/0/16023/coverbig.jpg?v=aca8245be5328ec5b2d4b5f483cc01bb)
Ella vivía bajo una relación de novios perfecta, hasta que una noche, cuando iban a celebrar su onceavo aniversario, y después de tanto tiempo de estar juntos, ella recibe el mensaje que cambiaría su vida para siempre, y en lugar de cumplir su cita con su novio, ella decide largarse a pasar su pena a un bar, y allí lo conoce a él, un CEO imponente y atractivo que solo buscaba una esposa para recibir la herencia del abuelo. Sin pensarlo, ella lo acepta, y es ahí cuando su vida toma un giro inesperado.
Gabriella
Esta noche debía ser la más feliz de mi vida.
Todo indicaba que, después de diez años de relación, mi novio finalmente iba a pedirme matrimonio.
Diez años en los que he sido fiel.
Diez años en los que he sido una buena novia: atenta, cariñosa, considerada y paciente cuando él lo necesitaba.
Pero mientras me ponía los tacones de aguja, aquellos que elegí para verme elegante en nuestra cita-una cena en el restaurante más exclusivo de Nueva York-, el sonido de una notificación interrumpió mis pensamientos.
Miré la pantalla con el corazón latiéndome en el pecho. Esperaba que fuera Jonathan avisando que venía en camino a recogerme, como habíamos planeado.
Pero no era él.
Mi pecho se oprimió al ver un mensaje de un número desconocido.
Abrí la conversación y encontré una foto enviada en formato efímero. De esas que solo pueden verse una vez y desaparecen sin dejar rastro.
Junto a la imagen, un mensaje:
"No vayas a tu cita con tu novio. Mejor, ve a un bar. No pierdas el tiempo con él; si decides perdonarlo y seguir adelante como si nada hubiera pasado, solo volverá a romperte el corazón."
El golpe de la realidad me atravesó como una puñalada.
Sin pensarlo demasiado, seguí el consejo.
En lugar de esperar el mensaje de Jonathan, pedí un taxi a través de la aplicación. Un conductor aceptó de inmediato. Llegaría en tres minutos.
Respiré hondo. Me puse el abrigo; la noche sería fría, la lluvia no había dado tregua en todo el día.
Tomé mi bolso, mi celular, las llaves de casa y salí.
Mi mente estaba en blanco.
Mi mundo, de un momento a otro, se había vuelto gris.
Hasta ayer, creía que nuestra relación era perfecta. Anoche, Jonathan se había comportado como el novio y futuro esposo ideal. Hicimos el amor como dos adictos el uno al otro, y mientras se hundía en mí con fuerza, con mis piernas enredadas en su cintura como si no quisiera dejarlo ir nunca, me juró amor eterno.
Y hoy, justo hoy, ¿tenía que descubrir la verdad de su cinismo?
¿Así, con un mensaje anónimo?
¿Sin verme la cara?
El taxi llegó. Subí sin decir palabra y le di la dirección del bar al conductor. Él asintió y aceleró.
El trayecto transcurrió en silencio.
Justo lo que necesitaba para llorar en silencio.
Al llegar, le entregué un billete sin esperar el cambio y entré al bar.
Solo quería un trago. Algo lo suficientemente fuerte para hacerme olvidar, aunque fuera por un rato.
- ¿Qué deseas beber? -preguntó el bartender al notar la sombra de tristeza en mi rostro cuando me senté frente a la barra.
- Lo más fuerte que tengas -respondí con rudeza-. Necesito algo que me ayude a olvidar la peor de las penas.
No tenía ganas de conversar, solo quería perderme en la calidez abrasadora del licor, aunque fuera por un momento.
El bartender asintió en silencio y comenzó a preparar mi trago. Mientras lo hacía, sentí una mirada clavarse en mí. Una presencia intensa, cautivadora.
Levanté la vista con disimulo y me encontré con unos ojos azules penetrantes.
El dueño de aquella mirada era un hombre de cabello rubio, impecablemente peinado, una barba recién afeitada y un físico trabajado con disciplina en pilates de gym.
Llevaba un traje azul turquí, que bajo la tenue iluminación del bar parecía negro.
- ¿Está todo bien, preciosa? ¿Vienes sola? -su voz, grave y ronca, tenía un matiz seductor, casi hipnótico, que volvería loca a cualquier mujer, no solamente a mí.
- Sí, así es. ¿Y tú? -respondí con desgano, sintiendo cómo un nudo comenzaba a formarse en mi garganta.
Haber llorado en el taxi de camino hasta aquí no había servido de nada. El dolor de la traición seguía consumiéndome, implacable, como brasas encendidas devorando lentamente lo que quedaba de mi alma.
Él asintió con un aire enigmático. Sostenía una copa de whisky en la mano, el hielo dentro se derretía con lentitud mientras terminaba su trago.
-Aquí tienes, linda. Lo preparé como me pediste, es lo más fuerte que tengo para esas penas que quieres curar -dijo el bartender, deslizando el vaso hacia mí.
Intenté sonreírle en agradecimiento, pero no me esforcé demasiado. Simplemente, tomé la copa y di un primer sorbo.
-¿Eres soltera? -preguntó de repente el hombre misterioso, con una sonrisa indescifrable.
-¿Mmm? Ah... sí, lo soy. No tengo ningún tipo de compromiso -contesté sin demasiada emoción-. ¿Por qué lo preguntas?
-Quiero hacerte una propuesta -susurró, inclinándose ligeramente hacia mí-. Pero este no es el lugar adecuado. Ven conmigo, te lo explicaré en otro sitio.
Las advertencias sobre no confiar en extraños en un bar resonaron en mi cabeza, pero mi intuición me decía otra cosa. Aquel hombre me despertaba una avalancha de emociones desconocidas, algo que jamás había sentido antes. Y la curiosidad... La curiosidad me quemaba por dentro.
Bebí mi trago de un solo sorbo. Sentí el ardor del alcohol recorrer mi garganta, pero no me importó. Antes de que pudiera sacar mi cartera, él se adelantó.
- Invito yo.
No discutí. Asentí levemente y lo seguí, porque su voz sonó demasiado autoritaria en ese instante.
No salimos del bar, como había imaginado. En cambio, él caminó hacia el fondo, alejándose de la barra, y yo lo seguí sin dudar, sintiendo un ligero mareo tras el trago repentino. No era que no supiera beber, pero aquel licor era más fuerte de lo que había anticipado.
Algo me decía que lo que estaba a punto de descubrir cambiaría mi noche... Y quizás mucho más que eso.
Caminamos hasta ubicarnos en una mesa apartada de la multitud del bar, aquel lugar se veía como si fuera la zona VIP, es más, me di cuenta de ello porque dos guardaespaldas fortachones nos dieron el acceso inmediatamente al verlo a él acercarse a ese sitio.
El hombre me pidió por medio de señas que me sentara en el elegante sillón, y le obedecí.
¿Qué carajos me pasaba esa noche? ¿Cómo por qué estaba yo obedeciendo las órdenes de un extraño?
Porque eso era él, un extraño.
- No es necesario que haya presentaciones formales entre nosotros. Cásate conmigo en los términos que desees - dijo él con seriedad. Esperaba que esto fuera una broma. Pero no, sus ojos hablan con sinceridad. Su propuesta me tenía atónita, a la expectativa. No sabía qué responder. Me había tomado de sorpresa, y aunque estuviera algo ebria, aún podía escuchar con claridad y razonar las situaciones a mi alrededor.
- ¿Acaso piensas darme mucho dinero por hacerte ese favor? - respondí, riéndome de él como si fuera un buen chiste.
- Sí, te pagaré un millón de dólares si aceptas hacerlo - habló con determinación.
Me quedé en shock.
¿Un millón de dólares? ¿Qué haría yo con todo ese montón de dinero en mi cuenta bancaria?
- Por favor, acepta. Me urge que seas mi esposa, necesito reclamar la herencia de la fortuna familiar de parte de mi abuelo, soy su único heredero. Sin embargo, para hacerme cargo de sus bienes, me exige que tenga una esposa. De lo contrario, lo perderé todo. ¿Entiendes mi desesperación?
Él me rogó.
¿Un hombre rogándole a una mujer de esta manera y en un bar?
¿Acaso se trataba de una pésima broma?
¿Qué pasaría si acepto y no cumple sus condiciones?
Ella vivía bajo una relación de novios perfecta, hasta que una noche, cuando iban a celebrar su onceavo aniversario, y después de tanto tiempo de estar juntos, ella recibe el mensaje que cambiaría su vida para siempre, y en lugar de cumplir su cita con su novio, ella decide largarse a pasar su pena a un bar, y allí lo conoce a él, un CEO imponente y atractivo que solo buscaba una esposa para recibir la herencia del abuelo. Sin pensarlo, ella lo acepta, y es ahí cuando su vida toma un giro inesperado.
Adrián Evans, un niño de 12 años que lucha contra el cáncer terminal, cierra los ojos en una cama de hospital, esperando el final, pero se despierta en un impresionante mundo de cielos pastel, espadas mágicas e imponentes gigantes. Empujado a un reino donde la supervivencia es una batalla constante, Adrián debe navegar por los peligros junto a Ally, un joven guerrero ardiente decidido a demostrar su valía. Mientras descubre los misterios de esta nueva tierra extraña, Adrián descubre que su viaje podría tener la clave de su destino y la oportunidad de reescribir su historia.
Como simple asistenta, enviar un mensaje al CEO en plena noche para solicitar películas pornográficas fue un movimiento audaz. Como era de esperar, Bethany no recibió ninguna película. Sin embargo, el CEO le respondió que, aunque no tenía películas para compartir, podía ofrecerle una demostración en directo. Tras una noche llena de pasión, Bethany estaba segura de que perdería su trabajo. Pero en lugar de eso, su jefe le propuso: "Cásate conmigo. Por favor, considéralo". "Sr. Bates, está bromeando, ¿verdad?".
Amar y ser amada es lo que toda mujer sueña. Sin embargo, lo único que Debbie quería era el divorcio. Llevaba tres años casada con Carlos, un joven multimillonario a quien ni siquiera había visto la cara. Cuando por fin decidió poner fin a su irónico matrimonio e ir en busca de la felicidad verdadera, apareció su supuesto marido y le pidió que lo intentaran de nuevo. A partir de entonces, Carlos se sentía increíblemente atraído por el espíritu libre y salvaje de Debbie y se enamoró de ella. Él comenzaba a mimarla. Poco a poco, lo que había entre ellos se iba a convirtiéndose en una atracción irrefrenable. Esto es una extraordinaria historia de amor donde descubrirá que, a veces, el amor no está muy lejos de cada uno de nosotros.
Cuando eran niños, Derek le salvó la vida a Norah. Años más tarde, Derek quedó en estado vegetativo tras un accidente automovilístico y Norah se casó con él sin pensarlo dos veces. Con sus conocimientos médicos, incluso lo curó. Durante dos años, Norah amó a su marido con todo su corazón, esperando poder devolverle su bondad. Pero cuando volvió su primer amor, él pidió el divorcio. Sin dudarlo, ella estuvo de acuerdo. Lo que pocas personas sabían es que ella, etiquetada como "abandonada", era en realidad una piloto de carreras, una famosa diseñadora, una genio hacker y una reconocida doctora. Lamentando su decisión, Derek le pidió perdón a Norah. De repente, apareció un encantador CEO, abrazó a Norah y le dijo: "¡Aléjate de mi esposa!". Sorprendida, Norah soltó: "¿Qué?".
Acusada de asesinato, la madre de Sylvia Todd fue considerada una traidora por toda la manada, condenando a Sylvia a vivir el resto de su vida sola y humillada como una humilde esclava. Lo único que quería la chica era demostrar la inocencia de su madre de alguna manera, pero el destino nunca parecía estar de su lado. A pesar de todo, Sylvia nunca perdió la esperanza. Como el futuro rey licántropo de todos los hombres lobo, Rufus Duncan poseía un gran poder y estatus, pero tenía una inexplicable reputación de ser cruel, sanguinario y despiadado. Sin que todo el mundo lo supiera, había sido maldecido hacía mucho tiempo y se veía obligado a transformarse en un monstruo asesino cada luna llena. Aunque el destino no siempre favorecía a los dos, unió a Sylvia y Rufus como pareja predestinada. ¿Se hará justicia para la madre de Sylvia? ¿Podrán ella y Rufus desafiar todas las normas sociales y permanecer juntos? ¿Tendrán estas dos almas desafortunadas un final feliz?
Ethan siempre consideró a Nyla una mentirosa, mientras que ella lo veía a él distante e insensible. Nyla había acariciado la idea de que Ethan la quería, pero se sintió fríamente rechazada cuando se dio cuenta de que su lugar en el corazón de él era insignificante. Como ya no podía soportar su frialdad, dio un paso atrás, solo para que él cambiara inesperadamente de actitud. Ella le desafió: "Si confías tan poco en mí, ¿por qué me tienes cerca?". Ethan, que antes se había comportado con orgullo, ahora estaba ante ella y le suplicó desesperado: "Nyla, he cometido errores. Por favor, no te alejes de mí".
Charlee fue abandonada en la boda y se convirtió en el hazmerreír de todos. Intentó mantener la cabeza alta, pero acabó humillada cuando recibió un vídeo sexual de su prometido y su hermanastra. Devastada, pasó una noche salvaje con un atractivo desconocido. Se suponía que iba a ser cosa de una sola vez, pero él siguió apareciendo, ayudándola con proyectos y venganzas, todo mientras coqueteaba con ella constantemente. Charlee pronto se dio cuenta de que era agradable tenerlo cerca, hasta que su ex apareció de repente en su puerta, rogándole otra oportunidad. Su amante magnate le preguntó: "¿A quién vas a elegir? Piensa bien antes de contestar".