it
esario que resultó ser para nada, no supe ni qué decir, mi labio inferior tembló y sólo atiné a decir un "Está bien, no pasa nada, mi
as velas, ni siquiera tuve el valor de bajar y decírselo porque sabía que lloraría,
. Vamos sué
re hay algo más importante que venir a verme, se q
n, he intentado mentalizarme que lo mejor es separarnos y tomar cada quien su camino pero lo amo tanto que me es difícil imaginarme un
imarme para que saliéramos de fiesta y distrajera mi mente, pero me negué. No tenía ánimos d
ndo mi reflejo. «¿Por qué me siento tan poca cosa?» siempre que me dejaba plantada las inseguridades me inundaban, sabía l
enorme taza de café caliente, me senté en el tabure
l celular mostrándome el encabe
djuntada con una fotografía de ellos dos saliendo de un casinos de Las Veg
bía acabar con este dolor de una vez por todas, quería llamarlo y decirle todo lo que me hab
llama
ltimo que quiero
aneció en silencio
alo -m
o y decirle unas cuantas verdades, como que es un fiasco de actor y... -se detuvo a verme y sonr
ajo? -bajé la mirada a la taza para que no se diera cuenta de lo des
del otro senador de la ciudad -disimulé una mueca -se que asistente no suena t
naron, esa era un
alcé una ceja an
u antigua asistente acaba de emitir una carta de renuncia y está buscando desesperada a alguien que cumpla con los requis
é la barra para ir a abrazarla y agra
s un
s tu mejor atuendo formal e irás a esa entr
después cuando me vio más animada, me vestí con un traje de corte inglés en color blanco y tacones del mismo. Dejé mi cabello suelto e hic
auto no sabía ni qué dirección tomar, parecía una residencia pe
stoy buscando a l
or el interior de la casa y volvió con otra que parecía basta
Petterson y estoy aquí por
urrículum y terminó dándome el horario y algunas indicaciones respecto al señor McConnell, como le gustaba el café, su agenda y el estar b
concejo más que una indicación, ten paciencia y jamás se te ocurra hablar sin que él te lo autorice. A su oficina no entr
ro no conocía a ese hombre y lo que dijo Rebecca vino a mi mente
es posible, al señor le gusta que nos
lver a casa y encerrarme en mi depresión. Según parecía dentro de poco estaría
char las patéticas excusas de siempre. Y aunque no estaba preparada para dejarlo le