al apartamento; le da las gracias y luego se va. Al qu
ado un camión. Lo que es lógico, teniendo en cuenta la tensión a la que estuvo
labras de Carmen, no puede evitar autoc
rajos tuvo que pasar esto? ¿Por qué, Dios? No sé qué voy a hacer ahora... Aunque Carmen dijo que mañana d
o encuentra otra manera de refer
nga imaginando que era mi cuello y no el brazo lo que estaba apretándome, solo pudo d
so y luego vuelve al presente; a lo que aconteció
No hay manera de que lo con
a en el sofá. Está a un paso de sentir que vuelve a perderlo
posibilidad de adquirir una experiencia incomparable en aquello a lo que se quiso dedicar p
és del papelón en el boliche y el golpazo que
de su futuro y no le quedaran fuerzas para volver a abrirla o, ni siquiera, para busc
partir del sueldo que le pagarían en el hotel y, ahora que ya no seguirá trabaj
te toda la mañana, durmiendo de
r de que ya pasan de las tres de la tarde,
beza para ver hacia adelante con mayor seren
resentará en la oficina a primera hora de la mañana y, antes d
dio de un clima tenso. Carmen se ha hecho cargo de cubrir el puesto de la muchacha; el señor Stadler colabora
haber hecho semejante salvajada! ¿Qué me pasa? No me reconozco. ¡Y todo por culpa de un malente
ado de la joven y el brillo de las lágrimas en aqu
ocí, pero cuando vi esa expresión de horror en su cara me di cuenta enseguida de que era
al recordar lo que sucedi
eno; mujer, lo que se dice mujer... Es apenas una cría. Bas
a la joven por el mal modo en que la trató, hace un par de in
convence de que una simple disculpa no alcanzará. Entonces comienza
emás, está la cuestión de que lo tiene intrigado el no saber si ella también lo ha recono
casi es hora de almorzar. Le prometió a su padre que comería con él, pero en verd
rmen sentada allí. Antes de que él pueda decir algo, la mujer le informa que
, hasta que la asistente de su padre entra pa
porque de pronto toma conciencia de lo solo que