Laia siempre había soñado con el amor verdadero y creyó encontrarlo en su mate, un alfa formidable que no dudó en buscarla el mismo día que se presentó su transformación. Sin embargo, las promesas de amor se desvanecieron bajo su indiferencia. Caleb, líder de la manada ShadowMoon, era un alfa prodigio, respetado y temido por los lobos, y hasta los propios cazadores sabían de su existencia. Aunque él reclamó a Laia como su luna, nunca le demostró el afecto que ella esperaba recibir. Tras una traición devastadora, Laia se dio cuenta de que jamás sería amada y abandonó la manada en busca de su identidad y poder interior. Tiempo después, tras reencontrarse con Caleb, él descubrió que Laia no solo había crecido en fuerza y que ya no era la misma mujer inocente que conoció, sino que también guardaba un inesperado secreto acerca de la diosa Luna, un misterio que podría cambiar el destino de los hombres lobo. Juntos debían unir fuerzas para cumplir una profecía y enfrentar una amenaza mayor que acechaba al mundo entero, mientras Caleb luchaba en su interior por redimirse y reconquistar el corazón de Laia, recibiendo desprecio por parte de ella. ¿Podrá Laia encontrar la verdad detrás de la profecía y la oscuridad que amenaza su mundo? ¿Podrán ambos perdonarse por el daño que se han hecho y darse una segunda oportunidad?
Laia.
Siempre pensé que yo había nacido como una simple humana, sin ningún tipo de poder en mi interior. Era parte de una manada de hombres y mujeres lobos, pero mi madre era una humana completa.
Mi padre creyó, y me hizo creer que existía la posibilidad de que mi loba interior nunca saliera a la luz y yo así me mentalicé para no ilusionarme. Por desgracia, mamá había muerto cuando yo nací, así que no la conocí.
A mis veintidós años, bajo el cielo nocturno y la brillante luna llena, se manifestó.
-¿Q-qué me sucede? -balbuceé, sintiendo hormigueos en mi cuerpo.
-No puede estar pasando -soltó mi padre, con intriga en sus ojos.
Era muy normal que la transformación se presentara entre los dieciséis a los dieciocho años, no después.
Ese día estaban haciendo el típico procedimiento para los jóvenes de la manada, el cual salió con éxito. Pero no se esperaban que yo también estuviera incluida en el proceso.
Sentí un poderoso tirón en mi interior, como si algo quisiera salir de mi cuerpo, o modificarlo.
Mi piel se estremeció y hasta mi propia esencia se agitó mientras mi forma humana cedió paso a la loba que no sabía que existía dentro de mí.
Siguieron los huesos, con un crujido sordo, el pelo brotaba en una cascada de pelaje amarillo como mi cabello de humana, y mis sentidos se agudizaron hasta el punto de poder oír el latido del corazón de un ratón en la hierba alta.
Fue un momento de dolor, maravilla y liberación, mientras abrazaba mi verdadera naturaleza, aún confundida por lo repentino que fue.
Después de eso, un olor peculiar y delicioso llamó mi atención. Venía del norte, pero sentí que estaba muy lejos de aquí. En ese momento mi corazón latió con rapidez, dejándome más confundida de lo que estaba.
-¿Es posible transformarse después de los veinte? -cuestionó la beta de la manada.
-No he visto ningún caso, por lo que me tiene consternado -alegó papá.
Mi padre, un hombre de bastantes años de experiencia y el alfa de la manada Eclipse, no volvió a tener ninguna otra pareja después de que su luna murió.
Su cabello era negro, le caía por los hombros y se movía al compás del viento. Sus ojos color miel eran idénticos a los míos, pero yo estaba asustada y volviéndome muy pequeñita por no saber cómo actuar en esa forma.
Estar en cuatro patas era nuevo para mí, todavía no lo procesaba.
-Laia, ¿crees que puedas volver a transformarte en humana? -preguntó el viejo, inclinándose en mi dirección.
No podía hablar, mi hocico estaba tembloroso y sentía que se me iba a salir un sollozo. Mis cejas estaban hundidas y el miedo seguro estaba claro en mí.
Pero no hizo falta obligarme a ser humana de nuevo, ocurrió sin previo aviso. Chillé cuando mis huesos empezaron a crujir de nuevo, dándole paso a mi forma normal.
Quedé con la ropa desgarrada, semi desnuda en medio de la poca gente que conformaba Eclipse. Me miraban y murmuraban cosas como:
«¿De verdad ha podido transformarse?»
«¿No era humana?»
«Es una completa locura...»
-Silencio -sentenció mi padre.
Caminó en mi dirección y me lanzó una toalla para cubrir mis partes descubiertas. Lo miré, aterrorizada porque no entendía qué debía hacer.
Me consideraban una omega en la manada por la clara falta de poder. No era importante ni en las cacerías de demonios, ni en las guerras contra los cazadores de hombres lobos.
Se me ordenaba esconderme y a pesar de eso, mi padre me trató con todo el amor del mundo.
-Laia, cámbiate. Te espero en la fogata -ordenó, marchándose.
Los demás dejaron de murmurar y quedé pasmada. Era mucho para procesar y mi mente estaba en una especie de trance, pero me levanté para vestirme como se me pidió.
Cuando terminé, fui hasta donde estaba sentado mi padre. Nosotros éramos una manada de bajos recursos, por lo que no nos podíamos dar el lujo de vivir en la ciudad con los humanos.
Teníamos un campamento montado en el bosque, estábamos en constante movimiento dependiendo de los peligros. A pesar de que papá era un alfa, no tenía tanto poder como otros.
-Y-yo... En verdad no entiendo qué fue lo que pasó -confesé, en un tartamudeo.
-Nadie lo entendió. Es el primer caso que se ve -resopló, echándole palos al fuego-. Pero tengo que hacerte varias preguntas. Es posible que hayas sentido a tu mate en el proceso, lo sabes ¿no?
-Sé la historia sobre los mates y que están destinados, pero, ¿cómo iba a saber sentir eso? ¿Es un pinchazo? Porque literalmente mis huesos se rompieron y armaron de nuevo -hablé, con la voz atropellada.
-Tienes que calmarte, es lo más normal para nosotros -explicó-. Con el tiempo te acostumbras y ya no duele tanto.
-Que esperanza... -murmuré.
-¿Qué planes tendrá la diosa Luna para ti? -se cuestionó, más para él mismo.
Bajé la mirada, mis ojos se concentraron en las frenéticas llamas del fuego frente a mí, pensando en qué haría si no sabía controlar ese poder que me otorgó la diosa de repente.
Los minutos pasaron, y de pronto uno de los exploradores vino hacia nosotros transformado en un lobo completo. Su pelaje oscuro brillaba con la luz de la luna. No tardó en volver a su forma humana para hablar.
-Alfa Lionel... -Llamó a mi padre, con la voz entre cortada-. Parte de la manada ShadowMoon viene hacia acá -añadió. Su pecho subía y bajaba por el agite.
¿ShadowMoon?
Abrí los ojos. Mi padre me contó muchas historias de ellos y en general de las manadas más fuertes que existían. Esa era una, por no decir la mejor.
Me levanté, al igual que mi progenitor. Estábamos extrañados porque una manada tan poderosa no se atrevería a acercarse a nosotros, éramos irrelevantes para ellos.
-Estén pendientes, no hay que generar ningún conflicto y siempre hablen con educación -indicó mi viejo, se notaba nervioso.
-Entendido, alfa -El explorador se inclinó, y así mismo se esfumó entre la neblina de la noche.
-¿Crees que quieran pelear? -pregunté, con el ceño fruncido.
-No. No es posible que vengan por eso -respondió, mordiéndose una uña-. Tal vez se trata de algo más.
-¿Qué más puede ser? ¿Una alianza? -inquirí, alzando una ceja.
No me cabía en la cabeza.
-¿Una alianza? ¿Qué podemos ofrecerles si ellos deben tenerlo todo? -espetó, con obviedad.
-Alfa, los ShadowMoon están aquí -Apareció la beta.
Fui detrás de mi padre. Había oído tantas historias de lo cruel y cero empático que era el alfa de los ShadowMoon, un joven prodigio que ascendió por su abrupto poder, intimidando a todos en el camino.
Eran tres. Supuse que se trataba de el alfa, el beta, y otro más. Supe que era él en cuanto nuestros ojos se conectaron. Sentí esa misma chispa en mi corazón que en el momento de mi transformación, a parte, su olor me intrigaba demasiado.
Tragué saliva.
-Bienvenidos, ¿en qué puedo ayudarles? -Mi padre hizo una reverencia por respeto.
Tanto así era la diferencia de poder, que él prefería no generar ningún conflicto.
-Lionel, ¿no? -cuestionó el otro alfa, sin ninguna emoción-. Vengo por mi luna -zanjó.
Se acercó un poco, observándome de arriba a abajo. Los nervios se apoderaron de mi cuerpo y pude detallarlo como era debido.
Su lacio cabello castaño caía por debajo de sus orejas, y sus ojos grisáceos me miraban con curiosidad, pero sus cejas inclinadas me transmitían cierto temor a lo que pudiera hacerme.
A pesar de que tenía una camisa puesta, sus músculos se notaban por debajo de la misma, dejándome embelesada.
Mi corazón latía. Las historias sobre los destinados por la diosa Luna, era lo que más llamaba mi atención por el tema del amor verdadero. Siempre quise que me sucediera algo así, pero jamás imaginé que sería posible.
-¿Laia? -indagó papá, aturdido-. Por supuesto, si va a llevársela, no me opondré.
-A eso vine -afirmó el castaño-. Yo, Caleb, alfa de los ShadowMoon, reclamo a su hija como mi luna.
Esa mirada penetrante me dejó sin palabras. Mis labios solo temblaban porque sabía que me tenía que ir con él sí o sí. Por un lado, estaba emocionada al saber que nos unía la diosa, pero por el otro, me entristecía dejar a mi padre.
-Ya prepararán sus cosas para que partan de inmediato, alfa Caleb -acató mi padre, mandando a uno de los suyos a empacar mi maleta.
-No tengo toda la noche -expresó-. ¿Sabes usar tu poder? -me preguntó.
-N-no mucho -confesé.
Su simple presencia era aterradora, no solo para mí. Por primera vez podía sentir el poder que emanaba cada lobo, y el de Caleb parecía ser una llamarada de un oscuro fuego que no se detenía.
-Pues tendrás que transformarte y seguir nuestro ritmo -ordenó, cruzado de brazos y con una postura firme.
Aunque me estuviera obligando, había algo en él que me atraía. No sabía si era por la conexión que teníamos, porque antes no me hubiera imaginado siquiera pensar en la atracción, tratándose de él.
Lo consideraba un imbécil que se creía superior a los demás, después de haber escuchado tantas historias tanto de mi padre, como de los miembros de la manada.
Pero ahora que lo tenía en frente, esa visión de él cambió por arte de magia.
-Ella podrá -proclamó mi padre-. ¿Puedo hablar un momento a solas con ella? -le preguntó, temeroso.
-Cinco minutos -dijo.
Mi padre me llevó unos pasos lejos de ellos. Colocó una mano en mi hombro y la realidad es que ninguno de los dos pensó que ese día llegaría.
-Laia, hija -habló-. Sé que esto ha sido algo repentino, pero no puedo contradecir sus órdenes o sabes lo que nos pasará.
-Lo sé... Terminará aniquilando a la manada solo para llevarme con él -murmuré, recordando sus historias.
-Sé que eres tan fuerte como alguna vez lo fue tu madre, y que el poder de la loba en tu interior es un plus a eso -comentó, acariciando mi mejilla-. No te dejes pisotear por nadie, Laia. Tú puedes con todo lo que se te venga encima, no lo olvides.
Se me hizo un nudo en la garganta con sus palabras y no dudé en corresponder su abrazo. Él había sido un buen padre, pero también tenía que ser un buen líder.
Volvimos con Caleb.
-Nos iremos sin tus cosas, yo puedo comprarte todo lo que necesites -soltó Caleb, se veía irritado por la espera.
-Está bien -Asentí.
-Alfa Lionel, me aseguraré de que su manada prospere un poco, por entregarme a su hija sin protestas. Esto también significa nuestra alianza -le dijo, luego de eso los tres se transformaron en lobos.
Yo tuve que hacer lo mismo, aunque fue más torpe. Me terminé yendo de la manada con la que me crié, hacia un futuro incierto y lleno de misterios.
Aurora Hidalgo siempre ha vivido a la sombra de Salomé, su despiadada hermana mayor. Salomé fue elegida como heredera de la compañía de sus padres, esto la volvió arrogante y ambiciosa. Aurora cayó en la boca del lobo en cuanto conoció a Jean Zelaznog, un apuesto y exitoso CEO que entró en su vida para darle una sacudida. Ella se verá envuelta en un torbellino de emociones prohibidas. Una alianza entre ambas familias desencadenó un compromiso arreglado entre Salomé y Jean. A pesar de esto, él no pudo evitar sentirse atraído por la inocencia y la pasión que emanaba de Aurora, su amor floreció en secreto, desafiando las expectativas y las obligaciones familiares. Pero el amor en las sombras es un juego peligroso que les traerá graves consecuencias. Con cada encuentro clandestino, Aurora y Jean se adentran más en un laberinto lleno de deseo y decepción. ¿Podrá su amor y determinación superar los obstáculos? ¿O se rendirán en el proceso?
Ximena Foster, una mujer que vivió su juventud con pasión junto al amor de su vida, Dante Watson, hasta que se casó con él. Su matrimonio parecía un cuento de hadas, lleno de sueños compartidos y la promesa de una familia feliz, o eso era lo que ella siempre creyó, cegada por el amor. En el segundo aniversario de su boda, Ximena sufrió una traición inesperada por parte de Dante. La dejó contra la espada y la pared en cuanto descubrió su infidelidad. Devastada y humillada, ella juró vengarse. Apuntaría al corazón mismo de Dante. Decidió apuñalarlo con lo que más le dolía: la familia. ¿Y qué mejor manera de hacerlo que involucrarse con Eric Watson? Su hermano. Sin embargo, Ximena no sabía que estaba jugando con fuego y que los hermanos Watson ocultaban un inesperado secreto sobre ella.
Camila era esa típica mujer ilusionada que siempre la flechaban los chicos guapos de la calle, por ejemplo; aquel chico del autobús que se sentó al lado de ella y jamás volvió a saber de él, su amor platónico de una semana. Ese tipo de chica. Su vida cambió cuando conoció a Jake, su nuevo crush del café, con el que fantaseaba en tener sexo y lo plasmaba en eróticos dibujos con un realismo impresionante. Cosa que no debió haber hecho en el lugar donde él trabajaba, Camila no sabía si su amor platónico cumpliría sus fantasías o la tacharía como una loca pervertida. ¿Te gustaría averiguarlo?
Oriana Jones ha trabajado como secretaria de múltiples CEOS a lo largo de su vida, hasta que consiguió un trabajo fijo en donde permaneció durante cuatro años. Un día la despiden por haber rechazado acostarse con su jefe, este le quita todo lo que posee, su departamento, bienes, etc. La deja en la calle. Oriana se encuentra sola y desamparada, hasta que un desconocido encapuchado la encuentra y reconoce su rostro, este resulta ser el CEO más alabado del país, el jefe de los jefes, el hombre que está en el puesto número uno como el más importante y millonario de la ciudad. Jax Brown le da una nueva oportunidad a Oriana, le ofrece salir de las calles para que no se convierta en una vagabunda después de todo lo que ha logrado la mujer, a cambio tendrá que casarse con él. Pero los secretos que guardan verdades más profundas suelen disfrazarse con facilidad.
Tres chicos mimados se enfrentan a un reto inesperado: vivir en un pueblo pobre durante un tiempo para corregir su comportamiento. Allí tendrán que aprender a valorar lo que realmente importa en la vida: la humildad, la amistad y el amor. Pero no todo será fácil para ellos ni para Emily; una chica humilde que se cruzará en su camino para enseñarles. ¿Qué es lo peor que podría pasar entre la convivencia de tres chicos y una chica? ¿Qué consecuencias tendrá su experiencia?
Scarlett nunca pensó que su apacible vida sufriría en un día cambios tan grandes. ¡Su mejor amiga Megan era su hermanastra! Megan y su madre planeaban quitarle a Scarlett todo lo que tenía, incluyendo su riqueza, su estatus, su padre e incluso su novio. Le tendió una trampa a Scarlett para destruir su virtud. Pero, ¿por qué el hombre que yacía junto a Scarlett no era el que Megan encontró? Despiertos, los dos desconocidos empezaron a rastrear la identidad del otro. Pero la identidad de este hombre conmocionó a Scarlett. ¡Era el director ejecutivo más rico Ryke Méndez!
Kai y Lizzy inician una nueva etapa, donde se destapan secretos, caen muros y la relación se fortalece.
Se suponía que mi matrimonio con Mathias me haría la mujer más feliz del mundo. Aunque sabía que él no me amaba, pensé que se enamoraría de mí una vez que lo colmara de amor. Ya pasaron cinco años y Mathias me trataba como a una cualquiera. Para colmo, conoció a su verdadero amor y cortó todos los lazos conmigo por culpa de ella. Él la presentó a todo el mundo; algo que nunca hizo por mí. Su infidelidad me llevó a la depresión. Me sentía totalmente destrozada. Tristemente, incluso en mi lecho de muerte, mi supuesto marido nunca apareció. Cuando volví a abrir los ojos, sabía que el destino me había dado una segunda oportunidad. Yo todavía era la esposa de Mathias y pasamos dos meses antes de que conociera a su verdadero amor. En esta vida, me negué a que él volviera a lastimarme. Consciente del gran error de mi antigua yo, le pedí el divorcio. Mathias rompió los papeles del divorcio una y otra vez y al mismo tiempo me encerró. "¡Rylie, deja de hacer estupideces! ¡Hacerte la difícil no me funciona!". Para demostrarle que hablaba muy en serio, seguí adelante y solicité a la justicia. Finalmente entró en pánico. Abandonó a la "mujer de sus sueños" y se arrastró a mi lado. "Por favor, dame una segunda oportunidad, Rylie. Te prometo amarte con todo mi corazón. Serás la única mujer en mi corazón de ahora en adelante. No me dejes, ¿de acuerdo?". Una guerra estalló en mi mente. Por un lado, no quería que me hicieran daño otra vez. Pero, por otro lado, no quería dejar ir al hombre que amaba tanto. ¡¿Qué debo hacer?!
Abigail se enfrenta a una dura realidad cuando su padre decide casarla con Maximiliano Lombardo, un enigmático y poderoso CEO que oculta un oscuro secreto: es el líder de una temida red mafiosa. Atrapada entre el deber familiar y su deseo de libertad, Abigail lucha por comprender la decisión de su padre, quien cree que este matrimonio es la única forma de asegurar la protección y el futuro de su hija. Mientras Abigail se sumerge en un mundo lleno de secretos y peligros, se enfrenta al dilema de un matrimonio inesperado y a la amenaza de ser arrastrada a un entorno criminal. Sin embargo, a medida que conoce a Maximiliano, comienza a cuestionar la imagen que tiene de él.
Joelle pensó que podría cambiar el corazón de Adrian después de tres años de matrimonio, pero cuando se dio cuenta de que ya pertenecía a otra mujer, ya era demasiado tarde. "Dame un bebé y te liberaré". Sin embargo, el día en que Joelle se puso de parto, Adrian viajaba con su amante en su jet privado. "No me importa a quién ames. Ahora ya he pagado lo que te debo. A partir de ahora, no tenemos nada que ver el uno con el otro". No mucho después de que Joelle se fuera, Adrian se encontró suplicando de rodillas: "Por favor, vuelve conmigo".
Mi familia era pobre y tenía que trabajar medio tiempo todos los días solo para pagar las cuentas y estudiar en la universidad. Fue entonces cuando la conocí, la chica bonita de mi clase con la que todos los chicos soñaban salir. Era muy consciente de que ella era demasiado buena para mí. De todos modos, reuniendo todo mi coraje, le dije que me había enamorado de ella. Para mi sorpresa, accedió a ser mi novia. Me dijo, con la sonrisa más bonita que he visto en mi vida, que quería que el primer regalo que le diera fuera el último iPhone de gama alta. Un mes después, mi arduo trabajo finalmente valió la pena. Pude comprar lo que ella quisiera. Sin embargo, la pillé en el vestuario besando al capitán del equipo de baloncesto. Incluso se burló despiadadamente de mis defectos. Para colmo, el tipo con el que me engañó me dio un puñetazo en la cara. La desesperación se apoderó de mí, pero no pude hacer nada más que tirarme en el suelo y dejar que pisotearan mi orgullo. Cuando nadie lo esperaba, mi padre me llamó de repente y mi vida cambió. Resulta que soy el hijo de un multimillonario.