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Mikael Mäkinen, un snowboarder finlandés, cuya prometedora carrera se verá afectada por un accidente que lo dejará inservible y con un sueño destrozado. Su vida dará un giro inesperado, cuando deba confrontar no solo sus lesiones físicas, sino también la profunda pérdida de su pasión y la incertidumbre del futuro. Pero en medio de la oscuridad, una chispa de esperanza resurge al cruzarse con Madison Davies, una bióloga marina australiana, que enfrenta la existencia con voluntad al contar con una ceguera, el rechazo de su entorno y la humillación de su prometido, por lo que decide embarcarse en una aventura sin retorno permanente. Sus historias marcadas por la adversidad, se unirán en busca de un nuevo comienzo y la fuerza interior será su motivación para superar los obstáculos. ¿Quién dijo que las segundas oportunidades no existen?
----[Zermatt, Suiza]----
El sol invernal resplandecía sobre la nieve recién caída que cubría al pueblo de pintoresca arquitectura. El mismo que serviría de escenario para acoger al campeonato internacional de snowboard.
La imponente belleza de los Alpes suizos sería testigo del espectáculo que elegiría a los destacados atletas con mejor precisión y destrezas para participar en las próximas olimpiadas.
Todos los años, los deportistas más destacados buscaban dejar su legado en la historia de este evento icónico, deslumbrando con sus increíbles maniobras.
El delicioso aroma a café se mezclaba con la cera para tablas, convirtiendo al ambiente en un espacio acogedor, mientras un incómodo silencio los invadía, solo siendo interrumpido por las pisadas de los transeúntes.
Un sentimiento de nerviosismo se apoderó de Mikael, sin olvidar la sobrecarga de estrés y la responsabilidad que tenía encima, aunque haría todo su esfuerzo por lograr clasificar.
-Y cuénteme, ¿cómo se preparan para hoy? -inquirió él, mirando hacia el valle-. ¿Están intranquilos o exaltados?
-En estos momentos solo pienso en la competencia -comentó Kari, rascándose la nuca-, tengo demasiadas emociones acaparadas dentro de mí que las ignoro. -Rodó los ojos-. Este día es nuestro, lo dejaremos todo en la pista. El año pasado fueron ellos, ahora el juego lo dominaremos nosotros.
-Esperemos que así sea -susurró Mikael.
Sus familiares se acercaron, dándole votos de convicción y suerte, luego se dirigieron las gradas buscando desde donde observar la competición.
El equipo se unió a los demás participantes para finiquitar los últimos detalles antes de comenzar.
Minutos después, el desafío inició con un discurso de apertura por parte del anfitrión, dándole la bienvenida a los seis equipos de cinco personas que participarían: Canadá, Japón, Suiza, Chile, Australia y Finlandia.
Sin embargo, la multitud clamaba al enfrentamiento de los australianos con los finlandeses, por tener a magníficos contrincantes en sus filas.
Un breve sorteo realizado generó como resultado que las damas tendrían el privilegio de abrir el certamen, comenzando por las niponas seguidas de los demás grupos.
Sini esperaba con paciencia en la hilera hasta que fuera su turno.
-Bueno, ahora el momento que todos han estado ansiando -aclaró el anfitrión, con tono misterioso-. Recibamos a la increíble, Sini Solo.
El público enloqueció de alegría cuando escuchó su nombre. Ella caminó hacia la rampa, agitando su mano en señal de saludo.
-¡Vamos Sini! -gritó Mikael, levantando sus pulgares.
Se colocó su equipo de protección, con el pensamiento de impresionar a los presentes, en cuanto iniciaba los trucos que podrían llevarla a la victoria.
Al terminar su participación, una sonrisa de satisfacción se enmarcó en su rostro, a la vez que se contoneaba hasta la zona de puntajes.
-Una grandiosa hazaña por parte de la finlandesa -afirmó el comunicador, mostrando una sonrisa-. Con un resultado de cuatro nueve y dos diez. Un buen promedio para nuestra queridísima Sini. ¡Muchas felicidades!
Ella volvió a sus compañeros, envolviendo en un cálido abrazo a su novio Mikael.
-¡Lo hiciste increíble, campeona! -elogió, besándola con calidez-. Eres toda una ganadora.
-Por supuesto, de eso no hay duda -respondió con aires de superioridad-. Soy insuperable.
Se retiró el resto del vestuario de protección, esperando impaciente la participación de la persona que le arrebató el título anterior.
-Y cerramos la categoría femenina con la actuación de la actual triunfadora, Dylan Moore -notificó el conductor.
La australiana volvió a demostrar que seguía siendo la reina del snowboard, al vencer de nuevo a la finlandesa. Dylan celebró su triunfo en compañía de sus amigos. Sini veía la escena de reojo.
-Para mí siempre serás una vendedora -murmuró Mikael, sujetándola por la cintura-. Además, te envidio porque te luciste allí y me dio un poco de celos -bromeó, arrugando los labios-. Igual tenemos seguro nuestro boleto a las olimpiadas.
Ella hizo un leve asentimiento con la cabeza.
-¿Cuál creen qué será el final de esto? -cuestionó el locutor, dirigiéndose hacia los aficionados-. La contienda está dominada por los australianos, seguido de los finlandeses que se hallan a pocos puntos de alcanzarlos. -Observó la tabla de posiciones-. ¿Quiénes ganarán? Esa respuesta la sabremos a continuación.
Mikael miró hacia el cielo, soltando un suspiro. Su momento había llegado. El proceso se repitió como lo hicieron con las mujeres.
-Ya sabes el procedimiento. -Kari le guiñó el ojo-. Dejemos que saboreen la gloria por un momento, pronto sabrán quién es la verdadera estrella del snowboard.
-Exacto, lástima que no seas tú -intervino Lelja, dándole un puñetazo en el brazo-. Les deseamos muchos éxitos y sobre todo demuestren de que están hechos.
En el momento en que Mikael se iba alejando, su novia lo sujetó por el brazo. Ella había sido testigo de las largas horas que pasaba practicando, incluso sin descansos intermedios para aprender nuevos trucos.
-Todos confiamos en ti -susurro, sosteniendo sus manos-, deja el nombre de Finlandia en alto, diviértete y has que cada esfuerzo valga la pena, Mik.
-Gracias por brindarme todo el apoyo -declaró, inflando los mofletes-. No estaría aquí, sino fuera por ustedes. Les prometo que no los defraudaré.
Tomó una gran bocanada de aire, centrándose en un solo objetivo, se sentía preparado para demostrar ante el mundo lo que tenía reservado.
-Vamos a darle un caluroso recibimiento al vigente ganador -informó el anunciante-. ¡Mikael Mäkenin!
Se masajeó el cuello, sintiendo un manojo de nervios; caminó a pasos rápidos como si estuviera modelando por una pasarela, la multitud coreaba su nombre.
El castaño se cubrió el rostro con la indumentaria de resguardo, subiéndose hasta la cima de la pendiente, al mismo tiempo que rezaba en su mente.
Situó la tabla sobre sus pies con la intención de realizar un Backside 180, aprovechó la ocasión para llenar sus pulmones con aire frío y de repente ya se encontraba haciendo el truco.
La velocidad aumentaba en el momento en que haría el giro. Sin embargo, un resbalón fue el causante de que perdiera el control y terminara cayendo en picada por la pista.
Un grito ahogado escapó de sus labios, sintiendo un dolor agudo recorrer por la anatomía cuando se golpeó fuerte contra la superficie.
Fue un imprevisto que lo dejó sin aliento, no podía movilizarse. Su visión se nubló, hasta que todo se sumió en una completa oscuridad y quedó inconsciente.
Un mutismo irritante invadió el lugar al instante que ocurrió el accidente. Las personas estaban perplejas, no entendían la realidad.
Sus amigos se acercaron a él, sintiendo un nudo en el estómago porque temían lo peor, debido a la altura que había caído.
-¡Mikael, despierta! Dime algo -pronunció su novia, sollozando-. Por favor, no es momento de bromas. -Le arrebató el equipo de su rostro-. ¿Estás bien? ¡Contesta!
Sin embargo, él no reaccionaba. Sini lo sacudió tratando de despertarlo, pero no funcionó. Ella llevó sus manos a la boca, anhelando que no estuviera muerto.
Intentó moverlo de nuevo, aunque alguien la detuvo.
-Señorita, le suplico que no haga eso -reprendió un paramédico, mirándola con seriedad-, podría tener alguna fractura y eso complicaría la situación del joven. Nosotros nos encargaremos.
La asistencia médica les pidió con amabilidad que despejaran la zona. No obstante, Sini se puso a la defensiva, pero Kari le recordó que podrían expulsarla por mal comportamiento.
Le hicieron una breve examinación, luego le colocaron la mascarilla de oxígeno, verificaron el pulso y su respiración.
La cámara se enfocó en los rostros de los competidores preocupados por la condición de Mikael. Lelja preguntó con curiosidad sobre el diagnóstico que obtuvieron, aunque solo se limitaron a asentir sin revelar detalles.
Lo colocaron en la camilla para llevarlo hasta el hospital más cercano.
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