Valentina y Estefanía, dos preciosas gemelas, solo han conocido el sufrimiento desde sus trece años, cuando fueron capturadas por una banda de hombres homosexuales, los cuales habitan un lugar en donde las mujeres no son más que esclavas condenadas a trabajos forzados. ¿Será suficiente el inmenso amor entre ellas, que toca las fronteras del incesto, para lograr sobrevivir y conocer algún día otra clase de vida que no esté regida por la fuerza del látigo?
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Valentina recordó aquel caluroso y fatídico día, seis años atrás, cuando aquellos hombres llegaron a raptarla. Tan solo tenía doce años y había pasado la tarde al lado de Estefanía, su idéntica hermana gemela, buscando flores para el jarrón de su madre. Se encontraban en una enorme pradera teñida de verde, con frondosos árboles y un pequeño río de aguas cristalinas. Vestía su traje blanco con estampados multicolores, llevaba sus pies descalzos y portaba una cesta en la mano, la cual se fue llenando de toda tipo de flores. Recordó la admiración que ya para esa época le despertaba su hermana. Aunque eran consideradas las niñas más lindas del pueblo, y no les faltaban pretendientes entre el numeroso grupo de muchachos, ella solo tenía ojos para su hermana. Mirarla era como mirarse a sí misma en un espejo, y aunque era consciente que su admiración y sus sentimientos hacia ella podrían considerarse un poco extraños, ya que solo quería que se presentara la ocasión perfecta para poderla besar en los labios, algo a lo que nunca se había atrevido, sabía que no sería feliz si no lograba llegar a compartir su vida al lado de ella como cualquier pareja de amantes.
Así mismo recordó haberse fijado en el pequeño insecto rojo con punticos negros posado en el cabello largo y castaño de su hermana, quien al igual que ella, iba descalza y llevaba un vestido de tonos crema. Le pidió detenerse con la idea de tomar entre sus manos al atractivo insecto para el momento en que a lo lejos los vio venir. Eran alrededor de diez hombres, todos montando a caballo y vestidos de negro. Cabalgaban a gran velocidad y no tardaron más de tres o cuatro minutos para detenerse frente a ellas. Algunos tenían los cabellos largos y oscuros, otros eran rubios o pelirrojos y solo uno de ellos lo llevaba corto y de color blanco. Pero no era un hombre viejo, mucho menos un anciano; se trataba de un joven supremamente atractivo, con un rostro de finas facciones y una figura esbelta. Por los ropajes que vestía, la elegancia de su caballo y su manera de montar, parecía estar por encima de los demás. Instantes después, y sin mediar palabra, varios de ellos descendieron de sus caballos, se abalanzaron sobre ellas, las derribaron y les amarraron las muñecas con lazos cuyos extremos opuestos estaban atados a la montura del caballo del hombre de cabello blanco. Sin entender lo que sucedía, de un momento a otro, entre llantos y gritos desesperados, se vieron forzadas a caminar detrás de los animales, tratando de mantener el acelerado paso que estos llevaban, evitando caer a tierra y terminar siendo arrastradas por un camino que había dejado la suave grama atrás y se había convertido en una dura trocha compuesta por toda clase de piedras y pequeñas rocas. No tardaron las plantas de sus pies descalzos, y las de su hermana Estefanía, en empezar a sangrar, pero por más que estas dolieran, sabían que sería mucho peor caer a tierra y terminar siendo arrastradas. Recordó haber caminado, en medio del dolor, el terror, el llanto y la incertidumbre, hasta el momento que el sol se escondió tras la montaña y la oscuridad lo invadió todo. Pasaron la noche sentadas, sus cuerpos atados a los árboles adyacentes a un pequeño claro en medio del bosque, sus bocas amordazadas evitando así cualquier tipo de comunicación entre ellas. Fueron pocos los momentos en los cuales logró dormir; el susto, la incomodidad, el dolor de pies, la sed y el hambre fueron superiores al cansancio cuyos efectos generalmente lograban hacerla dormir después de las largas y laboriosas jornadas al lado de su hermana y el resto de miembros de su familia. Aquella larga noche, gracias a la luz de plenilunio, pudo observar claramente, a pocos metros de distancia, la manera como el apuesto hombre de cabello blanco se besaba apasionadamente con uno de sus compañeros, un rubio de cabello largo quien lo superaba en estatura.
Pero aquellas memorias fueron interrumpidas por el fuerte dolor que el látigo de Parcer causó en su espalda desnuda. Era el recordatorio, el cual llegaba al menos cuatro o cinco veces al día, de la prohibición de relajarse durante las horas de trabajo. Se volteó a mirar al cruel capataz, tratando de esconder el odio, la furia y el dolor sentidos, a sabiendas de las horribles consecuencias que traería el mostrar una expresión medianamente parecida al desprecio. Sostuvo su mirada por breves instantes antes de volver a lanzar su pica sobre el pedazo de roca que habría de convertirse en parte de uno de los muros del lugar donde había pasado sus últimos seis años, el campamento de esclavas.
¿Podrá Patricia, la joven trombonista de la banda "Los Cuarenta", lograr el objetivo que por años ha deseado, el hacer de Esteban, el baterista de la banda, que sea solo suyo, mientras trata de mantener a sus padres y hermano con sus ganancias ? Las vidas de los jóvenes músicos de la naciente agrupación en las que no faltan los celos, los rencores, los amores, los odios y las traiciones.
Se suponía que mi matrimonio con Mathias me haría la mujer más feliz del mundo. Aunque sabía que él no me amaba, pensé que se enamoraría de mí una vez que lo colmara de amor. Ya pasaron cinco años y Mathias me trataba como a una cualquiera. Para colmo, conoció a su verdadero amor y cortó todos los lazos conmigo por culpa de ella. Él la presentó a todo el mundo; algo que nunca hizo por mí. Su infidelidad me llevó a la depresión. Me sentía totalmente destrozada. Tristemente, incluso en mi lecho de muerte, mi supuesto marido nunca apareció. Cuando volví a abrir los ojos, sabía que el destino me había dado una segunda oportunidad. Yo todavía era la esposa de Mathias y pasamos dos meses antes de que conociera a su verdadero amor. En esta vida, me negué a que él volviera a lastimarme. Consciente del gran error de mi antigua yo, le pedí el divorcio. Mathias rompió los papeles del divorcio una y otra vez y al mismo tiempo me encerró. "¡Rylie, deja de hacer estupideces! ¡Hacerte la difícil no me funciona!". Para demostrarle que hablaba muy en serio, seguí adelante y solicité a la justicia. Finalmente entró en pánico. Abandonó a la "mujer de sus sueños" y se arrastró a mi lado. "Por favor, dame una segunda oportunidad, Rylie. Te prometo amarte con todo mi corazón. Serás la única mujer en mi corazón de ahora en adelante. No me dejes, ¿de acuerdo?". Una guerra estalló en mi mente. Por un lado, no quería que me hicieran daño otra vez. Pero, por otro lado, no quería dejar ir al hombre que amaba tanto. ¡¿Qué debo hacer?!
Zen Luo, un joven y prodigioso patrón del clan Luo, perdió todo lo que apreciaba durante una pelea interna de la familia provocada por la codicia. Y después de eso fue esclavizado, pero al mismo tiempo, los impulsos de la venganza se calentaron a fuego lento. Nació una leyenda cuando, gracias al trabajo duro y la determinación, se convirtió en un arma poderosa. ¿Finalmente tendría éxito en vengar a su padre? ¿Llegaría al destino de la inmortalidad? ¿Qué pasaría con los que tratan de matarlo? ¡Lea esta historia y descúbralo!
Kallie era una muda. Su marido la ignoró durante cinco años desde su boda, no solo esto, ella hasta sufrió un aborto por culpa de su cruel suegra. Tras el divorcio, Kallie se enteró de que su exmarido se había prometido rápidamente con la mujer que realmente amaba. Sujetando su vientre ligeramente redondeado, se dio cuenta de que él nunca se había preocupado realmente por ella. Decidida, ella lo dejó atrás, tratándolo como a un extraño. Sin embargo, tras su marcha, ese hombre recorrió el mundo para buscarla. Cuando sus caminos volvieron a cruzarse, Kallie ya había encontrado una nueva felicidad. Por primera vez, él se humilló ante ella y le suplicó: "Por favor, no me dejes...". Pero la respuesta de Kallie fue firme y despectiva, cortando cualquier vínculo entre ellos: "¡Lárgate!".
Durante los tres años de matrimonio, lo único que Alicia recibió de su marido, Erick, fue indiferencia y disgusto. Justo cuando algo despertó su esperanza de que Erick finalmente hubiera cambiado, descubrió que él tenía motivos ocultos. Tanto el amor como la paciencia tenían fecha de caducidad. Incapaz de soportarlo más, Alicia solicitó el divorcio. Erick la acorraló contra la pared y exclamó: "¿Quieres divorciarte de mí? ¡De ninguna manera!". Aun así, Alicia estaba decidida a cambiar. Comenzó su camino hacia el éxito y pronto atrajo a muchos admiradores, lo que enojó mucho a Erick. Un día volvió a ver a Alicia, que estaba con unos niños. Al ver la escena, actuó fuera de lugar: "Déjame ser su padre". Alicia puso los ojos en blanco. "No necesito su ayuda, Sr. Ellis. Puedo cuidar de ellos por mi cuenta". Sin embargo, Erick no aceptaría un "no" por respuesta...
[Bebé Lindo + Identidad secreta + Héroes y heroínas poderosos] Caroline amó a Damian con todo su corazón durante cinco años. Ella desempeñó la esposa devota y vivió humildemente para él. Cuando su relación entró en crisis, ella esperaba que su embarazo salvara su matrimonio, pero lo que obtuvo a cambio fue solo un acuerdo de divorcio. Y para colmo, justo cuando estaba a punto de dar a luz, fue incriminada y su vida fue puesta en peligro. Después de sobrevivir a una experiencia tan desgarradora, estaba decidida a cortar los lazos con este hombre. Cinco años después, regresó con la cabeza en alto como la CEO de una empresa de renombre. Aquellos que solían intimidarla ahora han probado su propia medicina. Y la verdad sobre el pasado ha resurgido gradualmente... Deslumbrado por la confiada Caroline, su exmarido quería volver a estar con ella, pero ella hizo la vista gorda a sus avances. Damian suplicó desesperadamente: "Cariño, nuestro bebé quiere a ambos padres. ¡Por favor, vuelve a casarte conmigo!".
Durante los tres años de matrimonio con Brendan, Adeline fue tan humilde como el polvo. Sin embargo, lo que recibió a cambio no fue amor o afecto, sino indiferencia y desdén sin fin. Peor aún, cuando la querida del hombre volvió, se alejó de ella aún más. Finalmente, Adeline no pudo soportarlo más y solicitó el divorcio. Después de todo, ¿por qué debería quedarse con un hombre tan frío y distante? El siguiente seguramente sería mejor. Brendan vio a su exesposa irse con su equipaje. De repente, se le ocurrió una idea e hizo una apuesta con sus amigos. "Definitivamente se arrepentirá y se arrastrará de regreso a mí en poco tiempo". Después de escuchar esta apuesta, Adeline se burló. "¡Ni en tus sueños!". Unos días más tarde, Brendan conoció a Adeline en un bar. Resultó que ella estaba celebrando su divorcio. Poco después, notó que ella parecía ya tener un nuevo pretendiente. Brendan estaba empezando a entrar en pánico. La mujer que se había aferrado a él durante tres años ya no se preocupaba por él. ¿Qué iba a hacer?