante, te prom
reflejada en aquel azul profundo, y perdí el hilo de mis pensamientos. ¿Qué podía decir? ¿Decir que estaba enfadada porque había pasado casi una semana entera esperando para verle? ¿O
es realmente la que has dicho? Porque no tengo nada importante que hacer, aparte de acompañarte. Y en cuanto
dejé que me acompañara a mi casa, quién sabe por el camino podría averiguar por qué no aparecía esos días. Pero, ¿cómo abordar el tema sin mostrar lo ansiosa que estaba? Necesitaba saber más de él, pero
odeos mi número de teléfono y cuando se lo di sentí que mi teléfono vibraba. Me pidió que guardara su número privado y, como él tenía el mío, podríamos comunicarnos. Bueno, si antes el corazón me latía casi fuera de la boca,
me y gritó feliz que le había ganado a la tía Maya al dominó. Maya apareció poco después de la cocina, sonriendo y diciendo que quería la revancha. Su sonrisa se hizo aún más grande cuando me vio acompañado de Miguel. Mi amigo y "vecino", ya h
jugando al dominó, ¿te gustaría ju
¡incluso le gano a m
cada toque que Miguel me daba, oíamos los gritos de felicidad de Lulú, vibrando por la victoria tan esperada. Y Miguel era muy bueno al dominó. Él y Luísa
tiempo que no me divertía de forma tan espontánea, excepto cuando mi sobrino está con nosotros
r tu paciencia con Luisa, nosotro
pude apartar la mirada de él. Se acercó un poco más, aún parecía temer que yo pudiera evitarle de algún modo. Creo que podía oír los latidos de mi corazón. Lo único que quería era que ese pequeño espacio que aún existía entre los dos fuera llenado por nuestros cuerpos. Pero como una
os reuniremos en los próximos días en
or Tomás. Era una emoción que rozaba la desesperación. Una sensación de miedo y euforia al mismo tiempo. Era como si fuera a caer por un pr