/0/15837/coverbig.jpg?v=db91be906f9afeda2b9016be582aa064)
Adrián Evans, un niño de 12 años que lucha contra el cáncer terminal, cierra los ojos en una cama de hospital, esperando el final, pero se despierta en un impresionante mundo de cielos pastel, espadas mágicas e imponentes gigantes. Empujado a un reino donde la supervivencia es una batalla constante, Adrián debe navegar por los peligros junto a Ally, un joven guerrero ardiente decidido a demostrar su valía. Mientras descubre los misterios de esta nueva tierra extraña, Adrián descubre que su viaje podría tener la clave de su destino y la oportunidad de reescribir su historia.
St. Jame's Hospital, Dublin, Irlanda.
Toc Toc.
La puerta de la habitación en donde Adrián Evans descansaba se abrió.
El Dr. Steve Meyers entró, llevaba en la mano un viejo cuaderno que estaba a punto de acabar sus hojas de tanto que escribía en él.
De inmediato, la tristeza y la muerte fueron sentimientos que lo acompañaron en su camino de valoración al chico de 12 años que descansaba moribundo en la cama del hospital público al que ha sido enviado para terminar sus días cuando sus padres recibieron la tétrica noticia de que él no se salvaría de la muerte por culpa del cáncer terminal que heredó de la familia de su padre al nacer.
Adrián miró al doctor, sus ojos se bañaban en tristeza, él ya había perdido la última gota de esperanza que le quedaba para sobrevivir.
El médico negó con la cabeza.
- No, Adrián. Lo lamento, pero no hay una cura para tu enfermedad, ya te lo dije una vez. Nada más vengo para decirte que serás trasladado esta noche al piso 001 del hospital. Allí terminarás tus días, sin derecho a recibir visitas.
Adrián desvió la mirada al techo, suspiró una última vez, suplicándole a Dios que escuchara sus palabras y que se lo llevara al cielo de una vez antes de terminar siendo acompañado por olor a muerto, y por cadáveres que estaban en descomposición y en espera de ser reclamados por sus familias para ser enterrados.
Cuando el médico lo dejó solo. Adrián cerró los ojos para nunca más volverlos a abrir ese día.
El canto de los pájaros se escucha en el aire, el aire fresco del viento golpeaba su cara, y poco a poco, fue despertando, sintiendo como su cuerpo se movía con total normalidad, sintiendo como debajo de él ya no se encontraba la cama dura y fría del hospital, sino que ahora se hallaba acostado en lo que parecía ser la suavidad del suelo cubierto por césped.
El aire se sentía tan fresco que para Adrián fue muy fácil adivinar que ya no estaba en el hospital.
Adrián pensó que había muerto y que ahora se encontraba en el cielo, dispuesto a caminar para ir a buscar a Dios.
Fue entonces que Adrián abrió los ojos por completo, encontrándose con un paraíso a su alrededor.
El cielo ya no era azul, ahora, era una mezcla de colores pasteles combinada entre azul, morado y naranja. El sol no se veía por ninguna parte, pero su calor se percibía perfectamente como si allí estuviera.
Adrián se paró del suelo, miró a su alrededor con asombro y fascinación.
Era increíble.
El escenario que lo rodeaba parecía sacado de un cuento de hadas de los que su madre solía leerle cuando era momento de irse a dormir antes de que cumpliera los 10 años y perdiera su amor por ellos.
- Wow, esto es maravilloso. Pero, ¿en dónde estoy? - se preguntó Adrián a sí mismo cuando finalmente recuperó la consciencia y se dio cuenta de que todo lo que veía era real.
Pronto, un leve temblor de la tierra lo sacudió, Adrián miró hacia sus pies, fijándose en que el temblor no cesaría hasta quince segundos después que enfrente de él, se apareció un enorme hombre que medía tres metros, y que era más gordo que un camión de tamaño normal.
Adrián se paralizó. Quiso salir corriendo, pero no pudo hacerlo, porque aquel hombre era un gigante real, los gigantes en este mundo eran los peores enemigos de las personas que lo habitaban. Los gigantes y humanos luchaban a diario para colonizar este nuevo mundo ajeno al real, del que provenía Adrián.
Fue así que Adrián escuchó que otro ruido resonaba del interior de los árboles del bosque, del que él no se había dado cuenta de su existencia hasta ese instante en que el peligro estaba muy cerca de él.
Del interior de un arbusto, una niña de quizás su misma edad se asomó, le chifló, y le hizo señas apuradas para que Adrián se acercara a ella y se escondiera a su lado, y en un intento desesperado de zafarse de las manos del gigante furioso que estaba por agarrarlo para llevárselo a la boca y devorarlo como si fuera su cena, Adrián obedeció a la niña, y se fue corriendo hasta su escondite.
Adrián saltó al arbusto, y se escondió en la parte de atrás, así como ella lo hacía.
La niña era muy diferente a las niñas comunes que él conocía de su otro mundo, y eso le llamó rápidamente la atención.
Ella vestía un traje de combate negro que le ajustaba al cuerpo, usaba un par de botas negras de las que se pone uno cuando hace trabajo de campo pesado, en su mano, carga lo que parece ser un tubo negro del largo de la menos tres manos juntas y alineadas en una sola, y en su espalda, carga una espada poderosa y llena de poder, no era una espada de metal cualquiera, esta era una espada mágica y especial que ha sido elaborada únicamente para enfrentar a los gigantes y ganarles en una fuerte batalla.
- ¿Quién eres tú? ¿Tú sabes en dónde estoy? ¿Sabes el porqué ese gigante quiere atacarme? - preguntó Adrián a la niña con desesperación de encontrar respuesta a sus miles de preguntas que rondaban en su cabeza.
Pero la niña estaba concentrada en cazar a su primer gigante, ella era una aprendiz de la academia de especialistas Darkside del mundo en el que ahora Adrián formaba parte de él con tan solo haber despertado allí, sin embargo, para pasar al siguiente nivel de su entrenamiento, ella debía de cazar a un gigante por su propia cuenta, aplicando toda la teoría y práctica que recibió en cada uno de sus entrenamientos, y llevándose consigo como premio y evidencia la cabeza cortada del gigante que asesinara.
Por supuesto, ella no quería perder su oportunidad solo por ponerse a charlar con un recién llegado a su mundo.
.. Cállate y déjame concentrarme. Tengo que matar a este gigante o perderé el curso y tendré que repetirlo por tercera vez. Esta es la vencida, o de lo contrario, me expulsarán de la academia y seré un don nadie en este mundo - ella lo regañó, preparando su sable de luz roja, poniéndose de pie de su escondite, y preparando posición de ataque contra el gigante que se acercaba a ellos con cautela de no perderlos.
Pero justo cuando ella iba a apuntarle con su mágica tecnología avanzada que creó en otra de sus clases, pronto, su acción heroica fue interrumpida por un grupo de tres chicos que vestían su mismo uniforme, eran compañeros de su clase que entraron nuevos en este ciclo escolar, y como ella era la única del curso pasado en repetirlo, no había duda que todos se burlaban de ella cada que podían, llamándola como perdedora, y este grupo de tres, no era la excepción.
- ¡Maldición! - gritó ella con rabia al ver que los chicos habían logrado atrapar y asesinar en pequeñas porciones con sus sables al gigante que antes fue de ella.
- ¿Creíste que podrías ganarnos, Ally? - se burló uno de los chicos, enseñándole a Ally, desde su distancia, la cabeza decapitada del gigante que, en un principio, iba a ser de ella.
- ¡Esta me las vas a pagar, Ryan! - gritó Ally muy enojada. Adrián lo pudo ver, las mejillas de su salvadora estaban más rojas que un tomate, y sus manos formaban puños con fuerza, como si ella quisiera lanzarse a ellos para agarrarlos a golpes, pero Adrián supuso que si no lo hacía, era porque no podía, ni debía hacerlo.
- Sí, como quieras, sigue soñando. Prepara mejor tus estrategias para la próxima vez. Adiós, linda. Nos veremos en clase mañana. Mejor, organiza tus maletas, porque pronto terminarás siendo expulsada de la academia por ser una perdedora -otro chico diferente a Ryan, uno de piel morena y ojos verdes falsos por culpa de los lentes de contacto que usaba, se burló.
Los chicos recogieron lo que les pertenecía y se alejaron de la escena.
Ally comenzó a llorar por la rabia, y en un leve e inocente intento de querer apoyarla, Adrián recibió en su lugar una bofetada en la cara que lo mandó volando a golpearse contra un tronco de un árbol cercano, y pronto, se desmayó.
Ella vivía bajo una relación de novios perfecta, hasta que una noche, cuando iban a celebrar su onceavo aniversario, y después de tanto tiempo de estar juntos, ella recibe el mensaje que cambiaría su vida para siempre, y en lugar de cumplir su cita con su novio, ella decide largarse a pasar su pena a un bar, y allí lo conoce a él, un CEO imponente y atractivo que solo buscaba una esposa para recibir la herencia del abuelo. Sin pensarlo, ella lo acepta, y es ahí cuando su vida toma un giro inesperado.
Ella vivía bajo una relación de novios perfecta, hasta que una noche, cuando iban a celebrar su onceavo aniversario, y después de tanto tiempo de estar juntos, ella recibe el mensaje que cambiaría su vida para siempre, y en lugar de cumplir su cita con su novio, ella decide largarse a pasar su pena a un bar, y allí lo conoce a él, un CEO imponente y atractivo que solo buscaba una esposa para recibir la herencia del abuelo. Sin pensarlo, ella lo acepta, y es ahí cuando su vida toma un giro inesperado.
Mi familia era pobre y tenía que trabajar medio tiempo todos los días solo para pagar las cuentas y estudiar en la universidad. Fue entonces cuando la conocí, la chica bonita de mi clase con la que todos los chicos soñaban salir. Era muy consciente de que ella era demasiado buena para mí. De todos modos, reuniendo todo mi coraje, le dije que me había enamorado de ella. Para mi sorpresa, accedió a ser mi novia. Me dijo, con la sonrisa más bonita que he visto en mi vida, que quería que el primer regalo que le diera fuera el último iPhone de gama alta. Un mes después, mi arduo trabajo finalmente valió la pena. Pude comprar lo que ella quisiera. Sin embargo, la pillé en el vestuario besando al capitán del equipo de baloncesto. Incluso se burló despiadadamente de mis defectos. Para colmo, el tipo con el que me engañó me dio un puñetazo en la cara. La desesperación se apoderó de mí, pero no pude hacer nada más que tirarme en el suelo y dejar que pisotearan mi orgullo. Cuando nadie lo esperaba, mi padre me llamó de repente y mi vida cambió. Resulta que soy el hijo de un multimillonario.
Isabela Arriaga se ve atrapada en un matrimonio de conveniencia con Leonardo Arriaga, un hombre que la ve como una mera obligación, sin amor ni compasión. Casada por contrato, su vida se ve opacada por la presencia de Camila, la mejor amiga de su esposo, quien manipula y se burla de ella a cada paso. Mientras Isabela lucha por encontrar su lugar en una mansión que se siente más una prisión que un hogar, su marido sigue enamorado de la villana que la ha arrebatado no solo su afecto, sino también su dignidad. El tormento emocional de Isabela se ve acentuado cuando se da cuenta de que Leonardo la desprecia y prefiere a Camila. A pesar de su dulzura y sumisión, Isabela no es ajena a la frustración que crece en su corazón, mientras lucha por mantener la calma ante la manipulación constante. En una inesperada muestra de valentía, comienza a desafiar las reglas del juego, buscando ser más que la sombra que Leonardo ha creado a su alrededor. A medida que los celos y la posesividad de Leonardo salen a la luz, Isabela se enfrenta a la difícil decisión de vivir como una prisionera emocional o tomar las riendas de su vida. Pero, ¿es posible que el hombre que la desprecia también pueda amarla algún día? En un enredo de engaños, traiciones y manipulación, Isabela debe encontrar su propia voz antes de que su alma se pierda para siempre.
Clarissa Chapman, un día, al entregar preservativos a una habitación de hotel, descubrió que su cliente era su... ¿prometido? ¡Atrapó a su prometido y media hermana en la cama! ¡Solo entonces Clarissa se dio cuenta de que su novio de seis años la había engañado! ¿Qué es más ridículo? Su padre dijo que era porque ella no era atractiva y su hermana lo merecía más. Dejó a su prometido idiota, ¡se encontró con su Sr. Correcto en una aventura de una noche! Espera... ¿por qué este hombre se veía exactamente parecido al CEO multimillonario - Anderson Jordan en la televisión? Anderson era de muchas cosas, guapo, considerado y leal. Nunca imaginó que un apuesto como Anderson se enamoraría de ella, hasta ese día... Su familia de pesadilla la encontró, tratando de arrastrarla al pasado miserable... otra vez...
Carolina Navarro fue obligada por su padre a casarse con un hombre desfigurado para salvar a su familia de la ruina. Maximo Castillo tenía todo lo que cualquiera deseaba, hasta que un accidente aéreo destruyó su cuerpo, su alma y su relación, haciendo su vida desesperada. Sin embargo, independientemente de eso, todavía necesitaba una esposa y un heredero. ¿Podría funcionar un matrimonio entre estas dos personas? ¿Sería solo un matrimonio de conveniencia o crecería el amor entre dos almas heridas?
Durante diez años, Daniela colmó a su exesposo de un amor inquebrantable, solo para descubrir que no era más que un chiste para él. Humillada, pero decidida, se divorció de él. Tres meses después, Daniela regresó a lo grande. Ahora era la CEO oculta de una marca líder, una diseñadora codiciada y una rica magnate de la minería, y su éxito se reveló en su triunfal regreso. Toda la familia de su exesposo se abalanzó sobre ella, desesperada por implorar su perdón y suplicar otra oportunidad. Sin embargo, Daniela, ahora querida por el famoso Sr. Phillips, los miraba con gélido desdén y dijo: "Estoy fuera de su alcance".
Era una doctora talentosa de fama mundial, CEO de una empresa que cotiza en bolsa, la mercenaria más formidable y un genio de la tecnología de primer nivel. Marissa, una magnate con una plétora de identidades secretas, había ocultado su verdadera identidad para casarse con un joven aparentemente empobrecido. Sin embargo, en vísperas de su boda, su prometido, que en realidad era el heredero perdido de una familia adinerada, canceló el compromiso, incluso la humilló y se burló de ella. Cuando las identidades ocultas de la chica salieron a la luz, su exprometido se quedó atónito y le suplicó desesperadamente que lo perdonara. De pie, protector ante Marissa, un magnate increíblemente influyente y temible declaró: "Esta es mi esposa. ¿Quién se atrevería a quitármela?".