ncluso cuando mi hermana y yo no teníamos padre biológico, no lo necesitábamos, siempre tuvimos a Santiago, el amigo de mamá, siempre atento, siempre fuerte, nuestro "Pappa", así lo llamábamos en
se a mi mente infantil, estaba segura de que había visto el de
uanto Pappa adoraba a mamá. Por eso, cuando espiamos aquella noche, desde los primeros escalones de
n, no así, habían tenido alguno que otro enojo, pero todo se arreglaba de forma automática cuando Pappa llegaba con un libro y un ramo de flores para mamá. Así de sencillo. Ahora, sabía que ni siquiera todas las flores del enorme jardín de Pappa podría arreglar la s
lpa. Todo e
to, nunca le había escuchado hablar así, se detuvo un momento y creímos que podría haberse a
panza. - Gracias al cielo, esta vez no pasó absolutamente nada, per
l mismo tono, ambos debían de haber comido algo e
a su
No puedo ir a trabajar tranquila porque estoy todo el
ellas son mías también ...
uedes cumplir, Santiago, has sido muchas cosas para mí, cada una mamos si estarían dándose consuelo, o si estarían di
-Preguntó fi
r el pasillo, nos tomamos de la mano y corrimo
ías a
or ningún lado, tampoco lo escuchaba, llevaba escondida varios minutos, o al menos así se sentía, ¡no podía dejar que siguiera ganándome!. Cu
os entrenamientos que le daba su padre, él siempre decía que estaba bien, que algún día protegería a Pappa, no estaba segura de porque Pappa neces
l. Mamá decía que lo sabríamos cuando tuviéramos edad suficiente. Dante era
ido entre los arbustos, tal v
os más hasta que finalmente nos detuvimos, abrí los ojos y empujé el abdomen de Dante que estaba arriba mio debid
a abajo. Dante era el chico más lindo que hubiera conocido nunca, su sonrisa siempre era alegre y sus ojos eran tan verdes como los del
continuó riendo y se recostó boca abajo a mi lado, yo giré sobre mi cuerpo p
eres pequeñ
ena de indignación, ¡Odiaba cuando hacía eso!, Podía s
. - Dijo él y sentí el calor de
burlesca que pude. Estaba cabreada, nunca hab
to de forma automática. - Dijo él con una sonrisa qu
descargaban cajas que trasladaban rápidamente hacia la parte trasera de la finca, nunca me pregunté realment
ar a ese chico, en mi mente infantil, me sentía tan humillada por ser menor, que necesitaba impresionarlo. Tal vez si no lo hubiera he
pequeña yo de aquel ento
e finalmente -Y aun así, p
comenzando a caminar lo más rápid
i espalda, se puso de pie ráp
detuvo
os pies en el suelo como si fuera un
uy testaruda, Pappa decía que lo había
ecuerdo que fue la primera vez que sentí la adrenalina de hacer algo que no debía, algo prohibido. Corrí calle abajo, Dante había llegado a mi lado rápidamente, tomó mi mano en cuanto me alcanzó y entre ri
dura mucho, y el glorioso triunfo infantil,
nfrente de nosotros, justo cuando estábamos por cruzar. Tres hombres se bajaron del coche más rápido de lo q
la dirección contraria más rápido de lo que mis pie
por llegar a mi, el hombre que se suponía que tenía que sujetarlo, estaba teniendo grandes dificultades para lograr su cometido, yo traté de
arma sí
rás de mí, Dante se detuvo de f
davía recuerdo el metal frío contra mi sien, el "clic" que hizo el arma cuando le
os! - Gritó el hombre que había p
desesperación y el pánico me hubieran enjaulado muy dentro de mí. Recuerdo haber seguido las órdenes de Dante como un autómata. Cuando subimos al