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Es la historia de un amor que ha sobrevivido por siglos, uno que cada vez que reencarnan vuelven a encontrarse, recordarse y morir juntos, solo con verse a los ojos podían reconocerse, pero en esta vida el alma del protagonista se divide en dos, unos mellizos completamente diferentes, viven los tres en el mismo edificio que es donde se conocen, en esta vida al verse se enamoran sin poder evitarlo, el propósito de ellos es poder ser feliz, construir una familia y superar las adversidades.
PARTE 1
Con esta pequeña historia sabrán donde todo empieza y los sueños que nuestros protagonistas han tenido toda su vida...
En una tierra lejana, donde la magia envolvía al mundo, donde los brujos, ángeles, demonios, hadas y un sinfín de diferentes criaturas tenían sus propios dominios y podían coexistir de alguna manera, aunque siempre corría el peligro de desaparecer.
Una noche una joven y poderosa bruja llamada Aneysha salió a recoger diversos ingredientes que solo se podían encontrar cuando la luna estaba en su gran esplendor, como era en ese momento.
Cuando tomó el sendero desde su cabaña hasta la montaña de los deseos, fue imposible para ella no admirar el paisaje, esa noche la luna aclaraba todo, le daba un toque más mágico de lo que era, se sentía diferente, Aneysha se dijo que tenía que tener cuidado, porque podría aparecer cualquier criatura en la cual este sea su momento para nacer o evolucionar.
La joven llegó a la cima de la montaña sin problemas y empezó a recoger flores astrales, que son de color gris, contenían un gran poder de sanación, ella era una bruja solitaria sin reglas, podía hacer magia blanca como negra sin problemas.
Cuando ya tenía todos los ingredientes que había ido a buscar, algo le llamó la atención, un pequeño resplandor salía de una cueva, la curiosidad o tal vez algún magnetismo la sedujo para acercarse a saber qué era lo que proyectaba aquella luz.
Entró en el lugar sin miedo, ya que la capa con la que andaba, con solo unas palabras podría volverse invisible y protegerla, mientras se iba adentrando vio plumas doradas en el camino, como también se dio cuenta que la luz se iba apagando poco a poco y si no se daba prisa no sabría qué o quien la contiene.
Al llegar a lugar exacto se encontró con bello ángel hecho un gran hombre, portaba cuatro alas, era un querubín, era difícil toparse con algún ángel en la tierra, este en particular estaba herido, la joven se dio cuenta porque tenia una flecha incrustada en el brazo derecho, sin pensarlo fue corriendo a tratar de ayudarlo.
- Déjame ayudarte - le dijo con voz suave la joven.
Cuando el ángel posó sus ojos peculiares de un color verde pasto, llenos de tranquilidad, magnetismo y un atractivo sin igual, fue imposible para la joven no quedar hechizada, pero también para el ángel, el ver esos ojos violetas de la bruja tan diferente a cualquier otro que hubiera visto, también se sintió atraído sin poder evitarlo.
- ¿No me harás daño? - preguntó el ángel rompiendo la conexión, por dos motivos, sentía mucho dolor a la par de miedo.
- Te prometo que no, solo quiero ayudarte - él confió en ella y asintió - ¿Puedes caminar?
- Poco, pero sí.
- Pues, vamos que te llevaré a mi cabaña - lo ayudó a levantarse con poco esfuerzo, dado que el ángel era grande y fuerte.
- Esconderé mis alas para que caminemos mejor - asintió y quedó maravillada al ver como estas desaparecen con un resplandor dorado.
Caminaron de vuelta por el sendero hasta la cabaña de la joven, ella igual iba pendiente de algún peligro, podría defender al ángel si había problemas.
Llegaron sin inconvenientes, esta le cedió su cama para que él pudiera acostarse y ella tratar con su herida.
El ángel pensó en que la cabaña era muy acogedora, limpia y hogareña, era tosca, hecha de fuertes troncos y forrada con hojas, se veía que un fuerte viento no podría derrumbarse.
- Sacaré la flecha, muerde esta madera para que aguantes el dolor.
- No lo necesito - su seguridad hizo que le creyese.
Ya la joven tenía a un lado unos trapos para limpiar el sangrado y un preparado con la flor gris para ayudarlo a sanar más rápido.
- Bien, a la cuenta de tres la saco, ¿listo? - el ángel asintió - Uno, Dos... - y la sacó sin llegar al tres.
El ángel no gritó del dolor, pero si se desmayó, la joven con manos rápidas empezó a tratar la herida y cuando terminó vendo el brazo con maestría.
Sin darse cuenta la joven se quedó mirando al ángel mientras le acariciaba la cara, ella se decía que era demasiado hermoso, su pelo largo negro como la noche con mechones rojos lo hacían ver un guerrero a pesar que su cometido era la plenitud del conocimiento, la joven suspiraba por tanta belleza y sintió como su corazón latía fuertemente como si reconociera que el era el dueño de este, se sintió muy confundida...
El ángel tenía un mes en la humilde cabaña de la joven bruja, sanando la herida producida por la flecha, después de que se la sacaran y administran el medicamento de la flor, el durmió por una semana seguido, por un momento la joven se preocupó, pero se recordó que son seres celeste y que cada quien tiene su forma de sanar, en su caso como Bruja, si la hieren, tiene que esconderse por muchos días, porque se debilita tanto que parece una humana más y sería muy fácil matarla.
En todo ese tiempo los jóvenes no hablaron más allá de pasarle comida y administrarle el medicamento de la flor, pero ya hacía una semana que el ángel estaba completamente sano, callado y mirando al techo perdido en sus pensamientos, la bruja se hacía la que no lo notaba y lo trataba igual, hasta que el decidiera por lo menos decir su nombre o que le atormentaba, pero al pasar tantos días se estaba cansando y decidió que le iba a preguntar, hasta que el al parecer lo notó y antes de que la joven le dijera algo, él empezó a contar su historia.
- Soy un ángel querubín, enviado a la tierra con la misión de investigar a los seres que la habitan, desde humanos, hadas, brujos, bestias... hasta los demonios que se han colado y sin dejar de mencionar a los ángeles que son destinados a vivir entre ustedes.
- Y... ¿Cuál es tu nombre?
- ¿Mi nombre? - el joven sonríe - tanto tiempo sin decirlo ni usarlo, cuando fui creado no me colocaron un nombre, pero cuando llegué aquí hace ya unos largos años, un ser humano muy especial me nombró Kaspian, y como me gustó decidí dejarlo.
- Kaspian... es muy lindo y se parece a ti.
- ¿Por qué lo dices? - preguntó curioso el joven ángel.
- Pues... te ves como un guerrero, fuerte y valiente, como el nombre transmite - al joven ángel se le iluminan sus hermoso ojos verdes y la bruja se siente avergonzada por tan intensa mirada.
- ¿Y el tuyo cual es? - esta vez el joven decide levantarse de la cama y sentarse al lado de la bruja.
- Mi nombre es Aneysha, mis padres, que el señor oscuro los tenga a su lado, me pusieron ese nombre al nacer.
- Lo siento por tu perdida.
- Mas lo siento yo, que murieron por protegerme.
- Creí que los brujos se protegen entre sí - dijo confuso Kaspian.
- No cuando eres diferente - murmuró la bruja.
- ¿Cómo así? - el ángel se sentía confundido, pero la joven no quería contarle sobre ella, además él no había dicho porque estaba herido o que pasó.
Aneysha se levantó ignorando completamente la pregunta del ángel, este entendió que no tenían la suficiente confianza para hablar de sus vidas o lo que han pasado.
Con los días compartiendo juntos la Aneysha sentía una fuerte atracción por el ángel y éste a su vez también, pero ninguna daba un paso, porque lo veían de una forma que no debería suceder por ser "diferente", al menos es lo que pensaba el ángel.
A los tres días ya la bruja estaba cansada de que Kaspian no le dijera si estaba en peligro o que iba hacer, porque el se estaba acomodando mucho y al parecer no quería irse de la cabaña que ella con mucho esfuerzo y magia logró que nadie pueda encontrar.
- Ya estás completamente sano, creo que es tiempo de que puedas volver a tu hogar - al decirlo el semblante del ángel cambió a uno muy triste - no es que te esté pidiendo o sacando, solo...
- Te entiendo - la interrumpió - es solo que ya no tengo un lugar al que ir, vivía en un pequeño pueblo tranquilo y pacifico al otro lado de la montaña donde me encontraste, este fue atacado por unos demonios- una lágrima se le escapa - trate con todo lo que podía para defenderlos, pero solo no podía, y termine herido, al final utilice después de tantos años mis alas para poder huir, sin poder salvar a nadie.
La bruja lo abraza sin poder aguantarse, sabía completamente lo que era perderlo todo, sabía lo que se sentía quedarse solo, sabía todo lo que él estaba sintiendo, por eso esa joven sin pensarlo lo estaba consolando.
El luego de haberse sorprendido por tal arrebato, le correspondió, al hacerlo, al sentirle, sintió una infinita paz, una tranquilidad que tanto le hacía falta, él sentía que esa joven era su luz y en ese momento se dijo, que aunque fuesen diferentes para el amor no hay diversidad, sólo la unión de dos corazón que se vuelven uno.
Se fue separando poco a poco de la Joven y se quedó hipnotizado con sus hermosos ojos color violetas, unos muy raros e inusuales, no dudo en detallarla mejor, sus orbes estaban decorados con densas pestañas, una boca de labios sugerentes que gritaban que él los besara, una piel muy blanca y completando su rostro una densa cabellera negra de rizos naturales que le llegaban más allá de la cintura, el cual está siempre lo tenía trenzado.
Kaspian sin poder evitarlo se fue acercando lentamente hasta fundir sus labios con los Aneysha, esta queda en shock debido a la situación y también porque ese era la primera vez que recibía un beso.
- No se como hacerlo - hablo la joven todavía pegada a la boca del ángel.
- Yo tampoco, pero solo déjate llevar y solo entreguémonos a los que el cuerpo nos pida.
- Está bien.
Los jóvenes con tiento se fueron saboreando, uniendo sus bocas, acariciando sus labios entre sí, pero el ángel quería más y sacó su lengua, la paso lentamente saboreando, la bruja sin saber jadeo al sentirla y Kaspian sintió la necesidad de juntarla con la de ella, así se unieron una danza llena de deseo, provocando que la pasión se despierte y las manos quieran jugar un papel importante en esta unión.
Ellos se tocaron uno al otro hasta sentir que sus ropas estorbaban, así que se las fueron quitando uno al otro hasta quedar completamente desnudos, el ángel quedó prendido del tan celestial o pecador cuerpo de la bruja, sin evitarlo más, la recostó en la cama, le empezó a besar el cuello para así ir bajando a sus turgentes senos, amamantarse de ellos con hambre mientras Aneysha jadeaba y sentía quemarse por lo intenso que sentía.
Hicieron lo que sus cuerpos le pedían, el ángel sin esperar más entró en ella lentamente sin querer hacerle daño, daba estocadas lentas y profundas, se sentía demasiado unido a ella y quería quedarse para siempre en esa posición.
Estuvieron riéndose toda la noche y las siguientes a estas, pasaron dos años de los cuales no se separaban, vivían felices, nada los molestaba, nadie sabía de ellos, solo el estar siempre unidos es lo que les importaba.
- Kaspian, estoy embarazada - la joven al tener un gran poder podía sentir que venía un niño en camino.
- ¡Wow!, estoy muy feliz amor, pero, ¿Cómo es posible? - el joven estaba entre feliz y confundido.
- Es que hay algo que no te he dicho, nunca lo vi importante, pero mi madre era un ángel, así que soy mitad ángel, por eso soy diferente, para mi pueblo soy algo horrible.
- Para mi eres algo maravilloso y te amo, siempre lo haré - le dijo para luego darle un profundo beso y tomarla ahí en medio del bosque donde estaban recolectando alimentos.
La pareja vivía tan feliz, no cabía en ellos lo que sentían, su vida sencilla, solos en el bosque para ellos era los mas perfecto que había, no necesitaban más, no querían ni personas cerca, con ellos era suficiente y mucho mejor con un hijo en camino, pensaron todos los día que si venía uno podrían ser más, ellos querían llenar su pequeña cabaña de hermoso niños, que harían ese lugar alegre al igual que sus corazones, pero ellos no podían estar juntos, como los padres de la bruja no pudieron.
Un mes después, mientras ellos dormían escucharon un pequeño ruido, se despertaron vigilante, pero creyeron que era algún animal, pero cuando fueron a dormir de nuevo la puerta de la cabaña fue abierta abruptamente, en el marco estaba inclinada un ángel con una armadura dorada, una gran lanza que brillaba por su filo y cuatro grandes alas, era un arcángel.
- Vine a buscarte Ángel querubín, tu tiempo ha terminado en la tierra y Dios te solicita a su lado - el ángel se entristeció, porque sabía que debía obedecer, pero no quería irse.
- ¡Renuncio a ser un ángel! - dijo fuerte y claro - quiero quedarme aquí en la tierra aunque me convierta en un humilde humano.
- ¡¡ESO NO ES POSIBLE!! - dijo enfurecido el serafín - vienes conmigo, y tú - señaló a la joven bruja - eres algo que no debió nacer y por esa razón estás maldita, ese niño que tienes nunca podrá nacer ni en otras vidas lograrás ser madre - sentenció en ángel guerrero.
- ¿Qué es lo que dices? mi hijo nacerá, ya lo verás.
- Ya te lo advertí y en segundo lo sentirás.
En eso a la joven bruja le da un fuerte dolor en el estómago, mucha sangre sale de su entrepierna asustándolos a los dos, el joven va a ayudarla pero el guerrero lanza una soga dorada para atraparlo, y en lo que Aneysha por el dolor va perdiendo el conocimiento, el ángel forcejeaba para soltarse, aunque fuera imposible el peleaba por ello, verla sufrir así lo mataba, quería poder ayudarla, pero vilmente fue separado de ella.
- Recuerda que te amo - le gritaba el ángel mientras se lo llevaban arrastra, quería que ella siempre recordará que su corazón era solo de ella.
Segundos antes de que su mente se perdiera, lanzó un hechizo:
"No importa las vidas que vivamos, siempre nos encontraremos, siempre nos amaremos y siempre estaremos juntos, moriremos juntos, porque nuestros corazones son uno..."
La pareja de enamorados fue vilmente separada, al ser tan diferentes todo se opone a que estén juntos.
El ángel ha sido llevado al cielo para recibir el castigo de haberse enamorado de una bruja, un ser muy diferente a ellos y con antecedentes turbios, nacida de una aberración que nunca debió de suceder, ella no debía de nacer, en donde la mayoría veneran al dueño del infierno, eso las hacen enemigas del cielo.
Kaspian está delante del ángel castigador, arrodillado, con la cabeza baja sólo pensando en Aneysha, lo destrozada que quedó y también el incesante dolor de la pérdida de su hijo no nacido, un dolor tan fuerte que no le importaba que sucediera con el, sin ella él no sería nunca más feliz, él no quería vivir si no era con su hechizante bruja de ojos violetas.
Después de ver las pruebas que el ángel ha traicionado a su reino, han decidido enterrarlo por mil años en un lugar solitario, un lugar sin sol ni noche, sin sonido, completamente solitario, en el cual podría volver loco a cualquiera.
A Kaspian en ese momento no le importaba nada, le daba lo mismo todo, si le hubieran dicho que moriría, tampoco importaba, solo la quería a ella, ser feliz y nunca podrá.
Cuando a Kaspian lo iban llevando a su celda, de pronto sintió un gran dolor en el peño, fue tan fuerte que cayó al suelo revolcándose, le faltaba hasta el aliento, no entendía que sucedía, hasta que antes que él sintiera que verdaderamente su vida terminaba y sin saber el motivo, el arcángel le dijo:
- Este es el maleficio que la bruja esa te hecho antes de irnos, vinculó sus almas, y si ella muere tu también y así será cada vez que reencarnen.
Y con estas palabras supo que a pesar de todo estaría con ella en la próxima vida...
Ellos volvían a encarnar una y otra vez, volvían a encontrarse, una sola mirada bastaba para que ese amor de tantos años volviese a surgir, pero cada vez que ella quedaba embarazada, el hijo moría junto con ella y al ser almas gemelas, sin que ningún medico supiese el también moría.
Y así cada cien años ellos volvían a encontrarse, como si fuese un bucle pasaba lo mismo.
En todas las vidas la bruja cuando salía embarazada volvía a recordar lo que era, y por más que trataba de salvar su amor, nunca podía lograrlo, pero esta vez la reencarnación fue diferente.
El alma de Kaspian se ha divido en dos partes, como le ira a estos amantes en esta nueva oportunidad, lograran ser feliz al fin, porque el amor ya esta despertando aunque ellos todavía no lo entiendan, pero ¿Qué sucederá? ¿Cómo será esta vez?
¿Ella recordará lo que fue?
¿En esta ocasión la bruja y el ángel podrán ser felices?
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