Todo en mi vida era perfecto; una buena salud, un buen trabajo, y se podría decir que, era la mujer más afortunada en el amor. Pero nadie me había dicho que la perfección y tanta felicidad junta no era tan buen y real. Para mí, una mujer que creía tenerlo todo a sus pies y en sus manos, no fue fácil asimilar esa vida que tanto me ocultó la persona que más he amado en el mundo.
Libro 1: Perfecto Desconocido
Libro 2: Cautivando tu corazón
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No hallaba la hora de poder salir de la oficina e irme a casa cuánto antes. Las últimas veinticuatro horas he estado sumamente nerviosa. Desde que Aiden; mi novio, reservó en uno de los restaurantes más lujosos y caros de la ciudad, me he sentido muy ansiosa. Muy en el fondo creo saber lo que me va a proponer, pero no tengo que hacerme mucha ilusión sobre eso. Nada me haría más feliz en el mundo, que por fin, después de dos años de relación, esté dispuesto a estar el resto de vida a mi lado. La ilusión es algo que está viva dentro de mi pecho y mi mente.
Tan solo de pensar en sus palabras, en la manera de proponerme e incluso el anillo, mi corazón deja de latir...
-Calma, Sara. Es una cena, como muchas que han tenido antes. Ya estás haciéndote ideas que no son -me dije, saliendo de mi oficina-. Ten un lindo fin de semana, Tessa.
-Muchas gracias, Srta. Harris. Igualmente tenga un lindo fin de semana... y que su cena sea lo esperado -sonrió amable, terminando de organizar algunos documentos sobre su escritorio.
-Gracias, Tessa -caminé con prisa hacia el elevador, viendo la hora en el reloj de mi muñeca-. A tiempo.
Salí del estacionamiento del edificio en mi auto, yendo hacia el salón de belleza que queda muy cerca de la editorial. Durante el camino, el recuerdo del momento en el que nos conocimos cruzó por mi mente.
Era el primer día de mi trabajo en la editorial como directora editorial de la misma. Ya habían pasado cinco años desde que había empezado a trabajar para la editorial Golden's. Ser correctora de textos y de estilo, me dio la gran oportunidad de poder postularme en uno de los puestos que la gran mayoría de personal espera adquirir. Estaba nerviosa ese día, como si recién hubiera llegado a trabajar allí. Mi jefe, el Sr. Golden, un escocés bastante atractivo a pesar de su avanzada edad, me dio la oportunidad sin pensarlo, depositando toda su confianza en mí.
A lo largo de mis años trabajando en la editorial, he leído cientos de textos y he corregido grandes obras, que en su mayoría, son de nuestros propios autores. Estos libros me hacían creer que el amor a primera vista, por accidente o por una segunda oportunidad de la vida, era algo irreal y que estos amores solo estaban plasmados allí, pero en aquel restaurante, mientras pasaba una de las más grandes vergüenzas de mi vida, ahí estaba mi amor destinado, listo para protegerme y salvarme de la muerte.
¿Por qué tuve que tener tan mala suerte ese día tan especial para mí? Mi nombramiento como directora editorial fue arruinado por un desfile de comida y vino caro cubriendo todo mi cuerpo, en el momento de haberme estrellado con un camarero por andar botando la baba por el atractivo hombre que sonreía ladeado al tiempo que cruzaba por mi lado.
Aiden y yo hicimos clic al instante en que sus ojos grises se posaron en los míos. Estaba en la situación más vergonzosa de toda mi vida, y aún así, el amor se apareció justo en ese preciso momento, para verme ahogar en pena y salvarme del tremendo golpe que me esperaba con ansia el suelo. Sus fuertes brazos sostuvieron mi cuerpo firme, cerca del suyo, rozándonos, hasta respiramos del mismo aire. Era como una novela cliché en donde todo era rosas, unirconios y al final salía el arcoiris para dos personas en busca de todo menos el amor. Sin importar que su costoso traje se manchara del desastre que tenía encima, su voz y su gentileza terminó por explotar todos mis sentidos.
Desde entonces y con la excusa de pagar la lavada de su traje, ese restaurante se volvió testigo de como nació, creció y se fortaleció nuestro amor. Y tal vez, también sea testigo de la unión de dos vidas para siempre.
Solté un suspiro, riendo en mi mente por mi idiotez en aquel día. Solo puedo agradecer a Cupido y a todos los dioses del cielo por la labor que hicieron aquel día.
-No vayas a llorar, Sara. No llores.
Según llegué al salón de belleza, la chica que siempre se encarga de mi cabello y mis uñas, empezó a realizar su trabajo. Cómo no había vuelto a hablar con Aiden desde la noche anterior, le envié un mensaje de texto, pero con el pasar de los minutos, su respuesta me hizo doler el corazón sin motivo y sin razón. No vivimos juntos, pero la ausencia por varios días de mi cama, es algo que no puedo soportar. Quisiera tenerlo solamente para mí, por lo mismo es que he me hecho ideas en la cabeza de que nuestra cena es para pedir mi mano.
«Es un hombre muy ocupado, Sara. No seas impaciente, dentro de poco lo verás» Me recriminé.
Algunas veces odio sentirme tan dependiente emocionalmente de él, aunque sé que nunca llegaría a hacerme daño. Confío en él ciegamente. Sé cuan grande es su amor por mí. Entre el debate interno de mis inseguridades y mis fuerzas, mi celular vibró en mis manos. Es un mensaje de Aiden.
«Yo también te he extrañado mucho, mi cielo. No sabes lo impaciente que estoy por poder verte y tenerte entre mis brazos y cometer a besos. Termina de ponerte aún más bella para mí, que dentro de pocas horas nos estaremos viendo. Te amo, Sara. Te amo inmensamente. Nunca lo olvides»
¿Cómo no sentir este gran amor por él, a sus detalles y a sus hermosas palabras? Su profundo amor se ha sembrado en lo más recondito de mi ser, y se ha expandido como una raíz de un árbol por todo mi sistema.
-Hemos terminado, Srta. Harris... pero aun falta algo más -fruncí el ceño.
-¿Qué cosa? Así me veo perfecta, ¿no?.
-Deme cinco minutos, Srta. Harris -se marchó hacia una puerta que dice "Personal autorizado".
Unos segundos después, apareció frente a mí con un portatrajes de cuero negro. Con mucho cuidado y con una sonrisa amable en los labios, deslizó la cremallera hacia abajo, dejándome boquiabierta con el precioso vestido en su interior.
-El Sr. Bardot ha pedido que use este vestido -mi corazón se aceleró a punto de reventarse por dentro-. Sígame, por favor.
Asentí, incapaz de formular palabra alguna. Me guió hasta un cuarto lleno de espejos y cajas muy bien selladas. Me dio la privacidad y por el mero hecho de no arruinar el hermoso maquillaje, me tragué cada una de las lágrimas que pretendían salir de mis ojos. Con la sonrisa más grande que haya podido tener en mi rastro, me cambié rápidamente los vestidos.
El vestido de color vino y de encaje en la parte de los hombros y el pecho, con una abertura en la pierna derecha que sube hasta medio muslo, se aferró a cada una de mis curvas como si fuera una capa de piel más. No soy de usar vestidos tan elegantes y hermosos como este, pero debo admitir que el vestido me quedó muy bien. Cómo no estar locamente enamorada de un hombre que cuida cada detalle de mí y me hace sentir la mujer más querida y dichosa sobre la faz de la tierra.
No quiero nunca despertar del sueño tan lindo en el cual estoy con Aiden. Nuestro amor quedará escrito en los libros, como el más puro, real y sincero que haya existido en cada uno de los tiempos. Y si él no me propone matrimonio esta noche en nuestra cena, sin pensarlo dos veces, yo misma se lo propondría. Porque de algo estoy segura, y es que no voy a dejar escapar a ese hombre tan hermoso de mis manos ni mucho menos de mi corazón.
Jolie creyó que huir era la solución correcta ante el desliz que cometió al casarse en una noche loca desenfrenada, pero cinco años después debe volver al lugar al que juró nunca más regresar y enfrentarse a las consecuencias de sus actos. Solo que Darius no es el mismo hombre caballeroso y tierno que ella creía conocer. Él la odia por haberle roto el corazón y abandonarlo cuando le dijo que intentaría llevar una vida de casados. Ella aún sigue sintiendo los mismos deseos que en el pasado, pero esta vez son más intensos e inexplicables que antes. Entre el amor y el odio hay una delgada línea que los separa y desatará una pasión que ninguno de los dos podrá contener.
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Ser prácticamente obligada a casarse con un perfecto desconocido por su padre, Cora Walker decide huir de su casa, pero en el intento de ser libre y elegir su propio destino, aquel hombre le pone sobre la mesa un trato que considera justo. ¿Podrá Jacob Bardot enamorar a la jovencita que lo cautivó desde el primer instante en que la conoció? ¿Podrá Cora dejar sus miedos e inseguridades atrás y amar, aunque sea por una vez en su vida? ¿Trescientos sesenta y cinco días serán suficientes para que dos corazones se amen con extrema fuerza y pasión?
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Traicionada por su pareja y su hermanastra en la víspera de su boda, Makenna fue entregada a los despiadados príncipes licántropos como amante, pero su propio padre ignoró su difícil situación. Decidida, ella intentó escapar y buscar venganza, pero, sin darse cuenta, captó el interés de los tres príncipes licántropos, que la deseaban en exclusiva entre muchas admiradoras. Esto complicó sus planes, atrapándola y convirtiéndola en rival de la futura reina licántropa. Enredada en deseo y celos, ¿podría Makenna lograr su venganza en el intrincado baile con los tres príncipes?
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Todos se sorprendieron cuando estalló la noticia del compromiso de Rupert Benton. Fue sorprendente porque se decía que la novia afortunada era una chica normal, que creció en el campo y no tenía nada a su nombre. Una noche, ella apareció en un banquete, lo cual causó una sensación a todos los presentes. "¡Cielos, ella es tan hermosa!". Todos los hombres babeaban y las mujeres se pusieron celosas. Lo que no sabían era que esta supuesta pueblerina era en realidad una heredera de una fortuna de mil millones de dólares. No pasó mucho tiempo antes de que sus secretos salieran a la luz uno tras otro. Las élites no podían dejar de hablar de ella. "¡Dios mío! Entonces, ¿su padre es el hombre más rico del mundo?". "¡También es esa excelente pero misteriosa diseñadora que mucha gente adora! ¿Quién lo hubiera adivinado?". Sin embargo, un montón de gente no creía que Rupert pudiera enamorarse de ella. Pero les cayó otra bomba. Rupert silenció a todos los detractores emitiendo un comunicado. "Estoy muy enamorado de mi hermosa prometida. Nos casaremos pronto". Dos preguntas estaban en la mente de todos: "¿Por qué la chica ha ocultado su identidad? Y ¿por qué Rupert estaba enamorado de ella de repente?".
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"Tú necesitas una novia y yo un novio. ¿Por qué no nos casamos?". Abandonados ambos en el altar, Elyse decidió casarse con el desconocido discapacitado del local de al lado. Compadecida de su estado, la chica prometió mimarlo una vez casados, pero no sabía que en realidad era un poderoso magnate. Jayden pensaba que Elyse se había casado con él solo por su dinero, por eso planeaba divorciarse cuando ya no le fuera útil. Sin embargo, tras convertirse en su marido, él se enfrentó a un nuevo dilema: "Ella sigue pidiéndome el divorcio, ¡pero yo no quiero! ¿Qué debo hacer?".