ido, pestañeo y
? -pregunt
iste que eras virge
había cruzado ese pequeño detalle. El al pare
no entiendo
mento no qui
ños siendo virgen, pero está bien
mi torpeza, y me vuelvo a colocar
empieza hacer unas anotaciones en un pequeño pap
Te daré un turno para la semana qu
s por atenderme -coment
a y estaba a. de marcha
ir al café: ho
café es una espe
osa por verme? -comenta diver
toria soy
unto a
igo qu
ira con
o? -quie
r mal o algo. No tengo a quién recur
mi, tanto incluso puedo llegar a
el rostro. No entiendo que ocurre en este momento, pero siento su mano d
uila,
ué.
doy cuenta que se había ac
con la
r lo más rá
a pasado: una vergüen
abía pensado: que se me
ando las mesas. La verdad es que me re
anterior me había pare
ué motivo lo estoy esperando en es
necólogo? -me pregunta Melis
oy pensando en que t
o la misma mesa hace una hora.
o que
enta que sí: efectivamente e
rojo al trapo
me has contado ¿Q
. Simplemente me hizo el... pap -d
ntó Melissa, ace
p... -
te es
etieron un apar
iba a desayunar, empez
é más
de que so
abeza entre
e digas que tienes el período, así n
y una tonta... .
te momento, teniendo una
os cubrie
S
a tiene una cita? -quier
tante alegre, las tres
idad y a duras penas el secundario. Melissa, Ana y yo estábamos solteras. No p
rvas; Melisa, era rubia, con los ojos negros, nunca había visto una persona con el cabello tan dorado, los ojos tan oscuros y con una altur
que se atrevía a
ción iba. Lo unico que hacía en mi vida: era levantarme , cada mañana y venir a traba
í? -me preg
ente que pen
la mirada perdida. Ya dime: ¿Ya te has tocad
que nunca había hecho eso , tampoco se me había ocurrid
o el
un sope de la silla, empiezo a limpi
y estresada o cuando tenemos un cliente muy insoportable. Voy y m
ez lo
mo señor en la barra: comiendo y empezó
ara los ojos en
¡Yo nunca
te auto descubrirás ¿no te parece? -pregunta divertid
co y me doy la vuelta:
ie viene y me salva. No cómo hacen esas novelas románticas: justo viene el prín
entra por la puerta y yo justo
ero mi gran amiga, y delgada amiga
de ser a
de delantales de color
rmina el color rojo
la cabeza: no me había golpeado la
to, quise
arme callándote sobr
írnos , si fuéramos dos descerebrada
; en el instante que Julián puso sus ojos sobr
me encandilaba. Pero de igual forma no podía despegar mi vista del. Julián pare
tengo escapatoria: él es un ser mag
ere saber algo pre
rodillas a n
ién me caí -pr
arecer de nuestra vista. Al contrario, me quedo ahí, presionan
e sus pecas las cuales nunca había visto con ant
rojecido , mis rodillas, las cuales aca
ueca que seguramente en el primer moment
jo de la mía. Al levantar la vista, me
te, vamo
sonrisa aunque solamente debo
me he lavado
de apoyarme en él; de rodearlo con mis brazos, y de tenerlo tan cerca. El
ro no por la caída, sin
e delirar y me encuentro en u
? -Quiere saber
oy b
s venir
sin en
así te veo el tob
o que tengo debajo
ienen un agujero
lo empujó con sutileza hacia atrás
estoy
egu
voy a parar y voy a seg
a. En cuanto piso con el pie bueno, me armó de valor para hacerlo con el otro q
porque no vea mi