lor chocolate. -¡No tuve más opciones en la vida! -vociferó agitada-, era eso, o ver morir a
s, se debatía entre los prejuicios sociales tan elevados que tenía, y el amor que
peraba una respuesta, entonces él giró y clavó su azulada
voy a sacar de es
ella-, esos hombres
e volverá a obligarte a hacer lo que
e él-, nuestra relación será compli
acarició la mej
nuestro, en Saturno podremos e
a vivir! -contestó ella sonrient
erta se abrió de golpe, un hombre mal encarado
mundo Luciana Gómez! -espetó
la cama, su rostro estaba lleno de lágrimas. -¡Luciana vuelv
ntó, apretó los puños con tal fuerza
mi amado Miguel nunca te hayas enterado de la existencia de esos dos engendros. -Apretó los dientes-, lo bueno es que todos murieron
ba llena de sudor, sus ojos húmedos, y
sa mala mujer! -recrimin
tó los ojos
s próximos días, ahí recargó sus manos sobre la encimera, sintió una opresión que le quemaba el pecho. -¿Por qué si te burlaste de mí, sigo pensando en ti? -cuestionó en un susurro. -¿Por qué apareces en mi mente
*
sigui
la gerente del prestigioso hotel donde ella laborab
mente de Lucía, sus ojos color miel se lle
cesito el empleo, no hice nada malo, fue ese hom
ontrarse con hombres que siempre querían aprovecharse de su belleza, estaba cansada de las propuestas indecorosas, de que le palm
ará lo que fui en
icieron creer que Luciana Gómez y sus bebés recién nacidos habían muerto en una explosión en el b
os hoteles el cliente es lo primero, además
cación más especializada, su coeficiente intelectual es sup
rofundo, conocía a esos dos diablillos,
l piso de la suite presidencial, así que toma tus c
una amplia sonrisa, abrazó emocion
defraudar, mu
e ordené, antes que me
illos del lujoso hotel a t
e metas en m
*
pañado a su novia a ultimar los detalles de la boda, no se sentía bien, cada vez que Luciana
on medicamentos, pero estaba cansado de consumirlos, por lo que sobó su frente intentando aplacar su malestar, no deseaba
istoria? -se cuestionó aturdido, y una agita
nces tocó a la puerta, y no escuchó ningún ruido, pero de pronto su corazón se agitó con tal fuerza que tuvo que
o buenos sustos al encontrar a clientes desma
sta vez no me toq
a conteniendo, de inmediato se inclinó a retirar las sábanas de la cama, de pronto ese aroma tan varonil i
¿Qué habrá sido de tu vida?» pensó y d
*
entes del dolor, no pudo resistir más,
rrediza, su visión algo borrosa se posó en la figura de la mujer que estaba in
tidos de Lu, sintió que el
Se quedó estática, s
ñori
os de Juan Miguel, pensó que alucinaba, las piernas le temblaron, los labios se le abrieron. Después d
e latía desaforado, varios flashes vinieron a su mente. Luciana se quedó sin res
*
iró prendas regadas en el piso, apretó la mandíbula, abría y cerraba sus puños. S
us pupilas estaban dilatadas.
a abrazada al cuer
el, y notó la rabia, la decepción en su
la en su mente, no podía ha
a y el supuesto escolta que contrató, entonces lo agarró del cuello, le
por su reciente embarazo, como pudo s
a! -gr
de ella, la miró con prof
rlo en nuestra propia casa? -Subió por la cama y de un salto
uel
-gritó Albeiro, la
blaba, un gran torrente de lág
oy enamorada de Albei
razón de Miguel, ahora tenía sentido todo, des
escaleras, abrió la puerta de la casa, y la echó. -¡Lárgate! ¡No quiero volver a verte jamás! ¡Eres una prostituta de lo peor! -Gruesas lágrimas rodaron po
sollozando, no se defendió, no podía hacerlo, todo había sido planeado a
las cosas
uiero escuchar
, me duele no decirte sobre la existencia de nuestros bebés» dijo ella
ndo odio, el hombre sonrió, alz
ós M
*
todo era confuso para él,
te, abrió sus ojos con gran sor
ó agitada. Sus ojos lo contemplaron, se veía más varonil, más maduro, mucho más atractivo, sus dedos le acariciar
s lo colocó con delicadeza sobre la alfombra,
se desmayó, no reacciona, necesito
a Fabiana-, de inmediato envío al
lbuceando, esa frase fue como
á hospedando con una muj
es de pedazos como esa noche en la cual ella tuvo que romperl
ocaliza a su... novia -esa última pa
va el mé
da colocó una almohada en la cabeza de Miguel,
orar, entonces sin pensarlo un segundo se aproximó
el rubio cabello de él sintiendo su pecho agitado
la afortunada, buscó en las cosas, y miró en unos de los cajone
el -masculló apre
fuerza que se clavó las uñas en la piel,
on la culpable de nuestra separación? ¿Co
de ira, enojo, dolor, celos. Se llevó l
lamó, entonces reaccionó, y recordó como aquella mujer intentó robarle a sus bebés, y abrió sus ojos de par en par. -¡Ella no puede verme! ¡No puede saber que sigo viva! ¡Mis niños correrían peligro! ¡Él esca
*
o en otra app, la próxima actualización será para el miércoles, espero estén leyendo el libro anterior