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ADICCION

ADICCION

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Tras tres años fuera de Nueva York, Dracco McFinnigan regresa a su ciudad alzándose como nuevo presidente de la constructora familiar, reviviendo una vieja rivalidad que arrasara con más de uno. Ava Valentine no solo lucha para no dejar caer su empresa, evita estar a merced del peligro que la acecha, no obstante, es inevitable para ella no sentir atracción por el peor enemigo de su novio, quedando en medio de una lucha de poder que desatara una hoguera que solo alberga llamas de pasiones prohibidas, relaciones insanas y amores tan intensos como tóxicos.

Capítulo 1 VILLANO 1

DRACCO

Son mas de diez horas de viaje y para colmo mi avión privado lleva sobrevolando el aeropuerto hace mas de dos horas por amenaza terrorista.

He vuelto a Nueva york dispuesto a reclamar lo que me pertenece y no voy a tener piedad con nadie. Llevo tres años por fuera de mi ciudad, de mis dominios ocupándome personalmente de la construcción en Alemania ya que teníamos un contrato en ese país y varias construcciones por cumplir.

Los Santamaria no sabe lo que es corre pierna arriba una vez obtenga la presidencia de la compañía familiar

-Señor su bourbon -la azafata lo deja sobre la mesa y no la determino-¿necesita algo más?

-No, puedes irte.

Le echó mano a mi licor sin mirarla, bebo disfrutando de su sabor captando la presencia de la mujer que no se mueve y ya se el discurso que está a punto de lanzarme.

-Señor yo...

-Escúchame algo -alzo la vista paralizándola en su puesto-si quieres seguir con tu trabajo te recomiendo que olvides el hecho que tiramos en el avión, porque solo fue eso, cogimos, no estuvo mal, tuvimos sexo consensuado donde lo aguantaste hasta donde pudiste, pero no te hagas castillos en el aire porque la caída lastima.

Pasa saliva mirándome con ojos llenos de lágrimas y le advertí, pero parece que nunca acatan mis palabras.

-Pensé que yo le gustaba de verdad y por eso yo me entregué a usted y....

Me aburre..

-No mientas Eva, no me creas estúpido-evito que siga con su vomito verbal-conozco a las mujeres como tú, pensaste que ibas a conseguir al millonario de polla grande que te iba a sacar de tu vida de porquería, disfrutarías de mi dinero, lujos y prestigio, pero no es así, Eva, esta es la vida real, la azafata no se casa con el millonario, ese hombre no es el amor de su vida, y vivirán felices para siempre con tres hijos, lo siento pero esta no es tu historia, o por lo menos no soy yo tu príncipe azul y ese millonario, pero lo que sí puedo hacer es compensarte con un pago extra por los servicios prestados.

Me muevo sacando mi cartera, no soy de manejar efectivo, pero le doy lo que tengo. Mira el dinero y después a mi limpiándose las lágrimas.

-¿Quieres más? -digo con desprecio-tus servicios no fue el mejor para merecer una mejor paga.

-Es usted un maldito miserable-me arroja el dinero en la cara con rabia-ojalá le den por el culo.

Da la vuelta. Ruedo los ojos acomodándome sin darle importancia al momento. Me tiene sin cuidado y si no le gusta, que se largue.

No soy hombre de relaciones, enamorarme o de compromisos. La única relación que tengo con una mujer es en la cama, fuera de ella, somos unos completos desconocidos. Sonare cruel, despiadado o sin escrúpulos, pero no me interesa una mujer más allá de los gemidos, sudor y orgasmos que pueda brindarme en un momento de pasión.

No soy romántico, tierno o caballeroso, me considero el malo, el villano y la pesadilla para cualquiera. Soy directo a la hora de hablarle claro a una mujer y decirle con exactitud qué es lo que quiero de ella. «Su coño» No soy el tipo de hombre del que te puedes enamorar y creer que no saldrás lastimada.

Hasta el momento no me he topado con ninguna mujer que me genere más allá del que se me ponga dura y no la hallare nunca, porque simplemente ninguna está a mi altura.

No creo en el amor, en esas pendejadas románticas, chocolates, flores y mucho menos en ese que llaman a primera vista porque simplemente para mí, todas son iguales.

-Atención señor McFinnigan, tenemos vía libre para aterrizar.

Por fin una buena noticia. Me preparo para aterrizar, me quito el cinturón de seguridad cuando este se detiene, solo traigo conmigo una maleta donde guardo documentación importante y avanzo, viendo a Eva parada en el umbral de la puerta con la cabeza agachada al igual que los dos pilotos.

-Buena tarde señor McFinnigan.

Me dice George el piloto y no contesto, me acomodo las gafas de diseñador bajando las escaleras con maleta en mano, ignoro a Eva y elevo la mirada viendo la camioneta negra de mi hermano Demian que me abre los brazos cuando me acerco a su sitio.

Como siempre de traje negro a la medida, ahora que con solo 22 años maneja los bancos como herencia de mama, resalta más ese estilo de papa.

Los ojos negros como los de papa me observan y sus labios curvan una sonrisa caminando a mi encuentro.

-Hermano-abre los brazos.

-Demian-me limito a contestar.

Me abraza, permito que lo haga, será porque también lo quiero hacer y mi mano libre la dejo sobre su espalda profundizando el abrazo fraterno que no sentía hace más de tres años.

Es mi hermano, pero no soy hombre de muestras de cariño y brotar corazones por los poros.

-Te extrañé mucho-dice juntando sus labios en mi mejilla-ven, no le dije nada a mama como me lo pediste, pero se va a poner muy feliz.

Abre la puerta emocionado.

-No, llévame a mi apartamento.

Suelta el aire mirándome no muy contento.

-Llevamos más de tres años sin verte Dracco, mama se molestará si no vas a verla y quiero pasar tiempo contigo.

-No seas tan sentimental que no me vas hacer llorar-me subo a la camioneta-dime si me vas a llevar, o busco la manera de llegar a mi apartamento.

Tira la puerta con rabia. Es el más calmado de los tres, pero cuando algo le molesta lo deja saber cómo todo McFinnigan. Demian es de gestos, mientras que yo no temo a decirte las cosas en la cara como las siento, sin anestesia, sin contemplaciones así te destruya por dentro.

Se sube a la camioneta que pone en movimiento llevándome a donde le pido.

-¿No quieres ir a casa por papa?-pregunta y niego.

-Eso no tiene nada que ver, simplemente no quiero ir hoy.

-¿Como te fue en Alemania?

-Bien, lo mismo de siempre-muevo mi cuello y trueno mis dedos, estoy estrazado-¿y tú? Siendo el nuevo presidente de los bancos.

-Bien, sabes que es por lo que nos hemos matado todos estos años estudiando-responde mientras miro por la ventana-no estuviste en mi nombramiento, pero yo si estaré en la tuya.

Curvo mis labios en una sonrisa y siento sus ojos encima de mí.

-Eso te gusta-golpea mi pecho-sé que papa te entregará la presidencia de la constructora apenas regresaras de Alemania.

Ahora sí, Paris Santamaría y yo, vamos a dejar en cero las cuentas pendientes que tenemos.

-¿No te emociona?

-Porque debería emocionarme algo que sabía seria mío, siempre consigo lo que me propongo y la presidencia de la constructora ha sido mi meta, mi ambición como también mi herencia, sabes bien que solo se le otorga al primogénito y son cosas que no cambian en la dinastía McFinnigan-le digo mirándolo-y te aseguro que no tendré contemplaciones con la competencia.

-Sabes que papa y Cesar son amigos, no los toques e inicies una guerra entre las familias.

-Como si tú te la llevaras bien con ellos-bufo mirando por la ventana, el clima es diferente y desde ya se siente.

-No, esa mujer Victoria me genera mucha desconfianza, a Novak medio lo soporto y las únicas que me caen bien son las gemelas y solo porque una me coquetea y la otra admira a Cruella.

-Estate tranquilo que no pienso armar enemistad, solo hacer mi trabajo y es convertir mi constructora en la mejor de Latinoamérica.

-Grandes ambiciones-sonríe-ese es mi hermano, pero deja en paz a los Santamaría.

Recalca enojándome, la paciencia no es lo mío y el que quiera convencerme de algo lo odio. Cuando tomo una decisión no hay poder humano que me haga cambiar de opinión.

-Cesar Santamaría es amigo de mi papa, pero su hijo es enemigo mío y ahora nos veremos cara a cara ostentando la misma posición.

-No entiendo cuál es la rivalidad entre los dos Dracco.

-Ego, machismo, poder-respondo-llámalo como quieras, pero la constructora bajo mi presidencia llevara a los Santamaría a la quiebra porque sabes bien que sobreviven ya que papa les deja ganar licitaciones, como por ejemplo la última.

-Presentaron una mejor propuesta.

-Ni mierda-exclamo furioso-trabaje en ese proyecto y papa se lo dejo arrebatar sin pelear, jamás, escúchame bien, jamás Paris ha sido mejor estratega y más inteligente que yo.

Soy el mejor y no tengo porque ser modesto en decirlo, mucho menos cuando me he preparado, esforzado y adiestrado para ser el número uno en todo.

Paris y yo estudiamos juntos, nos graduamos de la misma universidad porque estúpidamente el sueño de nuestros padres era que fuéramos mejores amigos, pero lo único que provocaron fue una competencia absurda por parte de Paris.

Lo ignore siempre, pero su ira hacia mí, se incrementó a medida que no pudo igualarme en ningún aspecto. Ya sea académico, personal o en deportes.

Las mejores notas, promedios, títulos y puestos eran siempre para mí, mientras que en el tema amoroso las chicas más hermosas me pertenecían y no tengo la culpa que hasta su novia me deseara tanto que no le importo engañarlo conmigo.

Nos descubrió por supuesto aumentando su odio hacia mí, Bianca era su novia por más de dos años, desde que eran adolescentes y nada más fue toparse conmigo, para que su gran amor se desvaneciera deseando lo prohibido.

Siempre estuve por encima suyo y en lo único que pudo ganarme fue en este proyecto que no superaba, nadie me saca de la cabeza que nada fue trasparente y eso me tiene enojado con papa porque no me escucha.

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