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vía fueron apareciendo. Había sido un día muy cansado y lo único que deseaba era llegar a casa, d
n mano, al abrir la puerta de la habitación me llegó la frustración al no tener a mi novio cerca, no lo veía desde hacía
añara y todo lo que había imaginado en mi mente para este momento. Un leve jadeo salió de mi boc
ta que me hizo la vida imposible inventándose cuanta historia se le cruzara por la cabeza y por sus inseguridades ahora estaba desempleada
jada de mi problemática familia y arreglármelas por mi cuenta. No quería escucharlos
decidí salir de la bañera para volver a mi habitación, mi móvil se encendió anunc
o! -contesté
aba desmotivado, lo que me preocupó y
solo recordarlo mis orejas se calentaron por el enojo y las
izo est
aloneó hasta el centro de los cubículos donde se encontraban todos mis compañeros de trabajo, me insultó utilizando palabras como «zorra» «perra» ,
iciste,
olpee su estómago con mi zapato. El señor Marshall se enojó conmigo y me despidió, dijo qu
te dieron u
esto importante. Y le creo, maldita sea que le creo. No sé qué voy a hacer, aún no termino de paga
ayudarte, sólo tie
eglaré para encontrar un trabajo
o qu
¿cómo
et de grabación, nos han da
anzada, por lo que solté u
a, te estaré esperando con tu platillo fav
hí -hizo una pausa -tengo
de la oreja dejándolo sobre la cama sintiéndome feliz por la
la distancia se interponía entre nosotros, el largo tiempo que pasaba fuera me hacía entrar en desesperación, muchas veces estuve a nada de terminarlo, pues los constantes rumores que lo relacionab
lo nuestro perdería por completo mi privacidad y mi vida como un mundano cualquiera. Y por eso desistía, pero